El presidente Joe Biden pronunció el martes su condena más enérgica a la ola de restricciones al voto propuestas en los estados liderados por republicanos en todo el país, esfuerzos que, según el mandatario, son la mayor amenaza para la democracia estadounidense desde la Guerra Civil.
El discurso de Biden fue un intento de inyectar nueva vida a los flaqueantes esfuerzos para aprobar una legislación federal que aborde el problema. Pero aunque intensificó su explicación de lo que está en juego, su discurso no incluyó un llamado al Senado para que cambie el obstruccionismo, que es visto por los defensores como la mejor, y quizás la única, forma de marcar el comienzo de los tipos de cambios que busca Biden.
En el National Constitution Center de Filadelfia, en una sala llena de imágenes de Benjamin Franklin y citas de Daniel Webster y Theodore Roosevelt, Biden comparó las nuevas leyes con la supresión de votantes por parte del Ku Klux Klan y con las leyes de la era de Jim Crow que privaron de sus derechos a casi todos los votantes que no eran blancos y varones. Él criticó las leyes que restringen el acceso, llamándolas “subversión electoral cruda y sostenida”, y dijo que las elecciones de mitad de período de 2022 podrían resaltar los efectos dañinos de las nuevas leyes.
«Asalto en Estados Unidos»
«Esta es una prueba de nuestro tiempo», dijo a una multitud de 300 defensores de los derechos civiles, los principales asesores y funcionarios locales.
“Escúchenme claramente”, agregó. “Hoy se está produciendo un asalto en Estados Unidos, un intento de suprimir y subvertir el derecho al voto y las elecciones libres y justas. Un asalto a la democracia, un asalto a la libertad, un asalto a quienes somos”.
Instó a los estadounidenses a canalizar su preocupación hacia la acción.
«Nos enfrentamos a la prueba más importante de nuestra democracia desde la Guerra Civil», dijo. “Eso no es una hipérbole. Desde la Guerra Civil, los confederados en ese entonces nunca abrieron una brecha en el Capitolio como lo hicieron los insurrectos el 6 de enero. No digo esto para alarmarte. Digo esto porque deberías estar alarmado».
The Washington Post. Traducción libre por El Tiempo Latino