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Aunque la pandemia del coronavirus sigue causando estragos, esta época del año también abre las puertas a otro fuerte padecimiento en Estados Unidos: la influenza. A diferencia del primer brote, este encuentra en su vacuna una opción enorme para vencer sus impactos, por lo que el llamado a sumarse a su aplicación pasa a ser una obligación en casa en tiempos de COVID-19.

Sobre el tema, Ricardo Sánchez-Silva, editor senior de El Tiempo Latino, conversó en exclusiva por Facebook Live con la doctora Liliana Gómez-Medley, médico acreditada en Permanente Medical Group de la región del Atlántico Medio, en una entrevista patrocinada por Kaiser Permanente.

De acuerdo con la experta, el miedo a salir de casa debe hacerse a un lado cuando de vacunarse se trata, especialmente contra la influenza, pues, aunque se considere una gripe leve, lo cierto es que su incidencia es importante. Su alcance, aseguró la especialista, es capaz de acabar con la vida de aproximadamente 36 mil personas al año en el país.

«Es muy importante que no les de miedo ir a su doctor», dijo Gómez-Medley, quien recordó que la vacuna aplicada este año tiene una efectividad del 60%, «lo cual es muy bueno».

Evitar la inyección trae consigo un peso mayor por estos días, pues un organismo con defensas bajas es presa fácil del coronavirus. De acuerdo con la doctora, uno de los mayores retos del sector sanitario es que es que el paciente presente la influenza, lo que va a hacer que su sistema inmune sea más vulnerable».

El mes de octubre se asoma en el calendario como el lapso en el cual se empieza a notar el impacto del virus, extendiéndose hasta febrero y con diciembre como el periodo del pico más alto de afectados, es por ello que la experta invitó a las personas a vacunarse lo más pronto posible y así dejar que el medicamento haga su efecto.

«La vacuna crea anticuerpos en aproximadamente dos semanas, por eso llamamos a la gente a vacunarse en octubre» y así evitar ser vulnerables en la época de picos de la influenza. En cuanto al lapso de protección, la vocera aseguró que dura aproximadamente un año y puede aplicarse a personas de seis meses en adelante..

Para Gómez-Medley, adultos mayores de 65 años; personas con enfermedades crónicas como asma, enfermedades renales, diabetes, sida, hipertensión, entre otras; niños menores de cinco años y mujeres embarazadas son la población de mayor riesgo a la incidencia de la influenza.

Sobre los mitos de la vacuna, manifestó que uno de los que más escucha es aquel que indica que sus efectos son negativos de inmediato. «Las personas creen que cuando reciben la vacuna se van a enfermar (…) Lo que le ponen a uno es un virus que no está vivo. Puede haber síntomas, como dolor en el brazo o malestar general, pero nunca la influenza. Incluso, al presentarse estos síntomas es cuando se generan anticuerpos», comentó.

No obstante, la especialista del ramo de la salud aclaró que las contraindicaciones aplican para aquellos que tengan una alergia severa al huevo y quienes tengan el síndrome de Guillain-Barré.

Para la entrevistada ha sido positivo el hecho de que las personas respeten las medidas para evitar la propagación del coronavirus, un hecho que también podría frenar altos casos de influenza; sin embargo, nada de esto será posible sin la vacuna.

Kaiser Permanente, que desde mediados de septiembre la aplica, atiende requerimientos de este tipo previa cita telefónica o a través de su sitio web. Además, hacen las pruebas para descartar uno u otro: «son dos clases de virus diferentes, pero se transmiten casi de la misma manera», recordó la experta.

Para ampliar información reproduce la entrevista a continuación:

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Experta pide a las personas no tener miedo de salir a vacunarse contra la influenza pese al impacto del COVID-19

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