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Cómo ganarle la batalla a la diabetes y a la obesidad

La diabetes y la obesidad son problemas de salud pública en todo el mundo. Cifras recientes en Estados Unidos indican que existen aproximadamente 30 millones de personas adultas con diabetes tipo 2, la vesión más común de la enfermedad.

Existen además aproximadamente 84 millones de personas con pre diabetes, la etapa previa a la enfermedad y que se caracteriza por tener cifras de azúcar en la sangre que ya no son normales, aunque aún no han alcanzado el nivel considerado para ser diagnosticado como diabetes.

La diabetes mal controlada puede acortar la vida de las personas en más de 15 años y puede afectar su calidad de vida de manera significativa. Pocas personas saben que la diabetes mata a más personas que todos los cánceres y el SIDA juntos.

Los latinos/hispanos tenemos una predisposición muy grande para desarrollar diabetes y obesidad a lo largo de nuestras vidas.

En la actualidad, se calcula que uno de cada cinco Latinos adultos que viven en Estados Unidos tienen diabetes tipo 2. Desafortunadamente, la mitad de ellos no lo sabe.

Se estima además que la mitad de los niños latinos nacidos en Estados Unidos después del año 2000 van a desarrollar diabetes tipo 2 en algún momento de sus vidas.

Todas estas son cifras alarmantes y debemos hacer algo al respecto.

Existen factores genéticos y otros relacionados con nuestros hábitos que contribuyen a explicar este riesgo tan alto. Si bien no podemos modificar el aspecto genético, si podemos cambiar nuestro estilo de vida. Una alimentación saludable, la actividad física regular y el control del peso tienen un beneficio enorme en la prevención y el control de la diabetes tipo 2.

Nuestra cultura latina se manifiesta a través de las tradiciones, la música, los bailes, y por supuesto, nuestra comida.  Sin duda, la comida latina es deliciosa; sin embargo, puede ser difícil encontrar el balance adecuado entre lo rico y lo saludable, sobre todo si no se tiene la información adecuada.

La buena noticia es que no es necesario abandonar por completo nuestros alimentos preferidos para comer mejor. Sin embargo, hay que saber cómo prepararlos de manera más saludable y aprender a controlar las porciones.

Con ciertas modificaciones y un poco de creatividad, es posible llevar una alimentación que favorezca nuestra salud.

Aquí les damos algunas recomendaciones prácticas para comer de forma más saludable, sin tener que sacrificar el sabor tan rico de la comida latina.


     -Trate de enfocarse en la calidad de los alimentos. Mientras más frescos y menos procesados y refinados sean, mejor. Los productos que se venden ya preparados o empaquetados no suelen ser lo mejor para nosotros!

-Llene la mitad de su plato con vegetales. Creen su propia ensalada (con poco aderezo) o verduras hervidas con poca sal.

-Cuando tengan hambre entre comidas, traten de escoger un alimento que tenga proteínas y poca azúcar, como el yogurt natural (sin azúcar añadido) o los frutos secos. ¡La proteína ayuda a sentirse satisfecho por más tiempo! Si comen harinas, pan, y otras cosas con carbohidratos (azúcares), les dará hambre otra vez en poco tiempo.

-Cuando se sirvan la comida, limítense a una porción pequeña de carbohidratos. Por ejemplo, solo un puñito de arroz (¡no un plato completo!) o dos tortillas o una arepa, etc.

-Evite los jugos y bebidas endulzadas. Comer la fruta entera siempre es mejor que tomarse el jugo de esta.

-No toda la grasa es mala. Las grasas que se encuentran en las nueces, el huevo, los aguacates, las semillas y el aceite de olivo son saludables. ¡Solo acuérdese de controlar las porciones de estas comidas porque pueden ser altas en calorías!

-Cocine con aceite vegetal en vez de con manteca o mantequilla. ¡El aceite vegetal tiene grasas más saludables!

-Use condimentos inteligentemente. Las especias como la pimienta y el chile no tienen calorías y pueden darle sabor a su comida. Elijan estos condimentos en lugar de sal o salsas cremosas.

El comer saludable no tiene que ser fastidioso ni aburrido. Siempre se pueden encontrar alternativas más saludables. Además, comer mejor no tiene que ser siempre más caro.

¡Recuerde que usted está a cargo de su salud, nadie más!

Hable con su médico o profesional de la salud acerca de su alimentación.  Pídales asesoría formal e información detallada para mejorar su estilo de vida y el de su familia.

¡Aprenda a gozar de la vida, sin tener que sacrificar su salud!

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