La moda ha sido utilizada como arma, y la industria se ha quedado silenciada.
En los días posteriores desde que los nacionalistas blancos marcharon en Charlottesville y el Presidente Donald Trump aseguró que “personas muy buenas” caminaron junto a ellos, presidentes corporativos han publicado declaraciones de protesta y han huido de los comités de la Casa Blanca. Los artistas abandonaron el Comité Presidencial de Arte y Humanidades, y tres de los receptores de los Honores del Centro Kennedy dijeron que podrían saltarse la tradicional recepción pre-gala de la Casa Blanca, pidiendo al Presidente y a la Primera Dama su cancelación.
Los legisladoras han contradicho al Presidente por sus declaraciones, comediantes de los programas de la noche han hecho comentarios incisivos, y actores y atletas prominentes han expresado molestia.
Pero la industria de la moda ha dicho poco. .
El favorito de la Séptima Avenida, Instagram, ha estado dominado por publicidades, mercancía de otoño y fotos de vacaciones. Enterrado en las gloriosas fotografías de zapatos y carteras, pocos diseñadores publicaron declaraciones acerca del amor. Barneys New York utilizó una frase de Martin Luther King Jr. Las declaraciones de Diane von Furstenberg fueron unas frases de Nelson Mandela utilizadas por el ex Presidente Barack Obama.
Pero fueron extraños los estilistas o diseñadores como Jeffrey Banks y Kerby Jean-Raymond, que hayan mencionado los comentarios del Presidente o hayan hablado directamente del tema del nacionalismo blanco.
Notablemente, no hubo nada formal por parte de la principal organización comercial de la moda, el Consejo de Diseñadores de Moda de Estados Unidos (CFDA, por sus siglas en inglés).
“Nunca consideramos una declaración directa en respuesta al tema de Charlottesville”, escribió el presidente del CFDA, Steven Kolb, en un correo electrónico. “Continuamos nuestro compromiso con la responsabilidad civil y estaremos anunciando noticias en una campaña de la semana de la moda que empezamos a planear hace semanas… la cual tocará este tema”.
No todas las industrias tienen que hacer declaraciones públicas con cada evento noticioso que ocurra y pocos miembros del público se han estado preguntando: ¿Qué piensa Michael Kors de lo ocurrido en Charlottesville? ¿Qué tiene que decir J.Crew?
Aún así, la industria de la moda está anclada por grandes compañías públicas que tienen tanta influencia cultural como un atleta o un actor. Muchas marcas de moda han construido su negocio apalancados por el mítico Sueño Americano. La moda le debe una deuda especial a esas comunidades señaladas por los supremacistas blancos: los diseñadores normalmente toman inspiración artística de las comunidades de color. Algunos de los primeros comerciantes de la moda, y los mas influyentes comerciantes y editores han sido judíos. Y la industria se ha beneficiado en gran medida de la creatividad e ingenio de aquellos que se identifican como LGBT.
¿Por qué la moda no hablaría? Especialmente ahora que la moda se ha convertido en arma discreta de los blancos nacionalistas, los Neo-Nazis han usado la habilidad que tiene la moda para camuflar, distraer, alentar, reasegurar, atraer, y simplemente mentir.
En la multitud de imágenes de Charlottesville, los protestantes están adornados con franelas polo blancas y pantalones caqui. Otros usan jeans limpios, camisas de botones, shorts cargo. Usan jeans y suéteres de rallas que se ven como si hubiesen salido de la estantería de la tienda de Gap.
Algunas de las ropas son específicas de una marca: camisas de golf de Fred Perry, por ejemplo. La compañía, junto con New Balance, publicó una declaración a principios de año denunciando a los blancos nacionalistas, quienes habían declarado apego a sus productos.
Pero la relevancia de la moda en la conversación acerca del odio racial va mas allá de cualquier marca en particular. Para un observador cognitivo de los símbolos internos y lenguajes visuales de los blancos nacionalistas, había mucho que leer: neo-Nazi, varones, cabezas raspadas, y de derecha alternativa.
Los protestantes reconocieron el poder del lenguaje visual de la moda, y lo adoptaron. Mas de un joven recluta tomando sus primeros pasos tentativos hacia el nacionalismo blanco ha contado acerca del placer – y quizás alivio – en encontrar que estas conspiraciones de odio aparentan ser normales. Se ven como cualquier persona de entre los 20 y los 30 años con sus pantalones cortos, cortes de pelo, trajes pegados, suéteres con capuchas y gorras de béisbol.
La moda siempre ha ayudado a las personas a crear una representación pública que ellos elijan. Ese exterior puede tener poco que ver con lo que está en el corazón y la mente – o de lo que se dice detrás de la puerta o en las sombras. Es simplemente su narrativa pública. En el pasado, esas historias han incluido a mujeres apoyándose en sus trajes poderosos para navegar un poco mas fácil el mundo de los negocios dominado por los hombres.
Las comunidades desfavorecidas han usado la moda para generar foco en los medios y ampliar su voz. El potencial completo de la moda de género neutral y la manera en la que está amoldando nuestro entendimiento de la sexualidad queda aún por ser medido.
La gloria de la moda está en su habilidad de hacernos sentir que pertenecemos; y que al pertenecer, importamos.
Los blancos nacionalistas están moviéndose a través de las comunidades embozados en el tipo de moda mas mundano y banal. Ropa que no inspira volver a mirar. Ropa aceptable y apropiada. Ropa que los hace ver como que pertenecen. Y la industria de la moda tiene aún pendiente decirles que no es así.