En el siglo XX Venezuela fue un país receptor de migrantes. La estabilidad política y económica que había luego de la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez y el surgimiento de la democracia, hizo que ciudadanos del mundo vieran a esa nación petrolera, con salida al Caribe y clima diverso, como la opción para erradicarse. Europeos y propios americanos salían de sus países de origen apostando a su crecimiento en la Venezuela próspera.
Los dos mil 219 kilómetros de frontera con Colombia han hecho que históricamente ambos países sean la segunda opción para los ciudadanos. En la restauración de la democracia al menos 4.2 millones de colombianos cruzaron huyendo de la crisis y guerrilla de ese país. Hoy, se ve la otra cara de la moneda; más de un millón de venezolanos están instalados en el país neogranadino tras la crisis política que ha desembocado en graves problemas humanitarios.
La ola migratoria ha aumentado desde el año 2015, una vez llegara Nicolás Maduro a la presidencia del país. Desde entonces, la confianza depositada en este líder comunista ha disminuido al responsabilizarlo de los graves problemas socioeconómicos que enfrenta el país. Colombia ha jugado un papel fundamental al momento de que los venezolanos decidan emigrar: o se convierte en la opción uno, o es una nación transitoria.
Según el venezolano Iván de la Vega, experto en migración radicado en Perú, Colombia y Argentina son los países que más han abierto puertas a sus connacionales debido a la densidad poblacional y territorial. Ambas naciones tienen entre 45 y 50 millones de habitantes, lo que es un punto a favor al momento de recibir migrantes.
De acuerdo a autoridades migratorias, Colombia ha flexibilizado la normativa para los venezolanos con la creación del Permiso Especial de Permanencia (PEP), el cual regulariza la condición del ciudadano hasta por dos años, permitiéndole trabajar, estudiar y cotizar en el sistema de seguridad social. Argentina también ha ampliado las medidas al momento de llegar los venezolanos, considerando que atraviesan una crisis humanitaria. Una de las medidas es convalidar títulos universitarios ante la cantidad de solicitudes recibidas.
Datos de la Agencia de la Organización de Naciones Unidas para los Refugiados, (ACNUR), registran que, hasta junio de 2019, en Colombia se contabilizaban un millón 298 mil 300 venezolanos, en Perú, 768 mil 148, en Chile 288 mil 233, en Ecuador 263 mil, en Brasil 168 mil, en Argentina, 130 mil y en Panamá, 94 mil 400. Todos huyendo de las consecuencias de un sistema autoritario liderado por Nicolás Maduro, desconocido por más de 50 países que apuestan a una transición democrática encabezada por el presidente encargado y presidente del parlamento, Juan Guaidó.
Emigración nómada
Tanto Iván de la Vega como Claudia Vargas, ambos expertos en el tema migratorio venezolano, consideran que actualmente existe una migración mixta. Ellos aseguran que anteriormente emigraba un venezolano con estatus académico de cuarto nivel y hoy día, eso ha cambiado, pues como hay profesionales, también hay ciudadanos sin perfiles profesionales que solo buscan satisfacer sus necesidades básicas: Servicios públicos, alimentación y además ahorrar para enviar remesas a familiares que no han podido salir del sistema totalitario de Maduro.
Para Colombia es necesario trabajar unidos como región frente al éxodo venezolanos. Christian Krüger Sarmiento, director de Migración de ese país, dijo que más de 300 mil ciudadanos han salido de su nación por el Puente Internacional de Rumichaca. El destino: otros países del sur.
Perú recibió a 768 mil 148 hasta junio de 2019 y casi 500 mil han logrado el Permiso Temporal de Permanencia, (PTP) pero este país comenzó a crear políticas migratorias que frenan el deseo de venezolanos por llegar a esa nación, lo que representa para Claudia Vargas, además profesora de la Universidad Simón Bolívar, una incoherencia del gobierno peruano, quien desconoce a Maduro, pero pide visa humanitaria desde el 15 de junio, para entrar a su territorio.
“No estábamos preparados para recibir a tantos migrantes venezolanos”, alegó la jefa nacional de Migraciones de Perú, Roxana del Águila, al destacar que entre los que llegan, hay ingenieros, médicos, enfermeros y maestros que pueden hacer buenos aportes a Perú.
El Gobierno peruano ha expulsado a más de 50 venezolanos de su territorio por tener antecedentes penales. Al consultarle a Vargas sobre ello, alegó que no todos los que tienen este elemento son criminales ni han cometido el mismo delito, por lo que urgió al igual que la Organización de Estados Americanos, (OEA), a estudiar todos los casos migratorios de venezolanos en la región.
Estadía fronteriza
Cientos de venezolanos están varados en las fronteras de Perú y Chile por la necesidad de algún requisito que ambos países solicitan para su entrada. De la Vega dice que estas medidas surgen tras la disponibilidad de cada nación en la recepción de migrantes, mientras que para Vargas, hay acciones poco coherentes por parte de quienes están al frente de los Gobiernos.
“Estar allí representa una desesperación, angustia y necesidad. Si esos venezolanos estuviesen en otra circunstancia, ya se hubiesen devuelto a su país, pero están allí porque buscan mejores condiciones o simplemente por la reunificación familiar”, sostuvo la experta en migración Claudia Vargas.
Más de 10% de la población venezolana está en búsqueda de un lugar para rehacer su vida. Las condiciones de ese país han obligado a estos ciudadanos a abandonarlo y según los cálculos de la Organización de Naciones Unidas, si no hay correcciones en las políticas, para finales de 2019, 5.3 millones de ciudadanos, abandonarán la nación con las mayores reservas petroleras del mundo, en medio de la mayor crisis humanitaria en América Latina. Todo esto, como parte del legado del chavismo.