MIAMI – El secretario de Estado Rex Tillerson dijo el pasado jueves que sirve a los intereses de seguridad de Estados Unidos ayudar a fomentar el desarrollo económico en Centroamérica, región aquejada de problemas que han impulsado la inmigración ilegal hacia el norte.
«Como parte de la agenda del presidente, buscamos reforzar la seguridad nacional de Estados Unidos, asegurar nuestras fronteras y promover el interés económico de Estados Unidos», dijo Tillerson al comienzo de una conferencia de dos días en Miami enfocada en las urgentes necesidades económicas y de seguridad de la región, en momentos en que la Casa Blanca quiere recortar el presupuesto de ayuda externa.
«Promover la prosperidad en América Central es un componente clave de este esfuerzo, ya que nuestros intereses de prosperidad y seguridad están estrechamente vinculados a través del movimiento de ideas, personas y bienes».
Tillerson llegó a Miami con otros dos secretarios de gabinete y el vicepresidente Mike Pence para discutir formas de abordar la pobreza, la violencia y la corrupción que están haciendo que los emigrantes huyan de Centroamérica. El Secretario de Seguridad Nacional John Kelly y el Secretario del Tesoro Steven Mnuchin también estuvieron allí.
La conferencia de dos días sobre Prosperidad y Seguridad en Centroamérica, que está siendo co-organizada por Estados Unidos y México, refleja el cambio de la administración de Trump respecto a la de del gobierno de Obama pasando el foco en problemas sociales a cuestiones más inmediatas de aplicación de la ley, la inmigración ilegal y el tráfico de drogas.
El presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, fue el primero en hablar después de que Tillerson abriera la conferencia.
«Una convulsionada Centroamérica, ante la falta de oportunidades y con violencia, es un tremendo riesgo para Estados Unidos, México y la región», dijo. «Al contrario, una América Central próspera y pacífica es la mejor inversión de América en apoyo de su pueblo y, por supuesto, una gran inversión para nosotros».
La Casa Blanca ha propuesto grandes recortes en la ayuda extranjera el próximo año, particularmente para los programas que implican el desarrollo económico cuyos beneficios se ven típicamente en años o incluso décadas a futuro. Si bien los funcionarios del Departamento de Estado dicen que uno de los objetivos principales de la conferencia es demostrar el compromiso de Estados Unidos con el Triángulo del Norte (El Salvador, Guatemala y Honduras), el gobierno de Trump ha pedido 460 millones de dólares para la región, un recorte de 39 por ciento de los fondos respecto al año actual.
Muchos de los recortes son a programas que apoyan la prevención de la violencia, el desarrollo económico y la creación de empleo, así como aquellos dirigidos a fortalecer la aplicación de la ley y el poder judicial.
«Envía un mensaje contradictorio», dijo Adriana Beltrán, experta de Centroamérica en la Oficina de Washington sobre América Latina, una organización no gubernamental de defensa de los derechos humanos. «Quieren expresar su apoyo continuo y al mismo tiempo quieren cortar programas que van al corazón de la seguridad y los desafíos económicos».
Los países centroamericanos han estado plagados de una serie de problemas insolubles, entre ellos el narcotráfico y la violencia de pandillas que se ha visto exacerbada por las deportaciones desde Estados Unidos. Sólo en los últimos tres años, más de 50.000 personas han muerto en las tres naciones del Triángulo Norte. Además, muchos de los países están agobiados por la corrupción generalizada en la policía, el gobierno y los tribunales, así como por una falta de desarrollo económico y un elevado desempleo.
«Los centroamericanos necesitan desesperadamente asistencia», dijo William LeoGrande, analista de América Latina en American University. «Y todas las declaraciones de solidaridad no compensan el hecho de que estamos en efecto respaldando las promesas que les hicimos para una asociación a largo plazo para reforzar la seguridad».
«Añádase a eso la retórica doméstica que el presidente utilizó en la campaña, que en efecto sataniza a mucha gente de la cual ahora su administración está tratando de conseguir cooperación. Eso alimenta retórica política antiamericana en esos países y hace más difícil para los políticos cooperar con EE.UU. porque les duele políticamente en casa».
De alguna manera, el mensaje y la dinámica son similares al tono de la reunión del mes pasado de la OTAN en Bruselas, donde el Presidente Trump pidió privada y públicamente a los líderes que gastaran más dinero en su propia defensa. Funcionarios del Departamento de Estado dicen que Estados Unidos quiere que otros países afectados por el narcotráfico que fluyen de Centroamérica y México-posiblemente Canadá y países de Europa y Asia- compensen al menos parte del déficit de la ayuda externa estadounidense a la región.
(Traducción El Tiempo Latino/El Planeta Media)