La guerra en Afganistán duró casi 20 años y fue administrada por cuatro presidentes de Estados Unidos. Aunque todos querían salir del conflicto, ninguno tomó la decisión final ni asumió las consecuencias hasta la llegada de Joe Biden, quien ahora enfrenta duras críticas por el caos registrado esta última semana en el país asiático.
¿Cómo inicia el conflicto?
Los talibanes llegaron al poder por primera vez en Afganistán en la década de 1990, formados por guerrilleros que expulsaron a las fuerzas soviéticas en la década anterior con el apoyo de la CIA y los servicios de inteligencia paquistaníes. La mayoría de sus miembros son pastunes: el grupo étnico más grande del país.
El fundador, Mohammad Omar, un comandante de la resistencia antisoviética, lanzó el movimiento en 1994 para asegurar la ciudad de Kandahar, en el sureste, que estaba plagada de crimen y violencia. La visión de justicia de los talibanes les ayudó a acumular poder.
“En ese momento, la gente realmente quería la ley y el orden, y no había ninguno”, explicó Kamran Bokhari del Instituto Newlines, un grupo de expertos en política exterior, en una reseña de The Washington Post.
En el otoño de 1996, los talibanes tomaron Kabul y declararon a Afganistán un emirato islámico, pero su gobierno fue brutal y represivo. Las mujeres prácticamente no tenían derechos; se les prohibió la educación y se les obligó a usar ropa que las cubriera por completo. Se restringió la música y otros medios de comunicación.
La ideología de los talibanes era similar a la de su contraparte Al Qaeda, aunque sus intereses se limitaban a gobernar Afganistán.
Bush contraatacó
Estados Unidos fue atacado el 11 de septiembre de 2001, cuando derribaron las Torres Gemelas, y el entonces presidente George W. Bush invadió Afganistán e Irak para encontrar a los atacantes.
Tenía el apoyo del Congreso y gran parte del país para su misión, pero estaba forjando un nuevo conflicto en una tierra extraña, y eso se prestó a muchos errores, señaló Emily Harding, una experta en inteligencia ahora en CSIS.
La administración Bush había esperado que después de que los malos fueran expulsados de Afganistán, pudieran devolver con seguridad el poder político a los afganos. Rápidamente se dieron cuenta de que era imposible y se quedaron atrapados en el país sin una ruta clara sobre qué hacer a continuación, aseguró Harding.
Los líderes talibanes albergaron a Osama bin Laden y a otros miembros de Al Qaeda involucrados en los ataques terroristas del 11 de septiembre.
Después de ser derrocados, los talibanes se dispersaron. Algunos líderes encontraron refugio en Pakistán, donde comenzaron a fortalecerse con la ayuda del establecimiento de seguridad local.
Bush dio un giro hacia la construcción de una nación. “Al ayudar a construir un Afganistán que esté libre de este mal y sea un lugar mejor para vivir, estamos trabajando en las mejores tradiciones de George Marshall”, dijo el expresidente al anunciar el plan.
Cuando Bush dejó el cargo en 2009, había alrededor de 25 mil soldados en Afganistán y la guerra estaba a punto de intensificarse.
Muerte de Osama bin Laden
El expresidente Barack Obama puso fin a la guerra en Irak y se propuso hacer lo mismo en Afganistán. Su estrategia consistía en aumentar para que pudiera disminuir. Envió varias oleadas de decenas de miles de tropas, y en un momento el total de efectivos llegó a 100 mil, a medida que la violencia se intensificaba.
Obama también pidió el fin de los combates en 2014, y cuando llegó esa fecha, declaró que la lucha había terminado. “(Nuestra) misión de combate en Afganistán está terminando y la guerra más larga en la historia de Estados Unidos está llegando a una conclusión responsable”, dijo a los estadounidenses a finales de ese año.
Craig Whitlock, de The Washington Post, dijo que la afirmación de la administración Obama de que la lucha había terminado fue “uno de los engaños y mentiras más atroces que los líderes estadounidenses difundieron durante dos décadas de guerra”.
Un momento simbólico en la guerra contra el terrorismo anunció Obama: Estados Unidos encontró y mató a Osama bin Laden, el cerebro de los ataques terroristas de 2001, después de una década de huida.
Cuando Obama dejó el cargo en 2017, había alrededor de 9 mil soldados en Afganistán.
Orden de salir
Donald Trump llegó al poder en 2017 con duras críticas a Bush y otros republicanos por el manejo de la política exterior. Prometió poner fin a “guerras interminables” y devolver las tropas a casa.
Trump firmó un acuerdo de paz con los talibanes que estableció que Estados Unidos se iría en aproximadamente un año y, a cambio, los talibanes prometían no permitir que Afganistán albergara a terroristas que atacaran a Estados Unidos.
Sin embargo, Trump no compartió públicamente la carencia de un mecanismo de aplicación para evitar que los talibanes albergaran a los terroristas. Cuando dejó el poder, el 20 de enero de este año, las tropas en Afganistán eran 2 mil 500.
El costo político
Cuando Joe Biden tomó la presidencia el debate sobre retirarse de Afganistán estaba resuelto.
Aunque Biden revirtió muchos de los acuerdos internacionales de Trump, mantuvo el pacto de paz con los talibanes. Estados Unidos estaría fuera de Afganistán para el vigésimo aniversario de los ataques del 11 de septiembre de 2001.
“Estados Unidos hizo lo que fuimos a hacer en Afganistán: conseguir a los terroristas que nos atacaron el 11 de septiembre y hacer justicia a Osama bin Laden, y degradar la amenaza terrorista (…) Logramos esos objetivos. Por eso fuimos”, dijo Biden en julio.
“No fuimos a Afganistán para construir una nación. Y es el derecho y la responsabilidad del pueblo afgano solo decidir su futuro y cómo quieren gobernar su país”.
Con el caos generado, el retorno de los talibanes al poder y cientos de personas que desean huir de Afganistán, Biden ha sido duramente criticado por líderes tanto republicanos como demócratas. Los señalamientos se fundamentan en cómo se realizó la retirada del país.
Los servicios de inteligencia advirtieron que los talibanes podrían retomar el poder en tan solo seis meses. Sin embargo, en julio, Biden aseguró a los estadounidenses: “Es muy poco probable que los talibanes lo invadan todo y sean dueños de todo el país”.
Eso está ocurriendo. Los talibanes invadieron el país incluso antes de que los militares estadounidenses se fueran oficialmente.
Con información de The Washington Post.