Por Abel López Abreu | @Zakont
Especial para El Tiempo Latino
La cloroquina y la hidroxicloroquina, dos medicamentos de acción similar por pertenecer a la misma familia, han sido los fármacos más cuestionados y polémicos en la lucha contra el COVID-19. Álvaro Puig-Rodríguez, MD, director médico APMD, Privia Medical Group en Arlington, Virginia, explicó que también ha sido uno de los tratamientos más usados.
Ambas medicinas son apenas dos de decenas que actualmente están en investigación en el ámbito mundial, en una carrera contra el tiempo para salvar a la mayor cantidad de pacientes en estado crítico con coronavirus, por ejemplo, quienes están hospitalizados y necesitan soporte ventilatorio u oxígeno.
El doctor Puig, en exclusiva para El Tiempo Latino, sostuvo que los tratamientos son de soporte, pues no hay una medicina específica para tratar el COVID-19 y la mayoría de los enfermos con el virus se recuperan sin requerir estas terapias. Los especialistas tampoco recomiendan usar fármacos como profilaxis, es decir, de forma preventiva antes de un posible contagio.
Mientras que medicinas con propiedades antiinflamatorias como la hidroxicloroquina, o antivirales como el remdesivir o la ivermectina están en fases de investigación; al mismo tiempo hay avances en el desarrollo de más de 120 prototipos de vacunas. Estas últimas se diferencian de las primeras en que son de tipo preventivo, aplicadas masivamente y para preparar al cuerpo antes de una eventual exposición al virus.

FÁRMACOS. Las medicinas se diferencian de las vacunas, ya que las primeras tratan a los
pacientes infectados y las segundas previenen la enfermedad. | Foto: Efe/Cristóbal Herrera.
La hidroxicloroquina destaca además por haber sido publicitada por líderes políticos sin un sólido respaldo científico sobre su efectividad. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo salvadoreño, Nayib Bukele, admitieron que la usan como profilaxis. Además, está indicada por el Ministerio de Salud de El Salvador como medida preventiva para el personal médico que labora en hospitales de segundo y tercer nivel, y en unidades de cuidados intensivos. También ha sido ampliamente usada en Brasil, donde el mandatario Jair Bolsonaro considera que están en guerra contra la enfermedad y prefiere el uso del fármaco antes de rechazar el tratamiento.
Hidroxicloroquina, luces y sombras
El 15 de junio la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) suspendió el uso emergente de la cloroquina e hidroxicloroquina para el tratamiento de pacientes críticos con COVID-19. Dos días después, el 17, la Organización Mundial de la Salud (OMS) finalizó los ensayos clínicos en su programa Solidaridad.
La científica jefa de la FDA, Denise Hinton, argumentó que los datos de estudios clínicos sugieren que ambas medicinas son inefectivas en el tratamiento del COVID-19. Además, agregó que los posibles beneficios podrían no compensar sus riesgos, de acuerdo con la agencia Efe.
Ana María Henao, directora del Plan de Acción para Investigación y Desarrollo de la OMS, dijo en rueda de prensa: “Basados en evidencias publicadas por los ensayos Solidaridad y Recovery (realizados por la Universidad de Oxford), hemos concluido que se interrumpirán las pruebas con hidroxicloroquina”. Según los análisis, no se estaría reduciendo la mortalidad en los pacientes atendidos con hidroxicloroquina.
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A finales de mayo un hecho similar ocurrió: la OMS suspendió los ensayos de hidroxicloroquina después de que un estudio publicado en The Lancet revelara un presunto aumento en la mortalidad de pacientes, a quienes se administró la medicina. Sin embargo, posteriormente tres de los cuatro autores del estudio se retractaron.
Mike Ryan, director de Emergencias Sanitarias de la OMS, se disculpó el 5 de junio por la confusión en torno a la hidroxicloroquina: “Hay que seguir las evidencias científicas y asegurarse de que las personas que entran en estos ensayos clínicos lo hacen de una forma segura y que dé prioridad a su bienestar”, señaló en una comparecencia ante la prensa.

