El cierre total del Aeropuerto Internacional San Oscar Arnulfo Romero en El Salvador desde mediados de marzo hasta la fecha, para vuelos de llegadas y salidas de pasajeros ha significado un profundo golpe para miles de personas residentes en el Área Metropolitana de Washington que se ven imposibilitadas de viajar.
La paralización ha afectado en especial a aquellos que tienen familiares enfermos en estado grave y que temen que las vidas de sus seres queridos se esfumen antes de ver la reapertura del país, cuyo aeropuerto quedó habilitado en tiempos de pandemia solo para vuelos esenciales bajo estrictas medidas de control por parte del gobierno de Nayib Bukele.
Dinora Palma es una inmigrante salvadoreña que junto a sus hermanas ha sufrido en carne propia, desde Arlington, Virginia, esa situación; su madre se encuentra en estado grave desde hace meses con una enfermedad mortal. Las hermanas Palma y parientes dispersos en otras ciudades de la costa este de Estados Unidos ruegan porque haya tiempo de poder ir al país para despedirse de su progenitora.
Palma comentó a El Tiempo Latino que el único consuelo que por ahora tiene es que su madre está al cuidado de uno de sus hermanos y otros familiares en San Marcos, un poblado en las periferias de la capital salvadoreña, y que eso le da aliento al grupo familiar radicado en esta región, al saber que está siendo bien tratada con el cariño de los suyos en este duro proceso.
“Nosotros cuánto no daríamos por ir a verla por última vez y estar allá con la familia, pero en esta situación no podemos hacer nada; nos sentimos impotentes y decimos que por lo menos uno o dos de nosotros pueda cuando abran el aeropuerto, pero como no hay mayor información y no sabemos cómo va estar allá con las restricciones que han puesto”, dijo Dinora.
TRÁNSITO. Con la reapertura del terminal aéreo para conexiones aún no se abrirá la entrada al país, sino solo a pasajeros en tránsito. | Foto: Tomás Guevara para El Tiempo Latino.
A pesar de que el gobierno de Bukele se vio obligado a reabrir la economía del país este 24 de agosto, luego de un largo cierre de cuatro meses, el cual inició con una reapertura limitada después de casi 100 días de confinamiento riguroso, las operaciones del aeropuerto deberán esperar un mes más.
El mandatario insistía hasta hace un par de semanas que necesitaba otra cuarentena “más estricta” con el supuesto de reducir la curva de contagios que seguía en alza. Sin embargo sus peticiones se estrellaron con una férrea oposición del sector privado, la clase política y gran parte de la ciudadanía que ya vive en carne propia los problemas económicos derivados del agudo paro en la actividad productiva.
Según los dudosos registros oficiales del gobierno del país centroamericano, hasta la fecha se contabilizan unos 25 mil contagios causados por el COVID-19, de estos habían perecido hasta inicios de esta semana cerca de 700 personas. No obstante, esas cifras estarían lejos del impacto real de la pandemia, ya que para observatorios de organizaciones independientes y gobiernos locales es claro que hay un subregistro de casos; pues los datos no cuadran al cruzar, por ejemplo el número de entierros de fallecidos por coronavirus en los cementerios municipales de las localidades más afectadas con las cifras que ofrece el gobierno.
Sector aeronáutico sin planes definidos
Con las aerolíneas en profunda crisis por la paralización total en algunos tramos hacia los países latinoamericanos desde Estados Unidos y con flotillas reducidas al mínimo de operaciones en otros trayectos, el anuncio de reapertura del Aeropuerto Internacional de El Salvador no ha sido recibido con gran entusiasmo.
La aerolínea Avianca, que tiene en suelo salvadoreño el más importante centro de conectividad en la región anunció a principios de agosto, la reapertura de rutas, con limitadas operaciones. Esta empresa también se acogió a la Ley de Bancarrotas en Estados Unidos para reorganizar sus finanzas luego de la puesta en tierra de casi todos sus aparatos y cortar de tajo a gran parte de su personal, esto cuando apenas comenzaba a volar sin turbulencias después de un crítico año financiero en 2019.
Con ese panorama la aerolínea sólo operará un vuelo diario directo de Washington a San Salvador, desde el aeropuerto Internacional Washington Dulles; en tiempos regulares la flotilla cumplía a su máxima capacidad de tres vuelos diarios ida y vuelta desde la capital nacional con destino a San Salvador y conexiones.
Las otras aerolíneas de bandera estadounidense que sirven tramos hacia El Salvador desde los centros neurálgicos de estas como Houston, TX; Atlanta, GA, Miami, FL y las de bajo costo, desde otras ciudades, no han anunciado sus itinerarios al reiniciar con la recepción de vuelos el aeropuerto centroamericano.
VUELOS. Solo la aerolínea Avianca ha anunciado su itinerario hacia El Salvador con un vuelo diario una vez sea permitido, el resto de los operadores no se han pronunciado. | Foto: Tomás Guevara para El Tiempo Latino.
De hecho, la mayoría de itinerarios serán de un vuelo de ida y otro de vuelta hacia los países de la región y con las conexiones desde el mayor centro de distribución de pasajeros desde el Aeropuerto San Oscar Arnulfo Romero.
