A lo largo de su carrera, Frida Kahlo (1907–1954) coleccionó arte popular mexicano con gran entusiasmo para celebrar la cultura nacional de México. Además, la artista se inspiró en los objetos que coleccionaba aprovechando su significado político tras la Revolución Mexicana e incorporando las cualidades visuales y materiales a sus pinturas hoy ya emblemáticas.
Frida Kahlo y Arte Popular, la primera exposición sobre Kahlo en la historia del Museum of Fine Arts, Boston (MFA), se centra en el largo compromiso de la artista con el arte popular mexicano, explorando la manera en que su pasión por objetos tales como las cerámicas decoradas, los tejidos bordados, los juguetes para niños y los ex-votos dieron forma a su propia práctica artística.
Se han reunido ocho pinturas de Kahlo —incluidos importantes préstamos del Museo de Arte Moderno (MoMA), el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (LACMA) y el Centro Harry Ransom en la Universidad de Texas, Austin— con aproximadamente 40 ejemplares representativos del arte popular, muchos de los cuales son préstamos del Museo de Arte de San Antonio (SAMA), así como fotografías y destacadas publicaciones ilustradas de la época.
La exposición, que abrirá sus puertas del 27 de febrero al 16 de junio de 2019 en las Galerías Saundra B. y William H. Lane en el ala del Arte de las Américas del MFA, viene acompañada de texto interpretativo en inglés y en español.
“Frida Kahlo y Arte Popular” ha recibido el generoso apoyo del Fondo Darwin Cordoba para el Arte Latinoamericano y Kristin y Roger Servison. El socio publicitario es El Planeta.
“Sentimos una gran ilusión por poder ofrecer a nuestros visitantes la primera exposición en el MFA sobre Kahlo, que proporciona una perspectiva distinta de la artista,” afirmó Layla Bermeo, curadora asistente de pinturas americanas Kristin y Roger Servison. “Mientras que muchas exposiciones se centran en la biografía de la artista e interpretan sus pinturas como ilustraciones directas de los sucesos que marcaron su vida, nuestra exposición ofrece una perspectiva renovada que pone de relieve el carácter de Kahlo como una ambiciosa pintora en constante evolución, que respondió activamente al arte popular. También da pie a debates más amplios acerca de las influencias que artistas populares anónimos tuvieron sobre pintores modernos famosos.”
El término “arte popular” establece un vínculo poderoso entre el arte y la política, y se utilizó públicamente por primera vez en 1921, un año después del final de la Revolución Mexicana (1910–1920). Tras la devastadora guerra civil, los roles de funcionarios del gobierno y artistas se superpusieron al intentar construir historias e imágenes patrióticas que pudieran unir a los pueblos divididos de México. La propia Kahlo no era una artista popular; sin embargo, se inspiró en cerámicas, grabados y otros objetos hechos a mano por comunidades rurales. Ella, junto a otros intelectuales urbanos, defendieron estas obras del arte popular como expresiones de la verdadera “mexicanidad,” o cultura nacional mexicana, además de celebraciones de los pueblos indígenas y las clases trabajadoras de México. Al analizar algunas de las ideas sociales y políticas del período post-revolucionario, esta exposición ofrece contextos para las pinturas de Kahlo en el arte popular, además de explorar los diálogos que se entablaron entre ambos.
Al entrar en la exposición, los visitantes son recibidos por una Figura de “Judas” (2018) de ocho pies de altura, comisionada por el MFA al artista contemporáneo Leonardo Linares, cuyo abuelo, Pedro Linares, creó esculturas semejantes en papel maché para Kahlo y su esposo, Diego Rivera. Pueden apreciarse figuras semejantes de Judas junto con otros objetos de la colección de arte popular de Kahlo, en las fotografías tomadas alrededor de 1940 por Bernard Silberstein en la Casa Azul, la residencia que Kahlo y Rivera compartían en Coyoacán, que en ese entonces era un pueblo a las afueras de la Ciudad de México. Las fotografías que forman parte de la exposición, son un préstamo del Instituto de las Artes de Detroit. La sección introductoria también proporciona un contexto histórico para la exposición de arte popular en el MFA, destacando una selección de objetos que se mostraron en el Museo alrededor de 1930 como parte de Artes mexicanas, una muestra que viajó a 13 instituciones en los Estados Unidos. Después de la introducción, Frida Kahlo y Arte Popular se encuentra organizada temáticamente en cinco secciones.
