Los estragos del COVID-19 en el ámbito financiero causaron una alteración al ritmo del curso natural de ciertos sectores. En el automotriz el efecto se apoyó en la venta de vehículos usados, la cual creció de manera significativa entre 2020 y 2021.
Para la fecha, y según el rastreador Edmunds.com, el precio promedio de un auto usado en Estados Unidos se ubica en $26 mil 457 gracias a la fuerte demanda existente en el mercado.
El fenómeno encuentra en sus orígenes varios aspectos vinculados al campo económico productivo y sanitario, siempre a la espera de una estabilización vuelva a colocar las cosas en su sitio.
Clave 1: Inflación
De acuerdo con datos del Departamento de Trabajo, un tercio de la tasa de inflación del pasado mes de mayo se concentró en el aumento de vehículos usados (7.3%); sin embargo, el número no fue mayor a abril, cuando el alza se marcó hasta en un 10%. En 2020, Black Book registró un aumento del 30% en el precio de autos usados.
Clave 2: Parón por la pandemia
El impacto del COVID-19 es incalculable. En el sector automotriz no hubo excepción, especialmente el año pasado, cuando el arribo del brote a Estados Unidos y el aumento agresivo de casos y muertes provocó una pausa obligatoria en el desarrollo del aparato productivo. Eso generó una ausencia en la fabricación de vehículos que se sintió con fuerza. Alex Yurchenko, vicepresidente senior de ciencia de datos de Black Book, explicó a CBS que «los concesionarios necesitan el inventario, por lo que están pagando mucho dinero por sus vehículos en el mercado mayorista».
Clave 3: Servicios de alquiler
Un segmento del ámbito automotriz entró en el juego de la compra masiva de autos usados recientemente. Las compañías de alquiler se vieron en la tarea de renovar sus flotas para clientes que frecuentemente contratan sus servicios por negocios o turismo. El bajo ritmo de fabricación de vehículos nuevos llevó a estas empresas a involucrarse en dicha adquisición y así mantenerse en el mercado a la espera de una rápida estabilización.
Clave 4: Traslado
Para Bill Adams, economista senior de PNC Financial Services Group, hay una situación ligada al COVID-19 que no se puede desvincular del tema. A juicio del especialista, muchas personas decidieron invertir en la compra de vehículos para dejar de depender del transporte público, en gran parte para evitar el contagio dado el uso masivo de las unidades: «La pandemia ha provocado cambios repentinos en el comportamiento del consumidor», dijo en mayo a CBS.
Clave 5: Posible desaceleración
Aunque el fenómeno sigue siendo fuerte, los recientes números indican que la dinámica pondría freno de forma gradual. Black Book reflejó un aumento de 0.75% en los vehículos usados la semana pasada, la cifra más baja en 17 semanas.