EMERGENCIA. La mayoría de las personas se recuperan por sí mismos del COVID-19, por lo
que los fármacos son aplicados a pacientes hospitalizadas críticos. | Foto: Efe/Mariscal.
La cloroquina y la hidroxicloroquina son agentes inmunomoduladores usados para tratar condiciones reumatológicas y malaria. Mostraron efectividad al reducir la carga viral del SARS-CoV y MERS, otros dos tipos de coronavirus; y parecen bloquear la replicación del virus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19, explicó Puig.
El doctor, quien trabaja en la primera línea en Virginia, aseguró que la hidroxicloroquina no se ha suspendido ni se ha dejado de considerar como alternativa de tratamiento. Además, se administra sola o acompañada de antibióticos como la azitromicina y suplementos como el zinc, que potenciarían el mecanismo de acción al inhibir la replicación del virus.
El principal temor en torno al fármaco es el posible desarrollo de arritmias ventriculares, un efecto adverso que puede generar fibrilación ventricular y llevar al paciente a la muerte.
Otros medicamentos sugeridos
Junto con la hidroxicloroquina es recomendada la azitromicina, un antibiótico que usualmente es usado para problemas respiratorios, de acuerdo con la Sociedad Americana de Farmacéuticos del Sistema de Salud (ASHP). Tiene margen de acción sobre neumonías, bronquitis o laringitis. Está sugerido por su capacidad antiinflamatoria principalmente, pues se encarga de atacar bacterias y no virus.
Su principal efecto adverso es por posibles arritmias cardiacas. Otros antibióticos son considerados si además del COVID-19 el paciente presenta otras infecciones. El tratamiento de hidroxicloroquina y azitromicina sugerido lo complementa el zinc, pues aparentemente mayores concentraciones de este compuesto en las células potencian el efecto contra el virus.
El 16 de junio destacaron resultados alentadores sobre el uso de dexametasona, un corticosteroide, para tratar el COVID-19, de acuerdo con el estudio Recovery. Se evidenció una reducción de la mortalidad de pacientes críticos.
“Esos son resultados positivos en el sentido de que la dexametasona no solo es una medicina que se ha utilizado muchísimo, sino que el costo es bajo. A pesar de que el estudio no ha sido publicado ni ha sido revisado es un estudio multicéntrico”, dijo el doctor Puig.

Gráfico: El Tiempo Latino
La dexametasona no se debe administrar en dosis altas o prolongadas, ya que al igual que otros corticosteroides puede generar efectos adversos que incluyen inmunosupresión (disminución del sistema inmunitario, volviendo al paciente propenso a otras infecciones por bacterias u hongos), descompensación en pacientes con diabetes, psicosis, entre otros.
El antiviral más prometedor hasta el momento es el remdesivir. Evidencia resultados positivos en pacientes críticos hospitalizados. Actúa al bloquear la replicación del virus, pero no se recomienda en pacientes con problemas renales y se requiere mayor investigación al respecto.
Por otra parte, el plasma convaleciente hiperinmune es una terapia que consiste en una transfusión de plasma de pacientes recuperados. Se usa solo en personas hospitalizadas en el contexto de un estudio clínico. Requiere de la participación activa De la Cruz roja Americana para identificar a los candidatos.
El tocilizumab es otro inmunomodulador que parece ofrecer resultados positivos. Mitiga la reacción inflamatoria en personas graves y solo es empleado en estudios clínicos con pacientes hospitalizados.
La ivermectina, un antiparasitario con propiedades antivirales, aún está en estudios de experimentación. De momento ha demostrado que inhibe la replicación del virus en estudios in vitro.
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Lopinavir-Ritonavir: medicina usada para el virus de la inmunodeficiencia humana (HIV). No se han observado beneficios adicionales al tratamiento standard. Se utiliza en el contexto de un estudio clínico y puede causar arritmias cardiacas.
Un fármaco que podría compensar la respuesta inmunitaria es el Interferón alfa 2b. Aún se busca determinar cuál es su efecto y hay varios tipos de interferones. Fue usado inicialmente en China, en Venezuela y próximamente podría llegar a Chile. Sus estudios han sido in vitro y no en humanos.
Este cuadro es completado por la vitamina D, cuya hipótesis plantea que altas concentraciones en el cuerpo ayudan a combatir el COVID-19.No obstante, otros medicamentos también son estudiados para tratar al virus, que ya ha provocado 9 millones 455 mil 953 contagios y 483 mil 217 fallecidos, de acuerdo con cifras de la Universidad Johns Hopkins al cierre de esta edición.
Las informaciones sobre la efectividad de los tratamientos cambia constantemente, advirtió el doctor Puig. Como ejemplo, tenemos los recientes resultados de la aplicación de dexametasona, a más de seis meses de los primeros casos de la pandemia.
Solidaridad
La OMS lleva un proyecto llamado Solidaridad que se basa en la colaboración internacional en la búsqueda de medicamento eficaz contra el COVID-19. Al 3 de junio, la organización registró 3 mil 500 pacientes inscritos en 35 países, la participación de 400 hospitales y más de 100 naciones querían unirse al programa.
En el proyecto son analizados los fármacos remdesivir; Lopinavir e Ritonavir; y el Interferón beta-1a (usado para tratar la esclerosis múltiple). Inicialmente también estuvo incluida la cloroquina e hidroxicloroquina. El 20 de junio Colombia se unió a las investigaciones en conjunto, informó el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) colombiano.
El contenido de este especial es solo de carácter informativo y no promueve la automedicación, que puede resultar en efectos adversos para la salud. Si tiene síntomas del COVID-19, consulte a su médico o institución de salud más cercana.