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Pese a no figurar como uno de los países con más casos y muertes relacionadas a la pandemia del COVID-19, Australia hizo de los tenistas que disputarán el Australian Open un fortín contra el brote. El encierro como calentamiento previo a ver acción en el primer torneo de talla Grand Slam del calendario se impuso como regla, pero también la tensión sobre la incidencia de la cuarentena sobre las figuras y cómo se cumple la medida pone en riesgo la cita.

Aunque el campeonato de Asia-Pacífico suele ser visto como una de las justas de mayor creatividad por parte de organizadores por la manera en que desarrollan las dos semanas de tenis tanto para sus exponentes como para la fanaticada, en 2021 la situación es completamente diferente.

Pese a que el proceso de vacunación contra el coronavirus comenzó en gran parte del planeta, el virus sigue ganando la batalla, aunque se espera que no por mucho tiempo. Mientras cumplir con la normativa que busca poner freno a la propagación del virus es una obligación, las quejas no se han hecho esperar tanto en el circuito masculino como el femenino, además de casos positivos entre los profesionales que han generado muchos dolores de cabeza a solo semanas de la inauguración del Major.

Vuelos con positivos

Hasta el domingo 17 de enero, al menos dos aviones en los que se transportaban algunos tenistas a disputar el Australian Open tuvieron casos positivos de COVID-19, obligando a sus pasajeros, deportistas incluidos, a cumplir con la respectiva cuarentena hasta determinar que ninguno de ellos había sido contagiado.

Un día después, la situación empeoró con un tercer avión con afectados por el brote arribando a territorio australiano.

Tres españoles, los tenistas Carlos Alcaraz y Mario Vilella, así como el entrenador y exjugador Juan Carlos Ferrero, viajaban en una de estas aeronaves procedente desde Doha, Qatar, por lo que fueron trasladados directamente al hotel donde deberán pasar por las dos semanas de confinamiento antes de volver a la acción.

Polémica

Mientras tanto, desde el lado del tenis femenino se han hecho sentir con fuerza las quejas de sus representantes. Sorana Cirstea, Belinda Bencic y Yulia Putintseva han sido algunas de la que denunciaron que no habían sido informadas por parte de las autoridades del torneo sobre la severidad en el reglamento anti-COVID, especialmente para aquellas personas que llegaron al país en vuelos con casos positivos.

A través de su cuenta de Twitter, Putinseva no se guardó su frustración: «Lo que no entiendo es eso, nadie nos dijo nunca nada de que si una persona a bordo resultaba positiva todo el avión debería someterse a cuarentena. Lo habría pensado mejor de haberlo sabido», escribió.

Como en prisión

Mientras la queja de las tenistas comenzaba a hacer ruido, las críticas hacia el gobierno australiano y las personas detrás del Australian Open y los torneos previos al Grand Slam encontraban más seguidores.

Uno de ellos fue el español Roberto Bautista, número 13 de la clasificación mundial, quien comparó el confinamiento con estar en la cárcel, «pero con wifi».

La agencia de noticias EFE citó al atleta, quien lanzó dardos contra el país, indicando que “esta gente no tiene ni idea sobre tenis, es un desastre absoluto. El control de todo esto no lo tiene Tennis Australia, lo tiene el gobierno”.

Cumplir con la normativa ha sido todo un problema, por lo que aseguró que deberá trabajar mentalmente con la situación porque siente que el tiempo perdido también agrieta su preparación para su arranque de campaña: “Podemos hacer cierto trabajo en la habitación, pero no es lo mismo. Me encuentro muy rígido. No me puedo imaginar estar aquí durante dos semanas”.

Opciones

Los hechos podrían desencadenar en tenistas con un flojo inicio de calendario y una cita de bajo nivel. Frente a las posibilidades, mucho se habló sobre una posible modificación en la rama masculina, con encuentros al mejor de tres sets en lugar de cinco; no obstante, para el presidente del evento, Craig Tiley, esta alternativa no está en los planes.

En entrevista con Nine Network, comentó que “al fin y al cabo estamos ante un Grand Slam. A día de hoy, los hombres jugarán mejor a cinco sets mientras que las mujeres lo harán al mejor de tres, ese es el plan”.

Más casos

Un experto en la materia, el profesor de epidemiología de la Universidad del Sur de Australia, Adrian Esterman, manifestó al diario The Age que las probabilidades de que se generen más casos relacionados con el Australian Open son cada día mayores.

El especialista aclaró que más allá de los casos positivos ya conocidos, otros deberían sumarse en las próximas fechas debido a los resultados de las constantes pruebas y cómo se manifiesta el virus.

«A veces, si te acabas de infectar, la carga viral no es lo suficientemente grande para ser detectada por un test PCR de inmediato. Con altas de infección tan altas en algunos de los países de donde vienen estos jugadores y su entorno, no me sorprendería si encontramos nuevos casos en los próximos días. De hecho, me parece muy probable», comentó.

Más de 70 tenistas están confinados mientras que el gobierno de Victoria no cede en su misión de mantener en lo más alto su reglamento para evitar que la situación se salga de control y se genere un rebrote en el país.

«La gente es libre de presentar una lista de demandas, pero la respuesta es no», expresó Daniel Andrews, jefe del gobierno del estado de Victoria, sobre la petición de algunos tenistas para relajar las medidas.

Solicitud

Entre los nombres de los deportistas que pidieron al gobierno hacer una excepción con los participantes de la cita y así prepararse de la mejor forma posible figuraba Novak Djokovic. El serbio, número uno de la ATP y campeón defensor, se encuentra en la ciudad de Adelaida cumpliendo con su respectivo confinamiento, pero su deseo es otro.

En una carta al gobierno local, el de Belgrado solicitó que en lugar de aislar a los tenistas en hoteles, se les permitiera el traslado a casas con canchas y así seguir con su cuarentena mientras se entrenan de cara a sus próximas citas.

Sobre eso, Andrews recordó que «no hay trato especial para nadie», dejando sin efecto la misiva del serbio.

Por lo pronto, los ojos de los seguidores del deporte blanco están puestos sobre lo que podría estar por suceder en Australia, donde, pese a no haber mayores amenazas de parte de sus exponentes, la situación podría traducirse en atletas con falta de ritmo frente a una de las citas más seguidas de la disciplina en todo el mundo.

Pero también queda del lado del gobierno australiano y de los organizadores de los campeonatos que albergará el país en las próximas semanas la decisión de poner una pausa a los eventos planificados en caso de que el número de positivos aumente de forma descontrolada. Si las palabras de Esterman se cumplen, el grupo de estrellas concentradas en Oceanía podría verse seriamente afectada y con ello el arranque del calendario quedaría manchado frente a una pandemia de la cual aún quedan muchos problemas por resolver.

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