Distintos aspectos en la sociedad se han visto tocados y transformados desde que inició la pandemia. El COVID-19 no solo ha traído consigo secuelas físicas, sino también mentales, «desde la ansiedad vinculada con la transmisión del virus y el impacto psicológico de los confinamientos hasta las consecuencias del desempleo y las dificultades financieras», comentó Andrew Cruz, médico psiquiatra de MacLane Hospital e instructor de Harvard Medical School.
«Uno de cada tres pacientes fue diagnosticado con un trastorno de salud mental o neurológico, dentro de los seis meses posteriores al contagio», según un artículo de la revista médica The Lancet Psychiatry.
Llegaron a esta conclusión después de realizar un estudio publicado en abril de 2021. Se analizaron datos de 236.379 personas que padecieron la enfermedad y otros pacientes que tuvieron otras enfermedades respiratorias, arrojando como resultado que «existe un 44 % más de riesgo de ser diagnosticado con un trastorno mental o neurológico después de padecer covid-19 que tras sufrir la gripe, y un 16 % frente a las demás enfermedades respiratorias».
Algunas de las secuelas mentales más comunes son la ansiedad, la depresión, el estrés postraumático, y para aquellos que tuvieron la enfermedad de manera más severa, que por ejemplo estuvieron hospitalizados o entubados, se presentan también problemas para concentrarse, pérdida de la memoria, trastorno bipolar, entre otros, indicó Cruz.
Por ejemplo, si una persona tiende a ser más ansiosa y está expuesta a dificultades relacionadas con la enfermedad, como hospitalizaciones o muchas complicaciones para respirar, «probablemente esa persona va a desarrollar problemas de salud mental después del COVID-19, a diferencia de aquellos que nunca han tenido este tipo de sentimientos o angustias», explicó.
Sin embargo, no todas las personas padecen con la misma intensidad, «cada vivencia es individual. No hay igualdad en el sufrimiento humano. La gente sufre de diferentes maneras», señaló el psiquiatra.
Ser consciente
Para Cruz se debe tener claro que el cuerpo y la mente deben estar conectados para que el organismo funcione de manera correcta. «Todos tenemos estrés en nuestras vida diaria, pero seguimos siendo capaces de cepillarnos los dientes, ducharnos todos los días, pagar las facturas y hacer la compra, ayudar a los niños a vestirse siempre», señaló.
Ahora bien, cuando ocurre «un cambio en nuestro funcionamiento»; es decir, «podemos hacer las mismas cosas que antes, pero ya no con la misma capacidad. Por ejemplo: si eres el CEO de una empresa y antes de la pandemia hacías ejercicio todos los días y eras una persona de muy alto rendimiento; pero ahora eres incapaz de hacer ejercicio como solías, o ya no puedes dirigir la empresa como lo hacías».
Estos aspectos que forman parte del diario vivir son los que van sumando y es allí «cuando debes pedir ayuda», antes que la situación pueda ser más grave. «La ansiedad, la depresión, son todas experiencias normales, experiencias humanas normales, parte de la condición humana, parte del sufrimiento humano. Y si alguna vez se vuelven tan graves que la gente piensa en hacerse daño a sí misma, en hacer daño a otra persona, la gente tiene que ir a una sala de urgencias», advirtió.
Si existe una disminución de la alimentación, falta de la energía, disminución de la concentración o simplemente se empieza a actuar de manera diferente a lo normal. Esas son razones para preguntarte: ¿qué está pasando?, afirmó Cruz.
«Como siempre, creo que si hay alguna preocupación, no se pierde nada, solo se gana buscando la ayuda de un profesional», destacó el psiquiatra.
Asimismo, resaltó que «es muy importante, especialmente en la comunidad hispana, que a veces no podemos admitir nosotros mismo lo que nos está pasando o lo que estamos padeciendo porque somos muy orgullosos».
Reconducir posibles trastornos
«Si alguien siente que no puede manejar (la situación) por sí mismo o con su red de apoyo, debe llamar a un hospitales para ser referido a un tratamiento de salud mental», advirtió Cruz. Dicho esto, en general, hay ciertos consejos para mitigar el estrés al cual se ha visto sometido el sistema de salud mental durante la pandemia.
El coronavirus impuso algunos cambios de vida; a pesar de ello, es necesario crear rutinas que sean saludables, que cuenten con un horario establecido para actividades como el ejercicio, la comida y el sueño. Evitar el descontrol en este tipo de actividades, ayudará a la salud mental y al proceso de recuperación post COVID-19.
Incluir un espacio en el día en el cual se concentre solo en respirar y relajarse «mantener los regímenes de ejercicio, los regímenes de caminata, (…) solo tienes que ser creativo», argumentó. Para esto puede buscar videos en internet o aplicaciones que te ayudarán a realizar nuevas actividades.
Es importante reactivar contactos, Cruz considera que esta es una de las medidas que más ayuda en la recuperación, volver a estar en comunicación con amigos o familiares sea de manera presencial o por medio de la virtualidad (para mayor seguridad) hará que te distraigas y estés feliz. Recobras energías por medio de la interacción con otras personas.