Por: Yulieth Osorno
Jhon Munera, un empleado de mantenimiento en el área de East Boston, Massachusetts, solía pagar entre $8 y $10 dólares por una carrera en Uber o Lyft desde su trabajo hasta Revere, donde hacía entrenamientos regulares de fútbol todas las semanas. Ahora, no sólo el viaje ha aumentado de precio al doble o más, sino que el tiempo de espera es de hasta media hora, y a veces simplemente no hay conductores disponibles.
“En los últimos meses me he visto obligado a pagar tarifas que se salen de mi presupuesto, pero no me queda más alternativa, ya que muchos de los lugares a los que voy no son cercanos a una estación del tren” comenta Munera.
A medida que las personas vacunadas están reincorporándose en masa a la vida social y laboral, la demanda por servicios de transporte ha aumentado. Pero muchos usuarios de Uber y Lyft se han encontrado con la incómoda situación de tener que esperar más tiempo al solicitar el servicio y pagar tarifas inusualmente altas en comparación con tiempos pre pandémicos.
En todo el país, la industria del transporte compartido está experimentando una escasez histórica de conductores.
Uber tenía 3,5 millones de conductores activos durante los primeros tres meses del año, un 22 por ciento menos que el año anterior, según dijo al New York Times Dara Khosrowshahi, director ejecutivo de Uber.
Muchos conductores dejaron de trabajar durante la pandemia, por miedo a estar expuestos al virus, por dificultades en el cuidado de niños, o porque era más rentable trabajar para otras empresas o recibir los beneficios de desempleo.
Ramiro Bastidas lleva alrededor de 5 años trabajando para Uber. Pero durante la pandemia, decidió cambiarse temporalmente a otro trabajo en Amazon como repartidor de paquetes. «Ganábamos muy poco, a veces tan poco como $5 por hora, porque la demanda había bajado mucho, sin contar el riesgo de contagiarse», dijo Bastidas, quien asegura que muchos de sus compañeros conductores no han regresado o se han mudado de industria.
Tanto Uber como Lyft han aumentado los precios del servicio y han implementado incentivos con la esperanza de atraer a los conductores de vuelta al trabajo. Según un informe de ganancias del presidente de Lyft, John Zimmer, la compañía gastó $100 millones en incentivos para conductores en el primer trimestre del año. Uber abona $250 extras para los trabajadores que completen 100 carreras de lunes a jueves y Lyft tiene un sistema similar.
La estrategia funcionó para Bastidas, quien decidió regresar a trabajar para Uber. «Ahora hago más dinero, ya que Uber ha tratado de promocionar al máximo el que sus conductores vuelvan a la compañía. Nos motiva con bonos y ahora sí merece la pena. Pero si la oferta de conductores regresa a lo normal, es probable que estos incentivos se acaben», dijo.
Otro posible factor para comprender el aumento de tarifas es que estas compañías han operado sin ganancias por muchos años desde que se fundaron, y ahora están buscando recuperarse. “Uber está presionando para alcanzar la rentabilidad en este momento, lo que no ha podido lograr hacer desde su fundación en 2009” comentó Hubert Horan, un experto en la industria del transporte.
Para Uber y Lyft, el negocio podría mejorar a medida que los estados y países abran y permanezcan ofreciendo los servicios con normalidad, según un análisis de Forbes. Ambas compañías planean seguir teniendo estrategias diferentes, donde prevalezca un equilibrio entre la oferta y la demanda entre usuarios y conductores.
Asimismo, planean seguir apostándole a servicios como Uber Eats, el cual, después de la pandemia, se ha convertido en la entrega de comestibles líder, ofreciendo diversificación de las fuentes de ingresos en esta compañía.