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La candidatura y presidencia de Trump han estado atadas a una retórica racista

*ALERTA: Lenguaje explícitamente vulgar

La campaña presidencial de Donald Trump comenzó, en los primeros cinco minutos, con sus acusaciones de que los inmigrantes de México eran criminales. No todos, fíjate; algunos de ellos, supuso, eran buenas personas. Algunos. Unos pocos. Esto terminó siendo un tema prominente de su presidencia, pintando con una amplia brocha a los inmigrantes como criminales, como cuando viajó a Long Island para posicionar la violencia perpetrada por la pandilla callejera MS-13 como un resultado inevitable del ingreso ilegal de inmigrantes al país.

A los pocos meses de comenzar su campaña, Trump compartió una imagen en Twitter que sugería que la gran mayoría de los asesinatos de personas blancas en los Estados Unidos eran cometidos por personas de raza negra. Esto no es para nada cierto. La mayoría de los blancos son asesinados por personas blancas. Pero Trump nunca se disculpó o corrigió el tuit, sino que lo eliminó en silencio. El mismo tema surgió repetidamente después, incluyendo poner juntos constantemente a estadounidenses negros, centros urbanos y crímenes violentos.

Un mes después de ese tuit, Trump declaró que Estados Unidos debería prohibir la entrada a cualquier persona que sea musulmana. No se identificaron otras advertencias o subcategorías, solo «un cierre total y completo para los musulmanes que ingresan a los Estados Unidos», punto final. Una vez en el cargo, eso se convirtió en su veto migratorio para las naciones de mayoría musulmana, una prohibición que múltiples tribunales entendieron como algo más sofisticado de lo que había propuesto en diciembre de 2015.

Casi cada vez que un musulmán es acusado de terrorismo, Trump se aprovecha de él para vincular a los musulmanes con el terrorismo. El mes pasado, inició un incidente internacional cuando retuiteó videos engañosos antimusulmanes de un racista activista británico. (Cuando un supremacista blanco fue acusado de terrorismo el año pasado, la administración permaneció en silencio).

Todo este contexto, de que los hispanos, los musulmanes y los afroamericanos son peligrosos, vale la pena considerarlo a la luz de los comentarios que han salido de la Casa Blanca en las últimas semanas.

El jueves, The Washington Post informó que durante una reunión en la Oficina Oval ese mismo día, Trump se había lamentado airadamente de «que vinieran todas estas personas de países de mierda». Esos países eran Haití o naciones africanas, según informó Josh Dawsey, no como Noruega, cuya primera ministra se reunió con Trump el miércoles y con cuyos ciudadanos él se mostró cómodo de permitirles cruzar nuestras fronteras. (Actualización: The New York Times dice que Trump también preguntó: «¿Por qué queremos gente de Haití aquí?»).

Esa visión de los inmigrantes está en consonancia con su descripción de la lotería de visas como un sistema que selecciona a los «peores» inmigrantes para ingresar a los Estados Unidos. Trump considera que los inmigrantes pertenecen a una de dos categorías, buena o mala, y los inmigrantes malos a menudo son los que no vienen de Europa.

Los comentarios reportados por Dawsey también recuerdan un informe del Times sobre una reunión similar en junio, durante la cual Trump supuestamente se refirió a Afganistán como un refugio terrorista, describió a los residentes de Haití como todos los que «tienen SIDA» y dijo que los migrantes de Nigeria era poco probable que «regresaran a sus chozas» una vez que llegaron a los Estados Unidos.

La secretaria de prensa de la Casa Blanca negó que Trump haya hecho esos comentarios. En una declaración enviada a Dawsey, la Casa Blanca no negó explícitamente que Trump hiciera el comentario «de mierda».

Damos muchas vueltas con la palabra «racista», porque llamar a alguien racista es una carga pesada que a menudo es casi imposible de probar. El presentador de radio de Nueva York Jay Smooth una vez dibujó una distinción importante que vale la pena recordar. En lugar de decir que alguien es racista, es más útil señalar que las cosas que dijeron son racistas, porque eso es tanto más defendible objetivamente y menos probable que parezca un ataque a la persona.

Entonces: Decir que Haití y los países africanos son una mierda, a diferencia de Noruega, y afirmar que los nigerianos viven en chozas y que los haitianos tienen SIDA y que los afganos son terroristas, y que los inmigrantes mexicanos son criminales y que los estadounidenses negros viven en centros urbanos plagados de crímenes y que los musulmanes son demasiado peligrosos como para permitirles el ingreso al país?

Esas son declaraciones racistas.

Los estadounidenses, tal vez no familiarizados con la distinción del Sr. Smooth, generalmente están dispuestos a atribuir sesgo racial al presidente. La mitad del país piensa que es sesgo en contra de los negros, según una encuesta de noviembre realizada por The Post y ABC News. Una encuesta de Quinnipiac del mes pasado descubrió que el 57 por ciento de los estadounidenses cree que Trump no respeta a las personas de color tanto como respeta a los blancos, un hallazgo que ciertamente se ve reforzado por los comentarios que Dawsey informó ayer.

Esas encuestas se produjeron luego de los disturbios en Charlottesville, Virginia, en agosto, durante los cuales una mujer murió cuando un hombre golpeó con su automóvil a una multitud que protestaba pacíficamente contra una manifestación de supremacistas blancos. Después de esa violencia, Trump comparó los puntos de vista de los manifestantes neonazis y racistas con los puntos de vista de quienes votaron para oponerse a los puntos de vista de nacionalistas blancos. Días después de las protestas, él calificó el racismo como inaceptable, y al día siguiente declaró que había «gente muy buena en ambos lados», incluida la parte que protestaba del lado de los nazis. A Trump no le gustaba llamar racistas a los racistas, pero, como señaló Chris Ingraham, a menudo estaba dispuesto a llamar a los negros racistas en Twitter, tres veces más a menudo que cuando usaba el término para describir a los blancos.

La tensión racial es la razón por la cual Trump es presidente. Su excoriación de los inmigrantes mexicanos ilegales y la lucha con las entidades corporativas y las celebridades que siguieron crearon una base central de apoyo dentro del Partido Republicano que lo ayudó a ganar la nominación del partido. El análisis de las elecciones generales encontró que una razón clave por la que los estadounidenses menos educados eran más propensos a apoyar su candidatura eran las actitudes raciales. En los estados bisagra (swing states), los votantes prefirieron a Hillary Clinton para la economía, y a Trump para los asuntos de terrorismo e inmigración.

A menudo, los candidatos presidenciales exitosos abandonan su retórica de campaña en busca de un mensaje que pueda usarse para unificar al pueblo estadounidense a favor de la presidencia. Trump nunca ha hecho ningún esfuerzo por ello. Él tiene las mismas actitudes ahora que en la campaña electoral, claramente, y esas actitudes parecen ser que los negros, los hispanos y los musulmanes son peligrosos o indeseables.

Llame a eso como usted quiera.

Vídeo

Reacciones de media noche

(ALERTA: Lenguaje vulgar). Los comediantes Stephen Colbert, Trevor Noah y otros tuvieron mucho que decir sobre los comentarios del President Trump.

(Traducción El Tiempo Latino/El Planeta Media)

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