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OPINIÓN. “Joe Biden, de su lado, se ha inaugurado con el peso de un enfrentamiento con China como herencia de su predecesor”, señala Beatriz De Majo.
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Durante el fin de semana, la Casa Blanca informó que los miembros del Partido Republicano han «luchado por articular una razón» para oponerse al plan de infraestructura de 2.25 billones de dólares que presentó el presidente Joe Biden.

Por medio de un comunicado que emitió la Casa Blanca, y que obtuvo The Hill, Anita Dunn, asesora de la administración, manifestó el creciente impulso de la propuesta, citando «informes positivos de la compañía de calificación crediticia de bonos Moody’s y el creciente apoyo de expertos climáticos, economistas y otros».

Sin embargo, los republicanos insisten en hacer críticas sobre la propuesta y su costo, argumentando que la misma solo toca las prioridades de la agenda progresista y no están relacionadas con la infraestructura.

Mitch McConnell, líder de la mayoría del Senado, dijo que «la última lista de deseos liberales que la Casa Blanca ha decidido etiquetar como ‘infraestructura’ es una gran oportunidad perdida por esta Administración».

En el memorando del sábado, Dunn asegura que los republicanos luchan por tener una razón válida para oponerse a un plan que cuenta con el apoyo del público.

“Ante el apoyo masivo del público, no sorprende que los republicanos hayan luchado por articular una razón para oponerse al plan del presidente. Y al intentar atacar la propuesta del presidente, los republicanos han tenido que huir de su propio historial de apoyo a inversiones críticas en nuestra infraestructura ”, escribió Dunn.

“Y aunque el presidente Biden planea pagar con creces este plan pidiendo a las grandes corporaciones que paguen lo que les corresponde, los legisladores republicanos se apresuraron a defender a las empresas multinacionales”, continuó Dunn.

Plan de infraestructura

Joe Biden dio a conocer su plan para invertir $2tn (millones de millones de dólares) de gasto público en infraestructura, financiado en parte por impuestos corporativos más altos, como primera etapa de un esfuerzo multibillonario para rediseñar la mayor economía del mundo.

El presidente de EEUU hizo su anuncio el 1 de abril en Pittsburgh, Pennsylvania, denominándolo el mayor programa de inversión pública desde la creación del sistema de carreteras interestatales y la carrera espacial de los años sesenta.

“Va a crear la economía más fuerte e innovadora del mundo.  Este no es un plan para remendar los márgenes”, dijo Biden, añadiendo: “Esto no es para cobrarle a los que han tenido éxito, no es sobre retribución.  Estamos enfocados en abrir oportunidades para todas las demás personas”.

Meras semanas después de aprobarse un plan de estímulo fiscal de $1.9tn para relanzar una economía devastada por la pandemia, la propuesta de inversión de Biden sienta las bases para varias semanas de negociaciones en el Capitolio, donde los Demócratas cuentan con escasas mayorías en ambas cámaras.

De aprobarse, representaría una apuesta de alto riesgo por parte de la Casa Blanca de que una inyección duradera de fondos públicos, financiada por mayores tasas corporativas, fortalecerán la economía a medida que se recupera de la crisis del coronavirus; esto en lugar de debilitarla como opinan los Republicanos.

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