Decenas de miles de inmigrantes indocumentados han recibido permisos de trabajo de la administración Trump bajo un programa de acción diferida de la era Obama que el presidente Donald Trump había prometido terminar en su primer día en el cargo, según datos federales.
Durante su campaña, Trump había calificado el programa de Acción Diferida por Personas que Llegaron durante su Niñez (DACA, por sus siglas en inglés) como una «amnistía ejecutiva inconstitucional». Sin embargo, las estadísticas de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos publicadas la semana pasada mostraron que más de 17.000 nuevos solicitantes de DACA obtuvieron la aprobación para unirse al programa en los primeros tres meses de 2017.
Además, más de 107.000 inmigrantes ya inscritos en DACA tuvieron sus permisos de trabajo de dos años renovados durante ese período, que incluye los últimos 20 días del mandato del presidente Barack Obama en enero.
Las nuevas cifras ponen de manifiesto que el programa de acción diferida para los inmigrantes traídos al país ilegalmente cuando eran niños -a menudo conocidos como «soñadores»- ha seguido en un ritmo robusto bajo Trump. Esto se da a pesar de las preocupaciones de algunos defensores de los inmigrantes de que la administración comenzaría a apuntar a los portadores de permisos de trabajo para deportarlos.
Trump ha confundido a DACA desde que asumió el cargo. En abril, dijo a Associated Press que los soñadores deben «descansar tranquilos» y no temer la deportación. Pero su fracaso en seguir adelante con una promesa electoral clave ha enfurecido a los que tienen una postura anti-inmigrante.
«Es una violación de una promesa de campaña», dijo Dale Jackson, un conservador locutor de radio en Huntsville, Alabama, quien preguntó al secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, en febrero por qué Trump no había terminado el programa.
Jackson enfatizó que a diferencia de otras promesas de Trump, como la derogación de la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio (Obamacare) o la construcción de un muro fronterizo con México, el presidente podría detener la emisión de permisos de trabajo mediante decreto ejecutivo sin aprobación del Congreso.
«Esto está completamente dentro de su singular poder de hacerlo por sí mismo», dijo. «No hay ninguna racionalización que pueda surgir, el tipo dijo una cosa durante la campaña y él definitivamente no lo hace».
Un portavoz de la Casa Blanca no respondió a las solicitudes de comentarios del Washington Post.
Trump ha promocionado los éxitos de sus esfuerzos por endurecer las políticas contra los inmigrantes indocumentados, incluyendo una caída significativa en el número de personas que intentan ingresar ilegalmente a Estados Unidos desde México. Agentes de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) han aumentado las detenciones de inmigrantes ilegales bajo nuevas directrices de la administración que amplía el grupo de personas que son prioritarias para la deportación.
«Aunque seguimos recibiendo a los inmigrantes legales a un ritmo de 1 millón al año, ya no somos un ambiente amigable para los que ilegales que cruzan la frontera», dijo el secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, durante una reunión del gabinete con Trump en la Casa Blanca el lunes.
Pero el programa DACA, que Obama instituyó a través de una acción ejecutiva en 2012, es popular entre las comunidades latinas y asiáticas y ha presentado un enigma político para Trump.
Más de 750.000 inmigrantes han participado, y Obama hizo hincapié en el valor del programa en una reunión privada con Trump en la Casa Blanca después de las elecciones. Obama dijo a periodistas que hablaría si la nueva administración intentaba deportar a los soñadores.
Desde entonces, ha habido un puñado de arrestos de soñadores muy publicitados que han levantado temores entre los grupos de derechos de los inmigrantes. En algunos casos, los inmigrantes permitieron que su situación de DACA caducara antes de su detención.
El lunes, un juez federal en Atlanta ordenó que una mujer mexicana que vivía en Georgia, Jessica Colotl, fuera reintegrada temporalmente en DACA después de que la administración Trump intentara colocarla en un proceso de deportación debido a una infracción de tránsito en 2010.
Su abogado, Charles Kuck, dijo en una entrevista que piensa que casos como el suyo son «caso aislado» y que «parece que nada ha cambiado en el procesamiento» de las solicitudes de DACA. Agregó que ha presentado cerca de 100 solicitudes para clientes que intentan inscribirse en el programa o renuevan su permiso DACA desde que Trump asumió el cargo.
Los anti-inmigrantes de línea dura dijeron que Trump, con su inacción, ahora comparte la propiedad del programa de acción diferida con Obama. Roy Beck, director ejecutivo de Numbers USA, un grupo que aboga por niveles más bajos de inmigración, dijo que la inacción de Trump está negando empleos a los trabajadores nativos.
«Esto no es algo simbólico, esto tiene consecuencias reales», dijo Beck, cuya organización tiene más de 7 millones de seguidores en Facebook. «Hay una sensación de que él cree que está casi bien no actuar. El problema es que no hay posición neutral en esto».
(Traducción El Tiempo Latino/El Planeta Media)