Todo estaba listo para que el 20 de octubre la sociedad boliviana decidiera el futuro de su país. Los principales candidatos: Evo Morales, quien pese a críticas y señalamientos apostaba a la reelección y Carlos Mesa, feroz opositor a Morales y presidente del país desde 2003 hasta 2005, quien dimitió por protestas sociales en su contra.
El propio domingo había registros de comicios pacíficos. La ciudadanía acudió a las urnas electorales en busca de mejorar las condiciones políticas a futuro para el país. El Tribunal Supremo Electoral (TSE) fue el garante de las elecciones.
De acuerdo a la legislación boliviana, para que un candidato en una elección presidencial obtenga el triunfo, debe tener al menos 10 puntos porcentuales por encima de su principal contendor. Según los propios resultados del TSE en la tarde del domingo, ninguno de los aspirantes a gobernar el país cumplía con esta exigencia, lo que llevó a que el oponente a Morales declarara que el país iba a una segunda vuelta.

EFE
PROTESTA. Ciudadanos han llamado a huelga nacional desconociendo un triunfo electoral de Evo Morales.
“¡Estamos en segunda vuelta!” fue la exclamación de Mesa al conocerse por voz de María Eugenia Choque, presidenta del TSE, que con 83% de las actas escrutadas para el final de la tarde del domingo, Morales no había obtenido ni 50% de los votos, ni 10 puntos por encima de su principal contrincante.
“Hemos logrado un triunfo incuestionable que nos permite decir con absoluta certeza que estamos en segunda vuelta. Este triunfo se lo debemos a la claridad del pensamiento de la población boliviana”, dijo Mesa ante cientos de electores.
Oscar Ortiz, candidato presidencial que obtuvo el cuarto lugar en estas elecciones, al tener solo 4,4% de los votos, decidió apoyar en segunda vuelta a Carlos Mesa. “Apoyamos la decisión que tomó la población boliviana y la respetamos”, dijo mientras los simpatizantes entonaban: “Bolivia dice no”.
Mientras los resultados eran claros, el mismo domingo y no daban oportunidad a Morales para proclamarse ganador, el presidente dijo estar satisfecho por un triunfo en su país. “El esfuerzo y compromiso no ha sido en vano. El pueblo se ha impuesto para continuar con el proceso de cambio”, dijo al celebrar que sus representantes obtuvieron mayoría en la Cámara de diputados y en el Senado.
Inicio del descontento
La propia noche del domingo, cientos de ciudadanos bolivianos llegaron hasta el centro de cómputo en Santa Cruz para denunciar un fraude por parte del Tribunal Supremo Electoral, el cual otorgaría votos a Morales para apoderarse de las elecciones y ser reelecto Presidente.
Según los electores, un motorizado trasladaba papeletas hasta el salón donde contaban los votos. Todo, luego de que Evo Morales hablara ante medios y dijera que confiaba en el electorado de los pueblos para ganar en primera vuelta.
El Órgano Electoral Plurinacional (OEP), suspendió el escrutinio de los votos y eso generó mayor descontento social. Casi 20 horas después se habló de nuevos resultados, pero aún Morales no estaba 10 puntos por encima de su principal opositor.
La Misión de Observación Electoral de la Organización de Estados Americanos, (OEA), informó que daba seguimiento riguroso al proceso electoral en Bolivia. Para los representantes, era fundamental que el TSE explicara por qué razón se interrumpió la transmisión de resultados preliminares.
Mesa, a través de su cuenta en Twitter, consideró que el TSE incumplió con su compromiso constitucional al interrumpir el trabajo.
Reacción internacional
Países como Brasil, Colombia, Estados Unidos y la Unión Europea, mostraron preocupación por la suspensión de conteo de votos en Bolivia y pidieron que se cumpliera la decisión de la población electoral. Al menos cinco millones 152 mil 795 votos fueron válidos para el Tribunal Supremo Electoral.
El mandatario se reunió este martes con representantes de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, con el jefe adjunto de la delegación de la Unión Europea y con representantes de la OEA, quienes consideraron que es vital garantizar la credibilidad del proceso electoral y asegurar la confianza de los votantes.
La paralización del conteo de votos generó que el vicepresidente del TSE, Antonio Costas, renunciara de su cargo, lo que representó una alerta para los observadores internacionales. Para la OEA y la Misión de Observación Electoral, es importante que en el país haya segunda vuelta y así lograr elecciones creíbles para toda la población. Hasta el cierre de esta edición, con 96,78% de las actas computadas la diferencia entre un candidato y el otro es de 9,48% por lo que se debe anunciar segunda vuelta.
Origen del descontento social
Los bolivianos rechazan una reelección de Evo Morales desde febrero de 2016, cuando negaron un referéndum para postularse nuevamente a la reelección, pero al estilo venezolano, el presidente indígena esperó 2017, para, a través de una sentencia de la Corte Constitucional anular el mandato popular.
¿Por qué al estilo venezolano? Evo Morales mostró una alianza con el régimen de Hugo Chávez y ahora con la dictadura de Nicolás Maduro. Para que el chavismo se mantuviera en el poder, muchas fueron las artimañas de los izquierdistas. En 2007, Chávez perdió una reforma constitucional en la cual impulsaba la reelección indefinida, pero fue en 2009, cuando a través de una enmienda constitucional, desconoció la decisión de los ciudadanos en 2007 y aprobó poder reelegirse como Presidente. Desde entonces, la muy fracturada democracia venezolana, comenzó a caminar de un solo pie, lo que ha servido como sombra a los bolivianos.