Arte del pueblo
Kahlo coleccionó arte popular como un acto de orgullo nacional, para mostrar su conocimiento y aprecio por los artistas mexicanos que trabajaban fuera de las instituciones de estilo europeo. Alrededor de la misma época en que los muralistas prometieron liberar la pintura del lienzo y hacer el arte accesible al público, el arte popular se definió como una forma de arte para el pueblo y por el pueblo. Esta sección reúne por primera vez dos pinturas de dos periodos distintos de la carrera de Kahlo: Dos mujeres (Salvadora y Herminia) (1928), la primera pintura que la artista vendió en 1929, y que recientemente fue adquirida por el MFA, y el emblemático Autorretrato con collar de espinas y colibrí (1940, Centro Harry Ransom en la Universidad de Texas en Austin). Pintadas con más de una década de diferencia, estas obras demuestran el progreso de la práctica pictórica de Kahlo, además de su orientación política y su dedicación a la diversidad de historias, pueblos, plantas y animales de su país. Dos mujeres es un retrato solemne de dos mujeres de raza mixta que eran muchachas, es decir, trabajadoras domésticas, en el hogar de la madre de Kahlo. El denso follaje del fondo de la pintura evoca los patrones orgánicos de muchas obras de arte popular, como la Vasija bruñida (aproximadamente 1930, Museo de Arte de San Antonio, Colección de arte popular mexicano de Nelson A. Rockefeller) decorada con flores y hojas de colores radiantes. También encontramos un fondo repleto de exuberante follaje en Autorretrato con collar de espinas y colibrí, en el que la artista posa junto con animales imaginarios y su propia mascota, un mono. La pintura se muestra junto a dos monos de cerámica del arte popular (aproximadamente 1930, Museo de Arte de San Antonio, Colección de arte popular mexicano de Nelson A. Rockefeller): uno es un silbato y el otro es un recipiente para la bebida alcohólica llamada mezcal. Estas obras son ejemplares de objetos cotidianos de arte popular en los que se unían belleza con funcionalidad y que representaban largas tradiciones artísticas y hábitos que las comunidades rurales usaban.
Estéticas de la infancia
Kahlo sentía fascinación por el mundo de los niños, interés que compartía con muchos otros modernistas mexicanos. Los juguetes eran una de las categorías más destacadas del arte popular; las muñecas, las marionetas de madera y los animales de cerámica cautivaron a los coleccionistas por sus detalles esculpidos y sus sofisticadas combinaciones cromáticas, todo ello expresado en miniatura. La atracción por estos objetos tan pequeños quizás ayudó a Kahlo a comprender el monumental poder visual que podía desarrollar en pequeñas dimensiones. Con sus apenas seis por cinco pulgadas, la pintura Niña con máscara de la muerte (Ella juega sola) (1938, Museo de Arte de la ciudad de Nagoya) retrata a una niña —posiblemente la propia artista— quien lleva un vestido rosado con detalles de encaje y esconde su rostro tras los ojos redondos y amarillos, y los dientes apretados de una máscara de esqueleto. La máscara de jaguar que vemos a su lado guarda relación con conceptos de fuerza física y sobrenatural. La pintura se muestra junto a una Máscara de jaguar de madera (finales del siglo XIX, Museo de Arte de San Antonio, Colección de arte popular mexicano de Nelson A. Rockefeller), representativa del tipo de máscara que coleccionaba la artista. Entre las demás obras expuestas en esta sección se encuentran el dibujo Sin título (Retrato de una niña con moño naranja) (aproximadamente 1937–38, Museo de Arte el Hood, Universidad de Dartmouth) de Diego Rivera y Niña de la muñeca (1943, Colección Andrés Blaisten) de Rosa Rolanda, amiga cercana de Kahlo y artista. Rolanda representa a la propia Kahlo como una obra de arte popular, en la forma de una muñeca con una sola ceja que una niña de ojos bien abiertos agarra con fuerza.
