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Opinión | Empuja a tus hijos a lograr sus sueños, ¡no los tuyos!

REFERENTE. La doctora Nancy Álvarez goza de enorme popularidad en la comunidad latina.

Dos cosas me hicieron pensar en la familia funcional. La muerte del esposo de la Reina de Inglaterra y una serie de Netflix llamada «El panadero y la bella». Empezar por la segunda es más fácil. Es una familia latina, si es que eso puede existir. Si algo diferencia a una persona de Inglaterra de una latina, es precisamente lo que los terapeutas familiares llamamos «cercanía-distancia».

No significa que los ingleses o los norteamericanos no amen a sus hijos, padres, abuelos o tíos… Lo que sí está claro es que no expresan sus emociones, ni sus sentimientos. Por ende, son más distantes, menos expresivos, mucho más parcos, callados y fríos.

Los latinos somos más cariñosos, expresivos y cercanos. ¿Por qué esto es importante? Como sabemos, los extremos se tocan, y ambos son malos. Estar tan cerca de los seres amados puede ocasionar que, al casarnos, creamos que amar a la familia antigua está por encima de amar a la nueva.

Como no me canso de repetir, los hijos deben «divorciarse» de sus padres, para tener un matrimonio exitoso y una familia funcional. Esto no implica abandonarlos y solo dedicarnos a la nueva familia. Pero no será fácil. La lealtad nos ata y con frecuencia nos cuestionamos a qué lado debemos dar más, y cuándo.

En «El panadero y la bella», la mamá y el papá no dejan que sus hijos crezcan; deciden por ellos y les asignan sus trabajos en el futuro. Por ejemplo, el hijo mayor deberá olvidar sus sueños y cuidar la panadería cuando el papá envejezca. Eso pone al muchacho en una encrucijada. ¿Esos padres maravillosos, que me han dado tanto, merecen que los abandone?

Y aquí se rompe la primera regla de una familia que funciona: debemos empujar a nuestros hijos a ser libres, a perseguir sus sueños, ¡no los nuestros! Ser grandes padres significa dar al mundo hijos independientes que aportan a la sociedad. No se obtiene abrazando tan fuerte, porque un abrazo así «asfixia».

Lo que pasa en la Familia Real, no solo de Inglaterra, es que hay tanta rigidez y distancia que no funciona. Las decisiones se toman desde que los pobres niños nacen. Y así es imposible tener a gente sana emocionalmente. La distancia es su regla. Y el «qué dirán» y cómo afecta a la corona, es más importante que el afecto, el vínculo y el apoyo emocional. No lo copien, porque no funciona.

www.NancyAlvarez.com

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