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La Organización Mundial de la Salud ha alentado a los gobiernos de los países en el mundo para que promuevan entre sus ciudadanos el uso de mascarilla en lugares con aglomeración de personas y donde el distanciamiento social no puede ser posible para prevenir los contagios por COVID-19.

Ante el creciente aumento de los casos, muchas naciones la han declarado de uso obligatorio para circular por las calles, en el transporte, sitios públicos y en los lugares de trabajo.

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De acuerdo a los organismos sanitarios las mascarillas quirúrgicas y las NK95 son las que protegen contra el virus SARS-COV-2 con un alto porcentaje de efectividad. Las primeras están hechas con un mínimo de tres capas de materiales sintéticos no tejidos, y están configuradas para tener capas de filtración intercaladas en el medio, explica la OMS. Las NK95 además, detienen el 95 % de las partículas del ambiente usando electricidad estática y son las más recomendadas para el personal médico y otros equipos de primeros auxilios, en tanto cada vez son más las personas que hacen uso de estas.

También son cada vez más las personas que se ven usando mascarillas con válvulas, las cuales si bien permiten una mejor circulación del aire no son efectivas para evitar los contagios de COVID-19, señalan estudios recientes.

En el mercado existe variedad de mascarillas que tienen una válvula al frente o al costado, las N95, FPP2 y FPP3 son algunas de estas, pero ¿por qué han generado tanta polémica? y ¿por qué se les llama mascarillas egoístas?.

Expertos advierten que ninguna mascarilla con válvula es efectiva en medio de una pandemia. Independientemente del tipo o modelo, todas las mascarillas con válvula ponen en riesgo la salud de los otros. Si bien este tipo de mascarilla bloquea la entrada de las partículas que están en el ambiente, no impide que estas salgan, es decir, cuando una persona exhala, estas permite la salida de las gotículas mediante la válvula poniendo en riesgo de contagio a los demás.

En junio pasado, Fernando Simon, del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) y portavoz del Ministerio de Sanidad de España, las llamó mascarillas egoístas por proteger únicamente a quien las lleva, pero poner en riesgo a los demás.

Investigadores de la universidad Florida Atlantic también han advertido sobre el riesgo de usar este tipo de mascarilla, según una publicación del 1 de septiembre del US journal Physics of Fluids en el que se refiere también a las viseras plásticas.

Los investigadores usaron rayos láser horizontales y verticales para observar cómo pequeñas gotas de agua destilada y glicerina se propagaban de una cabeza de maniquí equipada con una visera de plástico o una máscara con un respirador de válvula.

La visera inicialmente bloquea el paso de gotas, pero “las gotas expulsadas se pueden mover alrededor de la visera con relativa facilidad y propagarse hacia un área extensa”, dijeron los investigadores.

En tanto, con la máscara con válvula, “un gran número de gotas pasan a través de la válvula sin filtro, lo que la hace ineficaz para detener la propagación del COVID-19 si la persona que usa la máscara está infectada”.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en EE.UU. también han advertido sobre su uso.

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Hasta el 04 de septiembre, a 10 meses del primer brote de SARS-COV-2 detectado en Wahun, China, se registran 26.6 millones de contagios a nivel mundial y más de 875 mil muertos por la enfermedad del COVID-19, en tanto los gobiernos a nivel global instan a sus ciudadanos a mantener las medidas de bioseguridad, como el uso de mascarillas adecuadas, el distanciamiento social y el lavado de manos, para evitar ascenso en los contagios.

Fuente: El Salvador

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