Con la reapertura del terminal aéreo desde el 4 de septiembre el gobierno pretende facilitar a los operadores aeronáuticos la utilización del espacio portuario para movilizar viajeros, pero estos no podrán ser admitidos todavía en el país, pues solo serán conexiones internacionales.
Autoridades de la Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (CEPA), han establecido que la recepción de pasajeros no podrá empezar hasta el 19 de septiembre, cuando de forma limitada su servicio de inmigración admitirá la llegada de sus propios nacionales y foráneos que visiten el país por asuntos personales o de negocios.
El presidente de CEPA, Federico Anliker, confirmó vía de un comunicado el plan de reapertura del aeropuerto en las diferentes fases que ha previsto hasta llegar a lo que consideran funcione como la normalidad.
La reapertura que inicia el 4 de septiembre está contemplada en la fase 3 de la reactivación económica. Todas las operaciones aeroportuarias serán supervisadas muy de cerca por el Ministerio de Salud en cuanto al cumplimiento de los protocolos que el gobierno ha establecido que tienen que cumplir las aerolíneas para poner pasajeros en tierra salvadoreña, aunque estos vayan en tránsito.
“En la Fase 4, del sábado 19 de septiembre al sábado 3 de octubre de 2020, atenderemos vuelos comerciales de pasajeros de forma gradual, con un porcentaje de operación. En la fase 5 del Plan de Reapertura Económica, programada a partir del 04 de octubre, nuestras operaciones aéreas estarán al 100% en el Aeropuerto Internacional de El Salvador”, Explicó CEPA en un comunicado.
Muchas más razones para viajar
A diferencia de Dinora Palma, que ve la urgencia de visitar el país ante el grave estado de salud de su madre, otros salvadoreños han visto también afectado su regreso a El Salvador por el tema de la pandemia y la paralización y aunque sus viajes no son de extrema urgencia, tampoco se minimiza su situación ante las complicaciones que representa no poder viajar a su tierra.
Entre estos se encuentra Ivonne Jaimes, una profesional que al concluir un contrato laboral como consultora en un organismo multilateral en Washington DC, y luego de obtener otro empleo en otra organización del mismo sector, pero para trabajar desde Centroamérica, ha tenido que asumir los costos de vida de Estados Unidos, con un contrato remunerado acorde a los montos de la región.
Con ello Jaime tiene programado la vuelta a El Salvador en los próximos meses al normalizarse el transporte aéreo que le permita hacer una mudanza express para retomar sus actividades laborales desde su casa en San Salvador, mientras el banco decide la reubicación presencial en alguno de los países con operaciones.
La paralización de viajes también ha golpeado fuertemente a sectores informales que estaban bien establecidos antes de la pandemia, como los viajeros y encomenderos que traían y llevaban productos de consumo desde y hacia El Salvador. De eso da cuenta Joel L., quien aseguró que la viajera que le traía pedidos muy personalizados enviados por su familia desde San Miguel dejó de trabajar desde marzo.
“Va ser difícil volver a poner todo como antes, porque ya se hizo demasiado tiempo, todo va quedando de otra forma y más que dicen que todavía falta la segunda ola. Estamos lejos de la normalidad”, comentó este salvadoreño, quien labora en la industria de la construcción en un proyecto en la zona de Rosslyn y reside en Woodbridge.
Durante todo el proceso de la pandemia el gobierno se vio obligado, por mandato de la Corte Suprema de Justicia de El Salvador, a facilitar la admisión de más de 4 mil de sus ciudadanos que se quedaron varados en otros países cuando cerraron el aeropuerto internacional, y que el ejecutivo de Bukele se negaba a recibir aduciendo que llevarían el virus a su país, esto cuando ya los hospitales salvadoreños contaban con decenas de enfermos e incluso fallecidos por la enfermedad.
La presión creció por el movimiento formado por los miles de afectados que crearon una red de conexión para unificarse como una sola voz bajo el lema #VaradosSV que plantó cara para exigir su derecho de retorno, sus llamados tuvieron eco en medios de comunicación independientes.
Los viajeros tuvieron que costear con fondos propios su regreso, aunque el gobierno hizo enormes despliegues publicitarios anunciando la llegada de los varados. En muchos casos los viajeros escribieron en sus camisetas cuanto habían pagado de su bolsillo para poder retornar al país, acción a modo de protesta y de inconformidad por tener que estar largos meses sin derecho a ser recibidos.
La sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia hizo eco a llamados desde la Organización de las Naciones Unidas y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, parte de la OEA, que instaba a los países a facilitar el rápido retorno de sus ciudadanos varados en otras naciones. Para la Sala de lo Constitucional salvadoreña el negar el ingreso al país a sus ciudadanos era una grave violación a los derechos constitucionales, por lo que ordenó al gobierno de Bukele presentar un plan urgente para las repatriaciones.
Desde el Aeropuerto Internacional Washington Dulles retornaron al país unos 150 salvadoreños bajo los vuelos coordinados por el gobierno salvadoreño con aerolíneas privadas que ponían a la venta los asientos, restringidos a la lista de aquellos viajeros autorizados para volar de retorno a El Salvador y que tenían que cumplir una estricta cuarentena al aterrizar.
Con la eventual reapertura de las operaciones miles de salvadoreños aún siguen expectantes de cuándo podrán viajar con confianza a su terruño para ver a los suyos allá o para hacer negocios que han sido postergados.