Desde mi primer año como alcalde, cada Día de la Ciudadanía y la Constitución de los Estados Unidos, la ciudad de Boston conmemora con orgullo la firma de la Constitución de los Estados Unidos del 17 de septiembre de 1787 ayudando a cientos de personas a solicitar su ciudadanía.
Sin embargo, este año, en lugar de celebrar, estoy apelando a la corte para que detenga la sanción de una ley federal que socava los valores sobre los que fue fundada esta nación; una ley que convierte a la ciudadanía en un privilegio exclusivo de aquellos que pueden pagarla y en algo imposible para los millones de personas que no pueden.
A partir del 2 de octubre, el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS) prácticamente duplicará el costo de la solicitud para la naturalización, que pasará de $725 a $1,200, y eliminará la exención de pagos para casi todos los residentes de bajos ingresos. USCIS también está aumentando el costo del trámite de solicitud de la residencia permanente (“green card”) e implementando una tarifa de solicitud de asilo, lo que convierte a los Estados Unidos en uno de los únicos cuatro países que lo hace.
Estas medidas son destructivas, y es por esto que exhorto a la corte federal a que las detenga de inmediato.
Ahora mismo, hay cerca de nueve millones de personas en todo el país que cumplen con los requisitos para solicitar la ciudadanía estadounidense. En Boston, hay más de 30,000 residentes en estas condiciones. La ciudadanía es importante no solo porque les da la posibilidad a las personas de asumir todos sus derechos y obligaciones en este país, sino que, además, tal como sugieren las investigaciones, los ciudadanos naturalizados ganan entre un 5% y un 15% más que las personas sin ciudadanía, lo que estimula nuestra economía y genera mayores ingresos fiscales para invertir en nuestras comunidades. Convertirse en estadounidense implica aceptar un compromiso con este país, elegirlo para las futuras generaciones y encontrar un lugar en nuestras comunidades. Este compromiso es uno de los motores fundamentales tanto de la existencia como del éxito de nuestra nación.
Y no debería ser una oportunidad exclusiva de aquellos que pueden pagarla. Yo me comprometo a garantizar que Boston les dará siempre la bienvenida a todos aquellos en busca de una vida mejor, tanto para ellos como para sus familias.
Esta ha sido la experiencia de mi familia y es la razón por la que hoy soy alcalde. Mis padres llegaron a Boston desde Irlanda a fines de la década de 1950, trayendo consigo poco más que el deseo de una oportunidad. Esta ciudad les dio la oportunidad que necesitaban para poder fundar una familia y contribuir a su comunidad. Nunca voy a olvidar el día en que, siendo yo muy joven, acompañé a mi madre a la Casa del Estado a su ceremonia de obtención de ciudadanía. Fue un momento de mucha profundidad que puso el broche de oro al largo recorrido de nuestra familia con este país y a nuestro compromiso con él. Cada día que pasa doy las gracias por que la ciudadanía estadounidense haya estado disponible y haya sido accesible para nosotros.
Es por esto que, desde 2014, mi primer año como alcalde, la ciudad de Boston en asociación con Project Citizenship, celebra el Día de la Ciudadanía y la Constitución de los Estados Unidos organizando la jornada anual más grande de Nueva Inglaterra, en la que más de 400 voluntarios comunitarios, estudiantes de derecho y abogados ad honoren brindan su ayuda de forma gratuita para que cientos de personas puedan realizar el trámite de solicitud de ciudadanía. El año pasado, ayudamos a 440 personas, de las cuales casi el 60% eran de bajos ingresos y calificaron para la exención de pagos.
Debido a la pandemia del coronavirus, este año el Día de la Ciudadanía debe celebrarse de forma virtual; y dado el cambio de ley del USCIS, estoy alentando a los residentes elegibles a que comiencen el trámite de solicitud de ciudadanía antes de que aumenten los costos, el 2 de octubre. No obstante, la corte debe actuar, porque la ciudadanía es una cuestión de consenso, que resulta fundamental para la supervivencia de este país. La idea fundante de los Estados Unidos, aunque no siempre la veamos en la práctica, es la de un país construido por todos aquellos que creen en él, sin importar su raza, género, lugar de nacimiento o estatus socioeconómico. Esta es una idea por la que vale la pena luchar.
En Boston, estaremos siempre del lado de los que consideran con orgullo que los Estados Unidos son su hogar.
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Este artículo de opinión fue orginalmente publicado en ingles en WBUR.