La pandemia ha cambiado la movilidad en Boston. Ahora que los trabajadores se preparan para regresar a las oficinas en los edificios del centro de la ciudad, que han estado prácticamente vacíos durante los últimos 16 meses, los viajes en transporte público serán distintos.
Con las tasas de vacunación estatales entre las más altas del país y las infecciones en algunos de sus niveles más bajos desde la llegada del COVID-19, muchos empleadores anunciaron fechas entre septiembre y octubre para regreso al trabajo de manera presencial.
Pero cómo planearán los empleados sus viajes a las oficinas a diario sigue siendo un misterio, tanto así que expertos en transporte desconocen cómo será la movilidad tras la pausa que duró más de un año debido a la pandemia.
Lo que está claro es que las cosas probablemente serán diferentes a como lo eran antes.
Ciertamente, se espera que la MBTA presente el próximo mes un programa distinto de servicios de otoño. Los autobuses operarán al 93 por ciento de los niveles previos a la pandemia, mientras que el horario de servicio para las Líneas Azul, Roja y Naranja será cercano al de costumbre, según un portavoz de la agencia.
Por otra parte, la MBTA redujo drásticamente varios servicios en distintas comunidades durante el pico de la pandemia. Algunos medios de transporte no están operando. Asimismo, algunos residentes han tenido que optar por viajar en vagones de tren abarrotados con el coronavirus aún al acecho y algunos pasajeros incumpliendo el mandato de la máscara.
Según una encuesta de la ciudad de Boston publicada a finales del año pasado, aproximadamente el 38 por ciento de los viajeros dijo que después de la pandemia planeaba usar un vehículo privado para ir al trabajo, lo que reflejó un aumento del 23 por ciento respecto a quienes conducían antes de la pandemia. Teóricamente, esos serían hasta 60.000 automóviles más en las carreteras cada mañana durante la hora pico de, según las cifras de tráfico de la ciudad.
Para medir el alcance de las repercusiones financieras de la crisis, la Administración Baker encargó a la consultora McKinsey & Co llevar a cabo un análisis con base en cientos de empresas y residentes del estado. Este estudió mostró que en Boston habrá un cambio en el panorama laboral, hasta un tercio de los empleadores planea reducir los espacios físicos de trabajo u oficinas, también se prevé que los viajes de negocios a la ciudad también disminuyan notablemente.
El informe indicó que, con respecto a la movilidad y el transporte, el uso del Commuter Rail podría caer entre un 15 y un 50 por ciento respecto a los niveles previos a la pandemia, mientras que el número de pasajeros en autobuses y metro podría caer en un 25 por ciento.
Algunas de las cifras recientes informadas por el Departamento de Transporte de Massachusetts, por ejemplo, indican una tendencia preocupante: los niveles de tráfico en algunas carreteras ya se acercan a los niveles de 2019, y en algunos casos los superan.
La demanda de automóviles usados aumentó el año pasado, ya que las personas buscaban evitar el uso del transporte público y las aplicaciones de viajes compartidos. La pandemia también llevó a algunos a abandonar la vida en la ciudad por viviendas más espaciosas en los suburbios, lo que podría significar que más automóviles deberán hacer viajes más largos para ir al trabajo.
E incluso cuando se ha vuelto cada vez más claro que muchos empleadores ofrecerán una mayor flexibilidad para trabajar desde casa, según expertos, eso no significa necesariamente que las carreteras vayan a estar más libres.
Debido a que el coronavirus sigue circulando -aunque en menor medida-, muchos en Massachusetts siguen teniendo miedo de tomar sus antiguas rutinas de viajes, incluso estando totalmente vacunados.