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Parece que han encontrado la solución a la enfermedad de Lyme

Mientras disfrutas de un paseo por los bosques, campos o parques este verano, las garrapatas casi invisibles pueden estar esperando en la hierba para hacer de ti su próxima comida y potencialmente transmitirte patógenos peligrosos.

La enfermedad de Lyme, una de las más comunes transmitidas por garrapatas, está en aumento. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) afirman que puede haber hasta 300.000 casos de infección por año en los Estados Unidos, aunque muchos de ellos podrían ocurrir sin ser detectados.

Estos diminutos insectos son del tamaño de una semilla de amapola, y su presencia en el cuerpo humano puede afectar varios órganos del cuerpo. Las garrapatas se han multiplicado en los últimos años y un nuevo estudio puede haber apuntado a un enfoque prometedor para combatir la propagación de esta enfermedad y ayudar a explicar por qué ha ido en aumento. El resultado: todo se resume a los zorros y los ratones salvajes.

Tim R. Hofmeester, estudiante de posgrado en la Universidad de Wageningen en Holanda, dirigió una investigación, publicada recientemente, la cual resalta la participación de los humanos en impulsar la propagación de enfermedades transmitidas por garrapatas, como Lyme.

Los ciudadanos, al fracturar hábitats y alterar los ecosistemas, han permitido que las garrapatas (que se alimentan de ratones salvajes), emerjan, y se vuelvan hacia los humanos en busca de alimento.

Hofmeester y su equipo monitorearon 20 lugares diferentes al aire libre a través de los Países Bajos, rastreando depredadores, ratones y las garrapatas que se alimentan de ellos. El resultado es que la proliferación de los animales depredadores como los zorros, causan que los roedores que tienen garrapatas se escurran y se escondan en sus madrigueras, lo que implica que menos insectos portadores de enfermedades infestarán nuestros bosques y campos.

Pero en lugares donde los depredadores son escasos, los ratones (y las garrapatas) corren libremente.

«Los resultados sugieren que los depredadores pueden reducir el número de garrapatas», escriben los autores, «lo que implica que los cambios en la abundancia de depredadores pueden tener efectos en cascada en el riesgo de enfermedad transmitida por garrapatas».

Este estudio muestra un efecto que los científicos habían sospechado durante mucho tiempo podría ocurrir, pero antes carecían de la evidencia para demostrarlo.

Los autores aconsejan «la apreciación y protección de especies depredadoras como el zorro rojo», que son frecuentemente perjudicadas por las poblaciones humanas.

«Muchas especies que se convierten en alimentos de las presas (como los ratones) muestran un menor movimiento para refugiarse en presencia de un depredador», escriben los autores.

Estos hallazgos son particularmente importantes a la luz del rápido aumento de la enfermedad de Lyme y otras enfermedades transmitidas por garrapatas, como ha informado CDC.

«Desde finales de la década de 1990, el número de casos reportados de enfermedad de Lyme en los Estados Unidos se ha triplicado y el número de condados en el noreste y el medio oeste de Estados Unidos que se consideran de alto riesgo para la enfermedad de Lyme ha aumentado en más de 300%. Una explicación de esta tendencia es que las garrapatas que pueden transmitir la enfermedad de Lyme han ampliado su área geográfica y ahora se encuentran en lugares que no fueron vistos hace 20 años», explicó Rebecca Eisen, bióloga de investigación de CDC.

En 2015, según los datos más recientes, más de 28.000 personas confirmaron presentar casos de Lyme en el país. En Massachusetts, hubo 2.922 casos confirmados y otros 1.302 probables (hubo un total de 2.336 en 2005.) Sólo tres otros estados – Pennsylvania, Nueva York y Nueva Jersey – tuvieron más en 2015. Pennsylvania fue el estado más afectado, con 7.351 casos en 2015, en comparación con 4.287 una década antes. Esa es una tasa de 57.4 infecciones por cada 100.000 personas.

Otras investigaciones sugieren que a medida que las temperaturas aumentan debido al calentamiento global, la primavera llega más temprano y las garrapatas tienen más tiempo para prosperar.

«Si el clima se calienta antes, las garrapatas se activan más temprano en la estación», dijo Richard Ostfeld del Instituto Cary de Estudios de Ecosistemas de Nueva York, explicando parte del reciente aumento en las tasas de infección por la enfermedad de Lyme.

Es de esperarse que nuestras invasiones en los sistemas naturales tengan efectos secundarios imprevistos. Si perturbamos los hábitats del zorro, nos dejamos más vulnerables a la enfermedad de Lyme y a otras enfermedades basadas en las garrapatas. Gestionar nuestra relación con el medio ambiente – incluso para nuestro propio bien – exige un abordaje sutil.

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