Imagina si no pudieras ver a un doctor cuando tienes fiebre, cuando notas una hinchazón o cuando tu madre está teniendo problemas al respirar. Imagina que tengas que viajar largas distancias o tengas que pasar largos tiempos de espera para conseguir una cita para el cuidado que necesitas. Para muchos, esta es ya una realidad desafortunada, debido a la creciente escasez de doctores en ciertas especialidades y regiones particulares del país. Aquellos de nosotros que estamos bien por ahora puede que no sea por mucho tiempo. Los estudios muestran que tenemos una peligrosa tendencia hacia una escasez nacional en los próxima década cuando estaremos cortos por 100 mil doctores respecto a aquellos necesarios para que nuestro sistema de salud trabaje efectiva y eficientemente.
Desafortunadamente, la escasez de doctores se empeorará rápidamente si la Acción Diferida para Llegados en la Niñez (DACA, por sus siglas en inglés) se elimina, tal como el Presidente Trump anunció a principios de septiembre, y que pareciera que está buscando de forma acelerada, frustrando las esperanzas de los Demócratas a un acuerdo.
DACA es un programa que permite que inmigrantes indocumentados que llegaron a este país cuando eran niños se puedan registrar con el gobierno y trabajar legalmente sin miedo a ser deportados. Estas personas jóvenes conocen solo un hogar – los Estados Unidos. Por si misma, la decisión de eliminar DACA es moralmente deplorable. Separaría a familias y causaría años de trauma e inestabilidad. Pero la movida también podría debilitar nuestro sistema de salud. Los beneficiarios de DACA son enfermeros, asistentes médicos, técnicos médicos, terapeutas respiratorios y sí, doctores. De hecho, mas de 25 por ciento de los doctores de Estados Unidos son inmigrantes, y si DACA continúa, el programa añadiría aproximadamente 5 mil 400 médicos que de otra manea no serían elegibles para trabajar en los Estados Unidos en las próximas décadas.
Como doctor nacido en la India y que vino a los Estados Unidos como niño, este es un tema que me preocupa a nivel personal, no solo profesional. Mi familia inmigró a los Estados Unidos con la visa de estudiante de mi padre cuando vino en 1996 a obtener su postgrado, y luchábamos por llegar a fin de mes.
Luego de que mi padre se graduó y consiguió un trabajo, nos mudamos a una nueva casa y una nueva comunidad, pero todavía no teníamos residencia permanente. Cuando era estudiante de primer año de secundaria puedo todavía recordar ver el horror de cuando las torres gemelas se cayeron el 9/11, no muy lejos de mi escuela y casa en Long Island. Entre muchos de los impactos que esto tuvo en mi comunidad es que mi familia sufrió escrutinio, lo que retrasó por años nuestra aplicación para residencias permanente.
Mientras estaba en la universidad, nuestra aplicación por la tarjeta de residencia fue aprobada, por fin respiramos un poco de alivio. Ya no tendríamos que preocuparnos por aplicaciones, renovaciones de visas y el pago de tasas legales altas. Mi deseo de convertirme en doctor se cristalizó durante esos años; soñaba en convertirme en el tipo de médico que se preocupara no solo por problemas médicos si no por las necesidades espirituales y psico sociales de los inmigrantes, las minorías y los pacientes menos privilegiados.
En 2015, casi 20 años después de que vine a los Estados Unidos, me convertí oficialmente en ciudadano, y estoy orgulloso de llamar a este país mi hogar. Los “soñadores” merecen esta misma oportunidad que yo y tantos otros doctores inmigrantes hemos tenido. Pensando en aquellos años, puedo ahora decir que la difícil situación de mi familia se queda corta en comparación con el estrés que los beneficiarios de DACA deben estar sintiendo hoy.
Y su pérdida no es solo un problema de ellos. Nos debería importar a todos, especialmente si estamos preocupados por el acceso a un cuidado de salud de calidad. Este es un momento particularmente importante, con mas y mas doctores abandonando la profesión. Mientras la tendencia continúa, solo profundizará la escasez de doctores, que es aún mas aguda en comunidades poco privilegiadas – lugares en los que además es mas probable que trabajen los beneficiarios de DACA que ingresan en la profesión médica.
Trump puede pensar que está ganado puntos políticos con sus seguidores de base al eliminar DACA. Pero está amenazando con sabotear nuestro sistema de salud y poner en juego el cuidado de miles, si no millones, durante el proceso. Si el presidente no los protege (y nos protege), el Congreso debe tomar acción antes de que esta movida destruya familias, exilie a miles y agrave la creciente escasez de doctores que se encuentra amenazando a la población de Estados Unidos.
Eliminar DACA es anti-estadounidense, inadmisible y malsano para todos nosotros.
– Rao es un Médico Interno y Pediatra ejerciendo en Baltimore, Maryland.