Para nadie es un secreto que el presidente Trump aun cuenta con una amplia mayoría de los votos cristianos. Ahora mismo encuestas demuestran un apoyo menor a Trump y una distancia que se ha ido reduciendo progresivamente durante los últimos meses con el candidato Joe Biden: Entre agosto y octubre Trump ha perdido el apoyo de 5% de blancos evangélicos (78%), 6% protestantes blancos (53%) y de 6% de Hispanos católicos (26%) (Pew Research). Los cristianos parecen estar dudando cada vez más si Donald Trump es el candidato ideal para liderar los próximos cuatro años del país.
“Dios usa personas imperfectas para realizar su plan perfecto”
Historias de mentiras, adulterio, divorcios, codicia, relaciones cercanas con personas oscuras (como el pederasta Jeffrey Epstein), fraude y lujuria (incluido historias con actrices pornográficas) son aceptadas por él y por sus seguidores como ciertas, algunas incluso aplaudidas. Podemos citar 1 Corintios 1:26-30 (RVR1960) para entender el argumento de algunos cristianos para apoyar dicha figura tan poco cristiana:
Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia. Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención
Quizás Donald Trump es lo necio que avergüenza lo sabio o lo vil del mundo que escogió Dios para deshacer lo que es como se describe en Corintios. Muchos personajes históricos en la biblia que fueron fundamentales para el ejercicio de la voluntad de Dios en efecto cumplían un perfil pecador tal como David y su adulterio con Betsabé (2 Samuel 11), Abraham y sus mentiras sobre su esposa para escapar de ser agredido ( Génesis 12:10-13/ Genesis 20:2) y por supuesto Pablo que consideraba que en su misma carne “no mora el bien; porque el querer el bien está en mi, pero no el hacerlo” (Romanos 7:18–25). Todas estas grandes figuras bíblicas consiguieron ser instrumentos de Dios no tanto a pesar de sus defectos y debilidades sino por ser consciente de ellos, y en oración con Dios sentir vergüenza, arrepentimiento y voluntad de mejorar. No hemos visto jamás a Donald Trump aceptando el más mínimo error, declararse arrepentido por ningún acto y mucho menos comunicar su intención de mejorar su conducta. Su discurso público normalmente se centra en cómo él ha hecho las cosas a la perfección. Siempre. Sin error alguno.
Una reflexión. Ser similar a Cristo.
Aunque hay cientos de corrientes religiosas cristianas en Estados Unidos, Latinoamérica y el mundo, una cosa las une: Jesús es el centro y ejemplo de vida para todos los creyentes. Esto ha unificado durante siglos los valores comunes que tenemos como sociedad occidental y ha definido conceptos muy importantes como familia, educación, trabajo, respeto a las leyes y gobierno. Los latinoamericanos tenemos amplia experiencia de las consecuencias que provocan los líderes populistas de pomposas personalidades que suben como la espuma prometiendo romper lo dañado para luego construir utopías imposibles, mientras crean cultos cuasi-religiosos a su persona y se hacen ídolos de masas. Carecen de humildad cristiana y nunca piden perdón ni se arrepienten. Los resultados siempre son atroces. La insatisfacción generalizada sobre un sistema injusto ha provocado cíclicamente que caudillos destructores y ególatras conquisten posiciones de liderazgo para después dejar todo peor que como estaba (o nunca dejarlo).
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Si el fin de todo cristiano es intentar, dentro de todos los errores e imperfecciones que tienen los seres humanos, parecerse a Jesús ¿Por qué muchos religiosos deciden elegir un líder político cuya vida, actos y personalidad son totalmente anti-cristianos? ¿Acaso no apoyar el aborto es la píldora generalizada de perdón cristiano que elimina todos los demás pecados constantes sin arrepentimiento?
Marcos Marín-Q | @marcosmarinq