Por Ignacio Serrano
Tiene solo 20 años de edad, se llama Roki Sasaki, acaba de tirar un Juego Perfecto y es la nueva sensación del beisbol japonés.
Conozcan a quien probablemente llegue a ser uno de los próximos productos de importación de lujo de la MLB.
El nombre de Sasaki saltó a los medios de comunicación este domingo, al completar una hazaña que pocas veces se ve en el beisbol profesional.
No solo retiró a los 27 hombres que vio en el compromiso entre sus Marinos de Chiba Lotte y los Búfalos de Orix. Además, ponchó a 19, y a 13 de ellos de manera consecutiva.
Ambas cifras son récords para la NPB, el muy competitivo circuito de beisbol profesional nipón.
La rareza lograda por Sasaki es inusual en cualquier liga, sea la japonesa o sea el Big Show. Pasaron 28 años entre los últimos dos perfectos en la Tierra del Sol Naciente y, no podía ser de otro modo, la prensa del archipiélago lo celebró.
Y es que el derecho lanzallamas es toda una rareza en sí.
Está apenas en su segundo año como profesional, el primero completo. Dominó las ligas menores de su país con tal autoridad en 2021 (0.45 de efectividad en 5 juegos), que terminó siendo parte de la rotación de los Marinos.
No fue menos en el equipo grande. Su promedio fue de 2.27 en 11 comienzos, con más de un ponche por inning y buen control. No deslució ante peloteros con mucha más experiencia que él. Y se ganó un lugar para estar en el roster inaugural de 2022.
Pero es que su gesta ocurrió con un compañero igualmente precoz detrás del plato. Porque su catcher, Ko Matsukawa, el encargado de llamar y recibir sus pitcheos, es todavía más joven: ¡tiene apenas 18 años de edad!
Matsukawa estaba todavía en el bachillerato cuando Sasaki dio el salto al beisbol profesional. Son dos niños, metafórica y literalmente. Dos niños felices, posando para una foto histórica.
«Puse mi confianza en él hasta el final», declaró el lanzador a la prensa de su país.
Sasaki aseguró, además, que no se obsesionó con lograr la perfección.
«Honestamente, no estaba pensando en esa posibilidad», aseveró. «Pensé que estaría bien si permitía un hit. Así que, simplemente, lancé».
La joya ocurrió el mismo día en que Seiya Suzuki disparó su primer jonrón en las Grandes Ligas. Y tres fechas después de que Shohei Ohtani abriera la temporada de los Ángeles de Los Ángeles como pitcher y primer bateador.
Suzuki es la más reciente exportación del Japón al Big Show. Es un patrullero con poder para acariciar los 40 cuadrangulares y velocidad para robar muchas bases. Al menos fue eso lo que hizo en la NPB y lo que esperan verle hacer ahora los Cachorros de Chicago.
Su casi tocayo Sasaki posiblemente tenga que esperar para cruzar el Océano Pacífico. Una regla en el beisbol asiático impide a los jugadores nativos declararse agentes libres antes de cumplir nueve temporadas allá. Salvo que el propio monticulista convenza a Chiba Lotte de que lo vendan al mejor postor en las Grandes Ligas.
Así pasó con Ohtani y Suzuki. Deseaban probarse en un nivel superior y sus escuadras colaboraron para adelantarles esa ceremonia de graduación como bigleaguers.
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Sasaki tiene todo para triunfar: su recta supera las 100 millas por hora y no da muchos boletos (tan solo 1,8 por cada 9 entradas desde que es profesional).
Pronto comenzarán a tentarlo con la posibilidad de dar ese otro salto hacia la MLB.