Los presuntos narcotraficantes, asesinos a sueldo y traficantes de armas pensaron que estaban usando teléfonos costosos y cifrados de forma segura que los protegerían mientras discutían abiertamente las ofertas de drogas por mensaje de texto e intercambiaban fotos de piñas envasadas con cocaína. Lo que realmente estaban haciendo, revelaron los investigadores el martes, era canalizar sus planes directamente ante los agentes de inteligencia de Estados Unidos.
Una coalición internacional de funcionarios encargados de hacer cumplir la ley anunció que habían atrapado a presuntos delincuentes en todo el mundo después de engañarlos para que usaran teléfonos cargados con una aplicación de mensajería encriptada, controlada por el FBI.
El audaz esfuerzo, liderado por el FBI, la policía australiana y una serie de agencias de aplicación de la ley europeas, les dio a los funcionarios una ventana a las conversaciones de las redes criminales, mientras que ellos planeaban envíos de drogas ilegales, robos y firmaban contratos para asesinatos.
Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, algunos de los cuales el martes apenas pudieron contener su alegría, anunciaron que habían arrestado a más de 800 personas y obtuvieron una comprensión sin precedentes sobre el funcionamiento de las redes criminales modernas, que seguirán alimentando las investigaciones mucho más allá de las redadas coordinadas que han realizado.

El esfuerzo fue “una de las operaciones policiales más grandes y sofisticadas hasta la fecha en la lucha contra las actividades delictivas cifradas”, dijo Jean-Philippe Lecouffe, director ejecutivo adjunto de operaciones de Europol, en una conferencia de prensa en La Haya.
Anom, cómo llegó
Durante casi tres años, los funcionarios de seguridad han estado prácticamente en el bolsillo trasero de algunas de las principales figuras criminales del mundo. Los teléfonos móviles personalizados, comprados en el mercado negro e instalados con la plataforma controlada por el FBI, llamada Anom, circularon y crecieron en popularidad entre los delincuentes a medida que entidades criminales de alto perfil avalaban su integridad.
En el pasado, el FBI ha desmantelado las plataformas encriptadas utilizadas por los delincuentes para comunicarse y se ha infiltrado en otras. Esta vez, decidió comercializar una aplicación encriptada propia para atacar el crimen organizado, el tráfico de drogas y las actividades de lavado de dinero en todo el mundo.
El esfuerzo del FBI contó con la ayuda de un colaborador pagado que previamente había comercializado otros dispositivos cifrados para miembros del mundo criminal mundial.
Un gran avance se produjo después de que la policía australiana se reuniera con el FBI en 2018 para tomar un par de cervezas, según los funcionarios. Luego, los australianos desarrollaron una capacidad técnica para acceder, descifrar y leer comunicaciones desde la plataforma del FBI.
Los usuarios creían que sus dispositivos Anom estaban protegidos por cifrado. Lo estaban, pero todos los mensajes también se transmitían directamente a los agentes del orden.
“Básicamente, se han esposado entre sí respaldando y confiando en Anom y comunicándose abiertamente al respecto, sin saber que estuvimos observando todo el tiempo”, explicó el comisionado de la Policía Federal Australiana, Reece Kershaw.
Alcance de la operación
La operación global, conocida como Operación Especial Ironside en Australia, y Escudo de Troya en los Estados Unidos y Europa, supuestamente ha expuesto a criminales vinculados a los cárteles de la droga de América del Sur, grupos de tríadas en Asia y sindicatos criminales con sede en Medio Oriente y Europa. Un total de 17 países participaron en el esfuerzo.
Las autoridades dijeron que las redadas en esas regiones, en los últimos días, habían incautado más de ocho toneladas de cocaína, 22 toneladas de marihuana y hachís; dos toneladas de metanfetamina y anfetamina; 250 armas de fuego; 55 vehículos de lujo, y más de 48 millones de dólares en efectivo y criptomonedas.
Más de 9 mil agentes de la ley estuvieron involucrados, examinando 27 millones de mensajes que se enviaron a través de la aplicación durante los 18 meses de la operación. Los presuntos delincuentes utilizaron la aplicación como un WhatsApp o un sistema de mensajes de texto ilícitos, comunicándose en 45 idiomas para intercambiar detalles de sus actividades, dijeron las autoridades.
Los países con más usuarios fueron Alemania, los Países Bajos, España, Australia y Serbia, según una presentación del FBI en un tribunal federal que se publicó la noche del lunes.
“Para darles una idea de la magnitud de nuestra penetración, pudimos ver fotografías de cientos de toneladas de cocaína que estaban ocultas en cargamentos de fruta. Pudimos ver cientos de kilos de cocaína que estaban ocultos en productos enlatados”, dijo Calvin Shivers, subdirector de la División de Investigación Criminal del FBI, a periodistas en La Haya. “Los resultados son asombrosos”.
Fuente: Rachel Pannett y Michael Birnbaum/The Washington Post.
Traducción libre del inglés.