Los inmigrantes que hacen vida en Estados Unidos han estado atravesando un momento muy tenso desde que Donald Trump asumió la presidencia. Entre amenazas, leyes y políticas, la actividad de los ciudadanos de otras nacionalidades en territorio norteamericano se ha visto comprometida y ha generado mucha ansiedad. Pero lo cierto es que los inmigrantes representan una gran fuerza esencial para la economía local en Boston. Así lo demuestran con datos investigadores de MIT en un estudio publicado este martes.
El profesor de gerencia Paul Osterman, de MIT, quien ha estudiado los patrones de empleo desde hace varias décadas, decidió sumergirse junto a otros dos profesionales, candidatos de PhD, en la investigación sobre la potencia que representan los inmigrantes para el mercado local de Boston.
El estudio se pregunta “¿Somos una nación y una economía más fuerte debido a nuestra apertura histórica a la inmigración o debemos cerrar las fronteras y restringir el acceso? ¿Qué pasaría con la economía si tomamos estos pasos?”.
La organización Jewish Vocational Services (JVS), dedicada a la capacitación de inmigrantes en Boston, encargó el informe a MIT para destacar el papel de los inmigrantes en la economía local, de cara a las órdenes ejecutivas de Trump destinadas a limitar los viajes de algunos ciudadanos de países musulmanes a Estados Unidos.
De acuerdo con el análisis de MIT, el 17 por ciento de los trabajadores de entre 25 a 64 años en el área de Boston nacieron en otro país, en comparación con el 18 por ciento que representan respecto a la fuerza de trabajo nacional. El 41 por ciento de las personas que lavan platos y preparan alimentos en Boston son inmigrantes, así como el 45 por ciento de los cuidadores de niños, ancianos o discapacitados. Para los cocineros, la cifra aumenta al 60 por ciento. Los empleados domésticos, conserjes y personal de mantenimiento de oficinas tienen la tasa más alta, con un 64 por ciento de trabajadores extranjeros. Cuando se trata de profesiones específicas, 22 por ciento de los cargos administrativos y de oficina son ocupados por inmigrantes.
Con una tasa de desempleo por debajo del 4 por ciento, y los trabajadores nacidos en el extranjero proporcionando casi todo el crecimiento en el mercado de trabajo en los últimos años, Boston necesita un flujo continuo de trabajadores inmigrantes para la prosperidad de la economía local, según concluyen los investigadores de MIT.
Los nacionales de países de Centroamérica y el Caribe forman el grupo más grande de trabajadores inmigrantes en la zona de Boston, y representan el 15 por ciento de la población. Las personas de Europa, América del Sur, China y Taiwán también constituyen gran parte de los inmigrantes del área.
En cuestión de educación e ingreso anual, el 40 por ciento de los encuestados tienen un título universitario, otro 40 por ciento tiene un título de escuela secundaria o menos; 38 por ciento de los inmigrantes reportan que sus habilidades en el idioma inglés son pobres. Y las ganancias anuales medias de 2014 y 2015 de los inmigrantes empleados eran aproximadamente $36,000, comparado con $51,000 para los nativos americanos.
La solución básica que recomienda JVS para buscar una mayor eficiencia en el espacio laboral de los inmigrantes es proporcionarles programas de capacitación que les ayuden a construir y mantener bases sólidas. También sería beneficioso tener programas intermedios que apoyen la educación y las relaciones con los empleadores.
Dar a los inmigrantes indocumentados un camino hacia la legalidad es otra forma de abordar el tema, opinó Jerry Rubin, presidente de JVS: “Si hubiera la oportunidad de tener este talento latente abierto, creo que el crecimiento económico de la región sería enorme”.
El profesor Osterman proyecta que si se hiciera el mismo estudio en la ciudad de Chicago, los porcentajes serían similares y en Los Angeles probablemente se tendría una fuerza laboral inmigrante mayor. Independientemente de las pequeñas discrepancias entre las ciudades, estos hallazgos representan una realidad política que tanto el sector público como el privado de todo el país deben afrontar.
“Es difícil imaginar que nuestra economía tendría éxito sin los inmigrantes. La región de Boston no podría tener prosperidad económica ni proporcionar bienes y servicios a sus ciudadanos sin la contribución de los empleados inmigrantes de la región”, afirmó Osterman.