El castellano es una lengua viva con más de 400 millones de hablantes. La segunda en el mundo después del Chino. Cuenta además con una impresionante capacidad de adaptarse a nuevas realidades. Palabras como googlear (buscar en las páginas de google, información sobre una persona o un tema específico), no existía hace apenas unos diez años.
Es sorprendente ver como esta versatilidad en el idioma toca instituciones y realidades definiendo situaciones a veces muy lamentables. Por ejemplo la problemática de los inmigrantes mexicanos originó el vocablo “Espaldas Mojadas”. Definía a los migrantes que cruzaban los bajos del Río Bravo y llegaban a Estados Unidos, con su ropa y espaldas húmedas.
Venezuela en otrora un país conocido por su alegría nos regaló palabras como “Chévere” que rápidamente se extendió por Colombia, Ecuador y Miami, la cual se utilizaba para referirse a una situación agradable. Ahora la triste realidad del país caribeño incorpora otro tipo de palabras al idioma. Por ejemplo; “bachaquero” hace referencia a las largas colas que pasan los venezolanos para comprar comida. El bachaco (Atta laevigata), es una hormiga de gran tamaño, cortadora de hojas que pueden verse en los bosques tropicales en largas filas desde el lugar de recolección de comida, hasta la madriguera, llegan a devorar una planta en pocas horas. El término se adapta entonces a la crisis venezolana cuando toma dos cualidades del bachaco, la larga fila y la capacidad de acabar con todo. Al momento de llegar estos bachaqueros a un supermercado se llevan todos los productos regulados, para luego revenderlos. Cuando se dice que un producto es bachaqueado, se refiere a que el mismo se compró en el mercado negro a un precio mucho más elevado.
Neologismos de la política venezolana
En el ámbito político venezolano también han surgido una serie de neologismos que dibujan claramente algunas peculiaridades. Por ejemplo el término “enchufado”, se refiere a quienes forman parte del gobierno, o se relacionan con estos y por vía de la corrupción se han enriquecido. Los “boliburgueses”, son esa nueva clase de jerarcas del gobierno, militares y funcionarios públicos que han amasado grandes fortunas y se muestran ostentosos. “Escuálido” se les decía a los opositores, hacía referencia a las pequeñas manifestaciones de quienes rechazaban a Hugo Chávez, durante su primeros años de gobierno.
En el mundo militar venezolano también hay nuevas palabras. Era tradición usar palabras como “Faltón” o “Novedoso”, para quien cometía errores que generaban caos. A estas se le suma una nueva que tiene otra connotación y define lo que pasa en las fuerzas armadas de ese país desde hace algunos años. “El Torcido”, se refiere a los militares que cometen actos de corrupción, no cumplen con sus funciones o se hacen de la vista gorda ante las actividades ilícitas. Es un concepto opuesto al de rectitud. En las fuerzas armadas venezolanas la rectitud en el proceder era un valor de mucha importancia. El torcido; es una palabra que tiene sus orígenes en Colombia pero que rápidamente se ha popularizado en los cuarteles venezolanos. “Matraquero” es otra palabra de uso común en el país bolivariano, describe a los funcionario que exigen pagos por hacer algo, o dejar de hacer algo.
Nuevas palabras para una nueva realidad
De esta manera vemos como estos neologismos adquieren significados que explican una realidad política. Se vuelven locales y sólo los entienden quienes viven en el país donde se originaron. O por el contrario, a partir de los procesos migratorios, se difunden por otros países de habla hispana, como es el caso de “chamo” o “chévere”.
Es así que si por alguna razón tiene pensado visitar Venezuela próximamente, no está demás que actualice su vocabulario con los neologismos de la era chavista, eso le permitirá disfrutar mejor las buenas tertulias y participar en amenas conversaciones.