Milagros pintados
Kahlo coleccionó cientos de pinturas ex-voto, las cuales representan una de sus mayores influencias artísticas. Los ex-votos, imágenes diminutas pintadas sobre lata, expresan la gratitud de su dueño original por los milagros cumplidos y las plegarias respondidas. El término ex-voto, proveniente de la palabra en latín para “ofrenda religiosa,” suele usarse de forma intercambiable con “retablo,” que hace referencia a las imágenes sagradas de los altares. Kahlo y sus contemporáneos redefinieron los ex-votos como arte popular y los admiraron por sus composiciones visionarias en lugar de su propósito religioso. Las perspectivas cambiantes, la combinación de figuras de pie y flotando, y el soporte metálico de su pintura Mis abuelos, mis padres y yo (Árbol familiar) (1936, Museo de Arte Moderno, Nueva York) retoman el formato del ex-voto. Sin embargo, en lugar de santos, Kahlo pintó a sus propios antecesores. Esta sección también presenta otra pintura de Kahlo, El suicidio de Dorothy Hale (1939, Museo de Arte de Phoenix), así como Niña (1925, Colección Andrés Blaisten), una pintura del contemporáneo de Kahlo Gabriel Fernández Ledesma, en la que se representa un ex-voto como una pintura dentro de una pintura. En la exposición se encuentran ex-votos de los siglos XIX y XX, así como un excepcional ejemplar del siglo XVIII: Ex-voto Peres Maldonado (1777, Museo Davis de la Universidad de Wellesley), una obra violenta, aunque de gran belleza, en la que puede verse a una mujer en medio una operación de cáncer de mama. En 1939, el surrealista André Breton, que había adquirido este ex-voto durante una visita a México, lo expuso junto a un grupo de pinturas de Kahlo en una exposición en París titulada Mexique. También puede verse en esta sección una carta escrita por Frida Kahlo en la que la artista critica la visión de Bretón como curador.
Naturalezas vivas
Kahlo participó del género artístico del bodegón o naturaleza muerta, en especial en las últimas etapas de su carrera; sin embargo, aún cuando trabajó dentro de la tradición, la artista introdujo aspectos innovadores. Ella llenó agresivamente composiciones de pequeña escala con formas redondeadas y de colores vivos que dan la impresión de estar por salir disparadas del cuadro. Pintó frutas y rocas como si tuvieran ojos, piel y sentimientos, otorgándoles características humanoides también visibles en muchas obras del arte popular. Como los mullidos Esqueletos (aproximadamente 1940, Museo de Arte de San Antonio, Colección de arte popular mexicano de Nelson A. Rockefeller) creados originalmente para la celebración del Día de Muertos, las naturalezas vivas de Kahlo se alejan de las categorías que llamamos animado e inanimado, objetos y seres, vida y muerte. Esta sección incluye tres alegres y coloridas pinturas de Kahlo: Pitahayas (1938, Museo de Arte contemporáneo de Madison), Naturaleza muerta con loro y fruta (1951, Centro Harry Ransom en la Universidad de Texas en Austin) y Cocos gimientes (1951, LACMA), junto con Alacena (1947, Colección Andrés Blaisten) de María Izquierdo, contemporánea de Kahlo y también coleccionista de arte popular.
Tradiciones inventadas
De la misma forma en que Kahlo utilizó la pintura para su iconografìa, usó la ropa para crear su propia imagen. Atuendos, adornos para la cabeza y otros accesorios de las comunidades rurales e indígenas mexicanas se convirtieron en su colección más visible de arte popular, la cual utilizaba en sus viajes internacionales y que quedó inmortalizada en fotografías. Prendas como el huipil (blusa rectangular), el rebozo (mantón tradicional) y el vestido regional de Tehuana no solo fueron fundamentales para la construcción de la imagen de la artista, sino que también representaban conceptos más amplios de lo que era la feminidad mexicana ideal y “auténtica”. Kahlo hizo del estilo de tehuana su imagen característica, usando, pintando e incluso obsequiando los característicos vestidos a personas fuera de México. Los atuendos de esta sección incluyen un traje de dos piezas, Vestido de tehuana (blusa y falda) (décadas de 1930–1940), expuesto por primera vez desde que el MFA lo adquiriera en 2017. Si bien Kahlo no lo utilizó nunca, Jackson Cole Phillips adquirió este vestido con la ayuda de la arista. Phillips fue propietario original de la pintura Dos mujeres.
El baño de Frida de Graciela Iturbide
De manera simultánea con Frida Kahlo y Arte Popular, se expone una selección de 15 obras de El baño de Frida, una serie de la fotógrafa Graciela Iturbide (nacida en 1942), en el ala del Arte de las Américas. Cuando Kahlo murió en 1954, su afligido esposo, Diego Rivera, tomó sus pertenencias y las guardó bajo llave en el baño de la Casa Azul. Cincuenta años más tarde, el espacio por fin se abrió e Iturbide fue la encargada de fotografiarlo. El México de Graciela Iturbide, la primera gran presentación de la obra de la artista en la Costa Este se mostrará en las Galerías Henry y Lois Foster hasta el 12 de mayo de 2019. Las fotografías de El baño de Frida permanecerán expuestas en el ala del Arte de las Américas hasta el 16 de junio de 2019.