«¡Ay, mis hijos!». Con esas tres palabras se conforma una de las más grandes leyendas de la región y que tiene su origen en México. La Llorona, una mujer que deambula por las calles en búsqueda de los pequeños que ella misma asesinó, forma parte de la cultura regional, una historia cargada de terror que corre de generación en generación.
Para conocer cómo se desarrolló todo, hay que retroceder hasta la época colonial, cuando una mujer de origen indígena sostuvo un romance con un caballero español; sin embargo, todo se rompió cuando la mujer le pidió al hombre formalizar su condición.
La leyenda relata que la negativa de este, supuestamente por cuestiones sociales, desató el caos.
Al saberse rechazada, la mujer despertó en medio de la noche a sus hijos (un niño y una niña), los llevó a un río cercano y los asesinó de varias puñaladas cegada por la ira causada por su pareja.
Pero cuando cayó en cuenta de la magnitud de sus actos, emitió el grito que acompaña su historia.
El nacimiento de La Llorona
A partir de ahí, cuenta la leyenda, no se supo más de ella. Bajo el dolor desatado por un acto pasional en el que las víctimas fueron sus propios hijos, la mujer desapareció de su comunidad para dar paso a una nueva historia popular.
Según los relatos, una mujer con vestido blanco y cabello largo deambula por las calles mientras llora. Su mensaje es el mismo, un lamento por la vida perdida de sus hijos, a quienes busca sin éxito.
Influencia
La leyenda es tan grande en la región que la presencia de la historia se ha hecho sentir en la literatura latinoamericana en numerosas ocasiones. La narrativa vinculada al mito se pasea por todo tipo de escritos para eventualmente saltar al cine.
Desde la década de 1930, largometrajes que hacen alusión a La Llorona conforman la infinita cultura fílmica hispana; no obstante, su historia también caló en Hollywood.
En 2019, La Maldición de La Llorona llegó a la pantalla norteamericana de la mano de Michael Chaves. Ese mismo año, el film de Jayro Bustamante con el nombre del mito tuvo una enorme trascendencia al punto de ser reconocido con el Premio del Director Giornate degli Autori en el festival de Venecia.