La Maratón de Boston es la más antigua del mundo, la competición que todos los atletas desean correr, ganar y tener la oportunidad de llevarse a casa la codiciada medalla de unicornio. Muchos de ellos participan a modo personal, por una causa benéfica o simplemente por el honor que representa para ellos haber sido aceptados y formar parte de la competencia. El pasado 18 de abril, los latinos jugaron un papel importante, cada uno con historias y motivos distintos que hicieron del evento un importante acontecimiento deportivo.

Mauricio Briceño es originario de Bogotá, Colombia, pero actualmente vive en Toronto, Canadá. Llegó junto a su esposa Olga Linares y su hija Valentina para representar a su país natal. Participó en la carrera para servir de motivación a otros e invitó a los latinos a cuidar de su salud y estado físico, a ser mejores seres humanos cada día y a alcanzar sus metas construyéndolas paso a paso. Llevó el número 10344. “Corro por la paz mundial y para mantener una vida saludable”, expresó.

Nell Rojas, de 34 años, es una triatleta y corredora de larga distancia. Tiene raíces latinas, aunque nació en Colorado, su padre es de Nuevo México y sus abuelos de México. Alcanzó el puesto número 10 de la carrera y se convirtió en la primera estadounidense en cruzar la meta, ubicándose en el Top Women Runner y en el Top Americans Women Runner. Actualmente se desempeña como entrenadora y estuvo presente en las pruebas de maratonistas para el equipo olímpico de los Estados Unidos del año 2020, terminando en noveno lugar. “Represento a los Estados Unidos y a las latinas como muestra de que las mujeres sí podemos. ¡Fue algo muy especial para mí!”.

Jean Otero es originario de Puerto Rico y reside en Dallas, Texas. Corrió la maratón de Boston a nombre propio, aunque apoyó a la compañía Rehab at Home Pediatric y representó el nombre de su país, del cual aseguró sentirse orgulloso. “Es histórico. Pisar las calles de Boston es un honor para mí, es realmente grandioso correr en la maratón más antigua de la historia, me llena de mucha satisfacción haber corrido la misma ruta, en su fecha original, luego de dos años que no se ha podido realizar. Se sintió la emoción en las calles, fue genial, es algo fuera de este planeta”, expresó Otero visiblemente emocionado, quien llevó el número 902.

El ecuatoriano Freddy Ruiz, residente de New Jersey, mejoró su tiempo; pues las 26.2 millas las realizó en 2 horas con 45 minutos, por lo que admitió sentirse satisfecho. “Lo importante es que logré llegar a la meta, representé a Smiles from Heaven Athletic Club, una institución creada por un compatriota tras sufrir la pérdida de su hija por causa de una enfermedad. Puse mi corazón en la carrera. Estoy tan feliz de haber corrido por primera vez en esta maratón tan prestigiosa, significa mucho para mí porque es muy difícil poder calificar. Además, es realmente especial para mí porque dediqué esta carrera a mis hijas, fue por ellas”, indicó Ruiz, quien antes de cerrar compartió que «siempre hay que mantener la mente positiva, el cuerpo saludable con una buena alimentación y haciendo deporte para estar fuerte».

Para el quiteño Guillermo Fernández, haber clasificado fue un sueño hecho realidad, aunque aseguró que fue recorrido extremadamente duro y arduo. “En las Newton hills me golpeé con una pared, entonces fue muy difícil continuar, pero logré terminar con un buen tiempo: 2 horas, 50 minutos. Estoy muy feliz. Corro por motivación propia, no recibí ningún tipo de financiamiento y soy yo quien ha asumido todos los gastos porque en Ecuador es un poco complicado conseguir apoyo, entonces tengo un trabajo de ocho horas como investigador y en mi tiempo libre trato de entrenar tanto como sea posible”.

