María Martínez es una mujer salvadoreña de 36 años, tiene dos hijos y vive en Everett. Actualmente es contact Manager en East Boston Neighborhood Health Center, pero su llegada a ese puesto fue fruto de su dedicación y trabajo.
Martínez es sobreviviente de la Guerra Civil de El Salvador, conflicto bélico interno ocurrido en el país centroamericano, en el que el ejército gubernamental -la Fuerza Armada de El Salvador (FAES)- se enfrentó a las fuerzas insurgentes del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). El conflicto armado nunca fue declarado en forma oficial, pero se considera usualmente que se desarrolló entre 1979 y 1992. «Ese epsodio fue muy difícil, tenía entre 7 y 10 años, recuerdo que pasábamos días sin poder salir de la casa, porque la guerilla era muy peligrosa. Ellos peleaban con los civiles», contó Martínez.
Sin embargo, su madre decidió irse del país con quien sería el padrastro de María, y así fue como llegaron a Boston en 1993. «Fue complicada mi adapatación a Boston. Llegas a un lugar muy frío, caen cosas blancas del cielo que no sabes ni que son, todo es muy hermoso en las calles, el agua es potable, todo está en orden. Eso fue raro para mí, ya que no se parecía en nada al lugar del cual venía», dijo.
Un tiempo después su madre se separó y siguió adelante con sus cuatro hijos. «Mi madre nos ayudó a adaptarnos, y nos enseñó a seguir adelante. Ella vendía pupusas (masa de maíz o arroz rellenas) para ganar dinero», contó. «Nosotros siempre estuvimos acostumbrados a trabajar desde que éramos niños. Mi madre trabajó muy fuerte por muchos años, ahorró hasta que pudo comprarse una casa, siempre nos inculcó que trabajando se puede lograr todo».
Martínez decidió formarse con un curso en Administración Médica, y en ese pograma hizo una pasantía con Cambridge Health Alliance, en el que le habían ofrecido un puesto fijo. Sin embargo, María no pudo aceptarlo, ya que tenía un hijo recién nacido y el horario era nocturno. Luego, vio un anuncio de trabajo en East Boston Neighborhood Health Center, y aplicó. «Me llamaron la segunda vez que apliqué para una posición de operadora», contó. Luego de trabajar un año, en ese puesto, fue subiendo de nivel, poco a poco. «Cuando llegué a la clínica en el 2012, yo sabía que quería crecer», aseguró.
Posteriormente, la supervisora que estaba en el departamento, se fue del cargo. «Yo pregunté si podía aplicar al rol de supervisora y me dijeron que estaban buscando a alguien con experiencia, pero insistí, y más adelante me dejaron aplicar, y así fue cómo conseguí el puesto». Luego, la manager del departamento se fue también, y Martínez volvió a insistir con el puesto y ahora es contact Manager en EBNHC.
El puesto exige mayor preparación y responsabilidad, y Martínez tuvo que tomar el mando del cargo en medio de la pandemia global del COVID-19. «Ha sido un año muy difícil, llevo ocho meses como Manager», contó. «Al principio, el exámen del COVID-19 solo se hacía a personas con ciertos síntomas, luego cambiaron ese criterio, y ahora se le hace a cualquier persona», dijo. Martínez, confiesa que ella y su equipo, están trabajando largas horas de 8 am a 7 pm, incluyendo fines de semana.
El EBNHC estaba ofreciendo pruebas gratuitas de PCR en el momento de la crisis para determinar si una persona tenía el virus SARS COV- 2, la cual genera la enfermedad del COVID-19. Las locaciones de la pruebas van cambiando cada dos semanas, y los resultados de las pruebas tardan de 3 a 5 días.
«La duda principal de nuestras llamadas es saber si el paciente tiene el virus del COVID-19. Es recurrente que la persona haya salido a un lugar y se entera posteriormente que había alguien positivo en la reunión, entonces, buscan saber si tienen el virus o no», aseguró la manager. En este momento, ante el relajamiento de las normas de seguridad y la llegada del verano, las personas llaman para hacerse el test ya que van a viajar a otro estado u otro país, y es un requerimiento que tengan una prueba negativa para COVID-19.
Ademas, de los casos por COVID-19, el centro también atiende todo tipo de emergencias. «Nos llaman personas que necesitan un consejero, medicinas para ansiedad, o tienen una emergencia. En estos últimos casos, los transferimos a nuestras enfermeras, para que ellas evalúen que está sucediendo:si un síntoma es grave, debe venir al hospital, pero si ya esta en condición crítica, le mandamos una ambulancia», aclaró Martínez.
María cuenta que ha vivido momentos difíciles en su trabajo. «En una llamada, vi como un paciente se complicó, no respiraba bien, y falleció durante la conversación. Creo que esperaron mucho tiempo para buscar ayuda, y fue muy difícil tratarlos… Escuchar que una persona no está respirando, escuchar a la familia estresada, y saber que hay niños en la escena, no es nada fácil», confesó.
Por otro lado, la manager ha notado que la comunidad latina, en algunos casos, ha tenido resistencia a la hora de llamar y pedir ayuda. «Algunos tienen miedo a venir y que tomen sus datos y los reporten al gobierno, pero durante la llamada, les explicamos que toda la información es estrictamente confidencial. Solamente, si eres positivo COVID-19, se le informa a los contact tracers, para que los pacientes reciban información de los pasos a seguir», aseguró la manager.
A pesar de las dificultades de su trabajo, Martínez esta comprometida con su puesto, sobre todo, en medio de esta emergencia nacional y mundial. «Mi abuela es una persona que no sabe leer ni escribir y que necesita ayuda ya que no tuvo la oportunidad de aprender, esa fue mi motivación para trabajar aquí, me parece importante que nuestra comunidad hispana se eduque, y eso se hace distribuyendo la información, y yo desde mi puesto lo hago», finalizó Martínez.
