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Militares presos en Venezuela: sometidos a electricidad y a otros tratos inhumanos

El régimen de Venezuela ha empleado en los últimos años la tortura como mecanismo de control y de advertencia para quien piense distinto a sus sistema dictatorial. No solo los civiles que han salido a las calles a exigir el fin de Nicolás Maduro están sujetos a tratos inhumanos, los militares también.

Maduro reitera en distintas oportunidades que su Gobierno en disputa es cívico-militar y que no saldrá del poder ni por las buenas ni por las malas. La supuesta unión entre los uniformados y su régimen parece no existir cuando se calculan al menos en 2019 tres alzamientos militares que no han tenido fruto, pero porque el régimen los bloquea. Parece haber algo cierto: la cúpula castrense, no escucha a los soldados bajos y protege a Maduro para que siga en el palacio de Gobierno, a toda cosa.

Molly De La Sotta, hermana de Humberto De La Sotta, capitán de navío de la Armada venezolana, denunció en exclusiva a través de un podcasts para El Tiempo Latino, los tratos inhumanos por los que atraviesa su hermano y otros 160 militares detenidos por el régimen.

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Entrevista exclusiva

Dijo que una de las torturas es aplicarle electricidad y obligarlo a tomar agua de los inodoros. Todo, mientras hay cargos por encima de las víctimas y una justicia que guarda silencio.

A Humberto De La Sotta lo detuvieron el pasado 18 de mayo de 2018 mientras estaba en su oficina, dos días antes de concretarse las cuestionadas elecciones en las que Maduro se hizo ganador bajo un Consejo Nacional Electoral que ha trabajado para mantener al régimen en el poder.

Según la hermana de este capitán de navío, desde el año 2002 hay un deterioro en la Fuerza Armada Nacional, pues en esa fecha se alzaron militares y exigieron la renuncia de Hugo Chávez. «Hay uniformados que defienden la constitución y hay quienes no lo hacen», sentenció en entrevista con el reportero senior Ricardo Sánchez-Silva, director web de www.eltiempolatino.com.

«La Fuerza Armada Nacional vive el hambre, la falta de medicinas, de viviendas, por lo que más que golpes de Estado, ha habido un reclamo a la situación que hay», expresó De La Sotta, al considerar que el alzamiento del 21 de enero en una zona popular de Caracas, llamada Cotiza, fue una protesta de militares tras la crisis humanitaria que enfrenta este país.

Justicia ausente

Según Molly De La Sotta, 95% de los militares presos, fueron encarcelados sin orden de aprehensión, lo que determina que la justicia en el país obedece a las decisiones de Maduro y sus voceros.

Explicó que cuando su hermano fue presentado ante la juez primera de control, Claudia Carolina Pérez, el militar, que se ha declarado inocente, tenía secuelas de tortura, pero Pérez dijo que no era su competencia.  «Un médico forense fue a la Dirección General de Contrainteligencia Militar y puso que estaba en buen estado de salud», denunció.

Arbitrariedades en prisión

Humberto De La Sotta tiene un defensor público impuesto por el régimen. En cinco meses, según su hermana, solo lo vio una vez y para pedirle que se declarara inocente. «Fue trasladado a una celda llamada el cuarto de los locos; allí estuvo 32 días; le tiraban la comida, no había acceso al baño y cuando la familia lo logró ver, estaba en mal estado», denunció.

Este militar que se ha declarado inocente, es acusado de conspirar contra el régimen de Nicolás Maduro, estar aliado con la opositora al régimen María Corina Machado, el Gobierno de Colombia y de Estados Unidos. Desde hace 16 meses está en un sótano, con siete meses sin despacho judicial y con medidas cautelares desde octubre de 2018 por parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, pero a eso, el régimen no le hace caso.

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