Los mexicanos Fabián Granados, de Chihuahua; y Mirtala Narváez Moreno, de Monterrey, se conocieron en la carrera, congeniaron, se hicieron amigos y compañeros inseparables de ruta. “Una experiencia maravillosa estar en este gran lugar, el apoyo se sintió increíble, el clima estuvo muy agradable, la gente siempre nos apoyó. El deporte siempre trae salud y bienestar a nuestro cuerpo, que es nuestro templo, por eso se recomienda hacer ejercicio”, puntualizó Granados, quien hizo las 26 millas en 2 horas con 55 minutos. Aseguró sentirse satisfecho con su tiempo, porque en Boston corren los mejores del mundo, el simple hecho de estar presente se convierte en un reto y en una gran satisfacción. Agregó que el mundo estuvo en pausa durante la pandemia y; sin duda, poder estar en la maratón le sirvió para reactivarse y representar a su país.
“Estoy muy contenta, fue una gran ruta. La gente siempre nos apoyó, eso motiva para no bajar el ritmo. Fue una maratón hermosísima, lindísima. (La carrera) es un gran reto porque existe un proceso de calificación, entonces vas con un grupo fuerte y tienes que mantenerte. Estoy muy orgullosa de mí, mi marca fue de 2 horas 56 minutos. Hoy, muchas mujeres estamos aquí gracias a las primeras que corrieron en 1972 , este es un deporte de mucha lucha y entrega”, indicó Narváez Moreno, una de las pocas mujeres latinas que participó.

Bastante cansado por haber corrido durante 3 horas y 7 minutos, pero a su vez feliz de haberlo logrado por cuarta vez como participante, Alfredo Huerta, quien nació en Toluca, pero creció en Virginia, aseguró que es una experiencia inigualable y que solo quien la vive logra dimensionar su alcance. “Todos tenemos nuestra propia meta, no nos podemos comparar con nadie, pero sí motivarnos los unos a los otros. Particularmente corro por mi familia y por los sacrificios que los latinos tenemos que pasar en los Estados Unidos. Además, correr el día de Los Patriotas hace del evento un momento más especial». Huerta aprovechó para aplaudir «el hecho que todos los participantes tuvimos que tener las vacunas contra el COVID-19, de lo contrario no podríamos estar aquí”, indicó el joven deportista que, aunque no es atleta profesional, ha participado en diferentes maratones como la de Virginia, que se llevó a cabo el fin de semana anterior a la de Boston, por lo que solo tuvo un día para descansar.

Un brasileño de nombre Nicolás Mate expresó en español fluido que, tras finalizar la carrera en 3 horas y 14 minutos, se sintió realmente como un vencedor. Comentó que estar en Boston por primera vez fue una experiencia indescriptible para él, sobre todo por tratarse de una de las competiciones de más difícil clasificación. Correr la Maratón de Boston “es un sueño para cualquier deportista, vine desde São Paulo con unos amigos para ser parte del grupo del famoso entrenador Marco Pablo Reyes, MPR, que estuvo conformado por 68 personas entre hombres y mujeres”, manifestó. Para concluir contó que llevó con orgullo el número 4364 y que todo esfuerzo valió la pena, desde las horas de entrenamiento hasta sentir la adrenalina al momento de cruzar la línea de meta.

Para Daniel Ortiz Pérez, de México, la maratón de Boston es una competencia emblemática, esta fue su segunda vez participando y le tomó 2 horas con 24 minutos recorrer las 26.2 millas de distancia. “Aunque no fue mi mejor marca, me voy con más confianza y con ganas de prepararme para el siguiente evento. Mi mensaje para los latinos es que sigamos preparándonos, debemos trabajar en equipo para crear una estrategia de carrera y ver mejores resultados; porque el tema de los atletas de Kenia ha sido muy relevante, en los últimos años han avanzado mucho y nosotros (los latinos), así como ellos, necesitamos unirnos para prepararnos mejor”, indicó Ortiz Pérez, quien a pesar de no poder entrenar a tiempo completo por falta de patrocinadores, corrió en una categoría élite por sus registros de tiempo. Más allá de su situación, pudo vivir la emoción de cruzar la meta, un sentimiento que solo los atletas conocen.