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Un informe suscrito por el experto en temas de seguridad, Joseph Humire, para el Adrienne Arsht Latin America Center del Atlantic Council, titulado “El nexo Maduro-Hezbollah: Cómo las redes respaldadas por Irán apuntalan al régimen venezolano”, advierte que la red terrorista del brazo armado del régimen iraní se mantiene activa en Latinoamérica en la actualidad; mediante la cooptación de familias libanesas en el Caribe y en Centro y Sur América.

De este trabajo se ha encargado —desde el ataque de la AMIA Buenos Aires en 1994— la Organización de Seguridad Externa (ESO) de Hezbollah o “Unidad 910”, que es responsable de sus operaciones extraterritoriales.

Entretanto, en Venezuela, en su afán de mantenerse en poder a como dé lugar, Nicolás Maduro recurre a alianzas con el crimen organizado internacional y el terrorismo que le resultan estratégicas. Ante este contexto, Estados Unidos ha desarrollado una política de máxima presión sobre el régimen venezolano con el objetivo de limitar el poder del mismo, que incluye, entre otras acciones las acusaciones formuladas por el Departamento de Estado contra Maduro y otros altos cargos y líderes oficialistas, señalados de conspirar junto a las FARC, carteles de la droga mexicanos, Irán Siria y el grupo terrorista Hezbollah. Este último, visto durante mucho tiempo en América Latina como un problema lejano y ajeno, ha convertido a Venezuela en un eje central para la convergencia de la criminalidad organizada transnacional y el terrorismo internacional.

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Advierte el informe que el ESO de Hezbollah pasó “de ser una mera red terrorista en América Latina a participar en la empresa ilícita más lucrativa de la región: los narcóticos. De las más de dos mil personas y entidades en todo el mundo designadas por el gobierno de los Estados Unidos como capos extranjeros de los narcóticos, casi doscientas están afiliadas o conectadas con Hezbollah”. De cualquier manera, se deja sentado que la participación de Hezbollah en el narcotráfico no es nueva.

Del mismo modo, se refiere que las actividades delictivas Hezbollah fueron establecidas por el mismo fundador fallecido de la ESO, Imad Fayez Mughniyeh, dirigiendo en la actualidad la cartera de delitos transnacionales el primo del secretario general y enviado del grupo, Abdallah Safieddine, quien comparte esta responsabilidad con Adham Hussein Tabaja, quien posee su brazo de propaganda mediática ya ha establecido muchos mecanismos de inversión y negocios intensivos en efectivo y crédito para lavar las ganancias ilícitas de Hezbollah.

Humire sostiene en su informe que Tabaja y Safieddine están vinculados a una vasta red delictiva transnacional que incluye una variedad de negocios. en América Latina que incluyen los textiles, carne de res, carbón vegetal, electrónica, turismo, bienes raíces y construcción, que le permiten el lavado de los fondos ilícitos de Hezbollah.

Joseph Humire formula un llamado a Latinoamérica para que se percate de que en en la era actual, Hezbollah está a la altura de los cárteles en crimen organizado y terror.

Convergencia con alcance global

Hace mención Humire en su informe a la evaluación de la convergencia del crimen organizado y el terrorismo realizada por la Universidad de Defensa Nacional (NDU), la cual en 2013 incluyó lo dicho por el ex Comandante Supremo Aliado de la OTAN y miembro de la junta del Atlantic Council, el almirante James Staviridis, quien la describe como una amenaza híbrida.

“Las organizaciones [transnacionales] son una gran parte de la amenaza híbrida que forma el nexo del tráfico ilícito de drogas, incluidas las rutas, las ganancias y las influencias corruptas, y el terrorismo, tanto el terrorismo islámico nacional como el importado (…) Han alcanzado un grado de alcance globalizado y colaboración a través de redes, así como diversificación horizontal».

Considera Joseph Humire que la descripción formulada por Staviridis es apta para Hezbollah, cuya estructura organizativa es un modelo multidimensional con relaciones exteriores y sectores de servicios sociales, un partido político y grupos de medios, actividades legítimas estas que combina con sus redes ilícitas clandestinas, tanto en el Líbano como en todo el mundo.

Agrega que si bien la diáspora libanesa en todo el mundo no está involucrada en estas actividades criminales o terroristas, la significativa incidencia que las remesas de estas personas tienen en el producto interno bruto (PIB) del Líbano, ubicándose en 14 por ciento, el ESO de Hezbollah ha buscado infiltrar estas comunidades para construir redes de apoyo financiero en el extranjero. En este sentido, se indica que en América Latina, estas redes de apoyo anidadas principalmente en las comunidades árabes y libanesas, se encuentran principalmente en Brasil, Argentina, Colombia y Venezuela.

La red de apoyo de Hezbollah en Venezuela

Seguidamente, el informe del especialista en seguridad recuerda que desde hace más de ciento cincuenta años, han arribado a venezuela olas libanesas de migración masiva, la primera de ellas a finales del siglo XIX, durante la era otomana, otra a principios del siglo XX, una masiva llegada desde el Líbano, principalmente conformada por cristianos maronitas que se asentaron principalmente en la isla de Margarita, Puerto Cabello, Punto Fijo y La Guaira.

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Al comienzo de la guerra civil libanesa, en 1975, Venezuela se convirtió en un destino destacado para quienes buscaban escapar de las duras condiciones de la guerra.

Para ese entonces, Venezuela exhibía una vibrante economía que ofrecía un nivel de vida relativamente alto que se erigió como un faro para muchos libaneses.

Con la advertencia de que no toda la comunidad libanés-venezolana se ha sumado, de hecho, han hecho contribuciones significativas a la sociedad, la ruta de refugiados a Venezuela fue explotada por Hezbollah para construir redes de apoyo. Subraya que muchas veces la comunidad libanesa ignora esta actividad clandestina, pero un “ejército” de profesionales de la logística —empresarios, abogados, contadores y otros— que formaba parte de la diáspora se constituyó “como una red de apoyo en Venezuela que ayuda a criar, ocultar, trasladar y blanquear fondos ilícitos para Hezbollah, algunos de los cuales se utilizan para promover sus operaciones terroristas en todo el mundo”.

Finalmente, el informe de Joseph Humire indica que en Venezuela, “la red de apoyo de Hezbollah opera a través de estructuras de clanes familiares compartimentadas que se integran en la economía ilícita controlada por el régimen de Maduro y en el aparato político y la burocracia del régimen. Muchos de los clanes están asimilados dentro del estado y la sociedad venezolanos a través de las robustas comunidades libanesas y sirias que se extienden hasta la vecina Colombia”.

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