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«Nuestro hijo asesinado en la masacre de Parkland, es un eterno activista»

El 13 de febrero de 2018, nuestro hijo Joaquín Oliver vio a su ídolo, Shaun White, ganar otra medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Invierno. Y tuiteó: «I love you, Shaun White». Ese fue su último tuit. Después, le pidió a su papá que lo ayudara a arreglar algunas flores que le regalaría a Tori, su novia, por el día de San Valentín. Joaquín recibió cuatro disparos de un chico blanco de 19 años que usó su tarjeta de crédito para comprar una Smith-Wesson AR-15, además de municiones suficientes para matar a nuestro hijo y a otras 16 personas, y herir a 17 más durante un tiroteo que duró menos de 7 minutos dentro de su escuela secundaria en Parkland, Florida.

Joaquín (Guac) tenía 17 años, era un estudiante de último año en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas. Un niño alegre y divertido, siempre rodeado por amigos y por nosotros.

Tras dejar Venezuela en 2003, decidimos buscar un futuro mejor en Estados Unidos. Esperábamos que nuestra familia estuviera segura en Parkland, una ciudad conocida por tener algunas de las mejores escuelas públicas de la nación. Semanas después de que Joaquín fue asesinado, comenzamos a aprender más sobre la violencia con armas de fuego en este país. Si bien las leyes nacionales son débiles y causan casi 200.000 muertes y heridas con armas de fuego cada año, algunos estados han aprobado legislaciones que funcionan para mantener las armas fuera del alcance de individuos peligrosos. Desafortunadamente, Florida no es uno de esos estados.

Su estado, Massachusetts, tiene algunas de las leyes de armas más efectivas y se encuentra continuamente entre los estados con las tasas más bajas de muertes por violencia armada en la nación. Massachusetts exige licencias renovables y un registro para todos los propietarios de armas, al igual que para los automóviles. Massachusetts también da a los jefes de policía la facultad discrecional de otorgar licencias de porte de armas, y prohibe que individuos peligrosos, con un historial conocido de violencia, tengan acceso a un arma.

Nos enteramos de que, si Florida hubiera promulgado las mismas leyes sobre armas de fuego que tiene Massachusetts, nuestro hijo probablemente estaría vivo hoy. Así que nos asociamos con Stop Handgun Violence, cuya sede está en Boston, para instalar un cartel en Back Bay con una foto de nuestro hijo y las palabras: “If I had attended high school in Massachusetts rather than Parkland Florida, I would likely be alive today» (Si hubiera asistido a la escuela secundaria en Massachusetts en lugar de a Parkland Florida, probablemente estaría vivo hoy). De hecho, si todos los estados tuvieran la misma tasa de muertes con armas de fuego que Massachusetts, se salvarían más de 27.000 vidas a nivel nacional cada año.

Desde que perdimos a nuestro hijo en el Día de San Valentín de 2018, nuestras vidas han cambiado para siempre. Ahora dedicamos todos los días a Joaquín y ayudamos a otras familias a prevenir la violencia con armas de fuego. Estamos trabajando para que nuestros funcionarios electos rindan cuentas y estamos luchando para replicar las firmes leyes de su estado en todo el país. Comenzamos una organización, Change The Ref.; hemos hablado en eventos, marchado con estudiantes y presentado más de 35 instalaciones de arte con un mensaje para interrumpir la inercia actual para protestar por la violencia con armas de fuego en este país.

A veces nuestro activismo incomoda a la gente. Nos dicen que estamos siendo demasiado agresivos y nos enfrentamos con funcionarios electos y entusiastas de los derechos de portar armas. No nos importa. Nos quitaron a nuestro hijo y más nunca nos sentiremos cómodos. Un niño recibe un disparo cada 30 minutos en Estados Unidos, y cada tres horas, otro niño menor de 19 años muere con armas de fuego. Hay un tiroteo masivo todos los días en Estados Unidos. Nos negamos a aguantar el status quo por más tiempo. Lo que sea necesario para salvar a otra familia de este dolor vale la pena cualquier incomodidad que podamos imponer a los funcionarios electos que se nieguen a enfrentarse al lobby de las armas.

Esta tarde, en la ciudad de Nueva York, desvelaremos nuestro mural número 17, y es uno colosal.

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