Los niveles de los embalses están cayendo en todo el oeste de Estados Unidos, a medida que la sequía se intensifica en la región y el intenso calor del verano afecta aun más el suministro de agua y el paisaje circundante.
Hay embalses que se encuentran en niveles históricamente bajos o se acercan a ellos debido a la poca lluvia que cae en esa temporada, combinadas con el aumento de las temperaturas debido al cambio climático, reseñó The Washington Post.
La crisis de la sequía es quizás más evidente en la cuenca del río Colorado, que registró uno de sus años más secos. El embalse más grande del país, el lago Mead, cerca de Las Vegas, se encuentra en su nivel más bajo desde que se llenó después de la construcción de la presa Hoover en la década de 1930.
Actualmente el Mead se encuentra a 1 mil 069 pies sobre el nivel del mar: el 35% de su capacidad total. Suministra agua a Arizona, Nevada, California y México.
Más arriba, el lago Powell, que alimenta al lago Mead, tiene solo 34% de su capacidad total. Para la próxima primavera, se proyecta que el Powell alcance su nivel más bajo desde que se llenó en 1964, posiblemente poniendo en peligro su capacidad para generar energía.
Los dos embalses más grandes de California, el lago Shasta y el lago Oroville, están en camino de alcanzar mínimos récord este verano, ahora al 37% y al 31% de sus capacidades totales, respectivamente.
En medio de una primavera cálida y las altas temperaturas del comienzo del verano, la capa de nieve de las montañas nunca llegó a los ríos y embalses, simplemente se filtró en suelos secos o se sublimó directamente a la atmósfera.
“Los niveles de los embalses en el segundo año de esta sequía son los mismos que durante el tercer o cuarto año de la sequía anterior”, dijo Jay Lund, profesor y experto en recursos hídricos de la Universidad de California en Davis.

A medida que avanza el verano, los niveles del agua en embalses seguirán descendiendo.
Fuente: Diana Leonard, Laris Karklis y Zach Levitt/The Washington Post.
Traducción libre del inglés.