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“Si al presidente del país democrático más poderoso del mundo se le perdona abusar de su poder para chantajear a líderes extranjeros en su afán de ganar las elecciones a toda costa, la libertad de la humanidad corre peligro”

La semana pasada el uso de la figura jurídica del Whistle Blower Complaint (denuncia de un informante anónimo) colocó al descubierto la fragilidad del “imperio de la ley” en Estados Unidos. Sobre todo si quien comete el crimen, es el presidente de la República. El whistleblower o denunciante, es una alternativa promovida en ciertos sistemas jurídicos para proveer formales, ingeniosos y privados canales de información en la lucha contra la corrupción. Su nombre tiene un origen anglosajón y viene de la práctica de los policías británicos quienes sonaban sus silbatos ante la presencia de un presunto delito.

Un agente de la CIA, el whistleblower en este caso, expresó el 12 de agosto y de acuerdo con los procedimientos establecidos en la ley, una “preocupación urgente” de que había recibido información de “múltiples funcionarios” del gobierno norteamericano sobre una conversación telefónica entre Trump y el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski el 25 de Julio. Tomemos nota de que habían pasado casi 3 semanas entre una fecha y la otra, pues se ha comprobado que al agente, quien trató de resolver esta preocupación por los canales regulares, no le quedó otra alternativa que recurrir a la figura jurídica del Whistle Blower Complaint, pues desde la presidencia lo querían anular.

En dicha conversación de acuerdo a la denuncia, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump utilizó su poder -tenía bloqueada la entrega de una ayuda de $ 250 millones a Ucrania- para pedir la interferencia de ese país en las elecciones de 2020. Esta interferencia incluye, entre otras cosas, la presión a Ucrania para investigar a uno de los rivales políticos más importantes de Trump, el precandidato presidencial Joe Biden. En la denuncia se especifica también que tanto el abogado personal del presidente, Rudolph Giuliani y el fiscal general de la República, William Barr, estaban involucrados. En dicha conversación, Trump prometió al presidente de Ucrania, la visita de ambos a su país para que lo ayudaran en la tarea.

Según The Wall Street Journal, periódico que a diferencia del New York Times es considerado de derecha, el presidente Donald Trump pidió ocho veces al presidente de Ucrania Zelenski durante la llamada telefónica que abriese una investigación contra Joe Biden y su hijo.

La gravedad de la denuncia del Whistle Blower y la evidencia de la intención por parte de la Casa Blanca de bloquearla, llevó a cambiar de opinión a la presidenta de la Cámara Baja, Nancy Pelosi y a manifestarse a favor de abrir una investigación sobre la posibilidad de realizar un impeachment o juicio político a Donald Trump. En su opinión, las acciones llevadas a cabo por el presidente suponían “una violación grave de la Constitución” y había que pedirle rendición de cuentas ya que como dicta la Constitución de los Estados Unidos, “nadie está por encima de la ley”.

Sin el Whistle Blower, Donald Trump no hubiese tenido que dar explicaciones y el mundo no se hubiese enterado de sus intenciones. En América Latina, los presidentes abusan constantemente de su poder y por lo general salen impunes. Lo que está sucediendo hoy en Estados Unidos es una alerta escalofriante de lo frágil que es el imperio de la ley en cualquier país por más democrático que sea.

Si al presidente del país democrático más poderoso del mundo se le perdona el abusar de su poder para chantajear a líderes extranjeros en su afán de ganar las elecciones a toda costa, la libertad de la humanidad corre peligro.

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