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Filme de realidad virtual producido en D.C. muestra una dura realidad

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Walking for Freedom: A Venezuelan Story

Es una inmersión corta, pero profunda que envuelve al espectador gracias a la realidad virtual 3D. Esta tecnología lleva al usuario hasta la dura realidad del peregrinaje de los miles de venezolanos que dejan su país, su cultura y su vida truncada con la esperanza de buscar un mejor horizonte en naciones vecinas de Sudamérica.

360 grados “Walking for Freedom: a Venezuelan Story”, es un corto documental de 8 minutos realizado con tecnología de 3D  para ser visualizado con gafas especiales de esta nueva era virtual donde el espectador literalmente vive la experiencia de estar inmerso en la escena del film.

Para el director del corto documental, Carlos Macher, este trabajo que fue parte de su proyecto de graduación en la carrera de Cinematografía de la American University en DC, surgió como respuesta de su curiosidad a la creciente xenofobia en los países receptores de inmigrantes venezolanos, entre estos su natal Perú.

Sin embargo, el equipo de realización armado en el Distrito de Columbia, en el que han sido claves los aportes de Juan Pío Hernández, que figura como productor ejecutivo y la venezolana, Astrid García, productora del filme; se desplazó hasta Cúcuta, uno de los sitios más críticos en la frontera de Venezuela con Colombia.

Las complicaciones técnicas del rodaje al filmar con varias cámaras a 360 grados fue solo una parte del proceso. Lo más importante, reconoce el director del film, Carlos Macher, era encontrar las historias que reflejaran de mejor manera ese drama para enganchar al espectador con la historia. Pero también ser testigos de la solidaridad de foráneos que los acogen, y mostrar al mundo esa parte de la historia porque la migración tiene varias caras y reacciones.

“La idea era conseguir esos relatos que puedan llevarnos por este camino de ‘Walking for freedom: a Venezuelan Story’ y creo que surgen de manera muy natural, porque son personas que encontramos en ese momento inmersas en su propio dolor de dejar su país y que van de algún modo a la deriva en busca de un horizonte por una vida mejor”, comentó el director.

El audiovisual se presentó en semanas recientes en un evento en un restaurante de Washington, DC en el marco del Día Internacional de las Migraciones, para recordar que Venezuela es el país que no está en guerra, con mayores desplazamientos forzados en el mundo. Al cierre de 2019 se calcula que cerca de cinco millones de venezolanos habrían abandonado su patria para escapar de la crisis política, económica y social bajo el régimen de Nicolás Maduro y la larga resaca del chavismo.

El productor ejecutivo Juan Pío Hernández comentó que este documental de 2019 ha comenzado a ubicarse en  festivales internacionales para mostrar al mundo la tragedia de los migrantes forzados por la crisis del país petrolero. El documental ha tenido gran aceptación en los diferentes circuitos.

“Hace dos años iniciamos un plan para crear conciencia sobre la crisis de refugiados venezolanos, entonces hemos estado trabajando en cómo poder generar apoyos y así fue como conocimos a Carlos (Macher) y nos planteamos este documental, fuimos a Cúcuta para filmar en una ruta que teníamos establecida con los apoyos locales para hacer el recorrido”, comentó Hernández.

Los fondos de la producción salieron del bolsillo de los realizadores, para cubrir los gastos del rodaje y edición. Para recolectar más fondos, trabajan con una campaña de impacto a través de sus plataformas digitales para conseguir donaciones y así mostrar la pieza a un público más amplio.

Al tratarse de una realidad virtual, la película se muestra en entornos donde los espectadores viven la experiencia a través de los “VR goggles”, por lo que el filme no tendría el mismo efecto si se muestra en una sala de cine convencional. Pero, a pesar de poder mostrarse a un público más pequeño por tener que usarse lentes especiales, el mensaje cala mas hondo al hacer espacios que lleven a la reflexión, opinó el director Macher.

Tener la responsabilidad de llevar la producción sobre un terreno donde podía verse en el espejo de sus propios compatriotas que huyen de su país, no dejaba de tocar en lo profundo a la joven realizadora Astrid García. Ella dejó Venezuela para migrar hacia Estados Unidos y asentarse en el área metropolitana de Washington, al igual que unos 20 mil venezolanos que se calculan residen en la región.

Durante ese recorrido que hizo el equipo desde Cúcuta hasta la ciudad de Bucaramanga, los realizadores vivieron una experiencia única que una vez concluida la película comparten con los espectadores. “Walking for freedom: a Venezuelan Story” permite a cualquiera sumergirse en esta historia gracias a la tecnología de la realidad virtual.

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