Yintang Cao, un ciudadano de China que estuvo en la cárcel por vender imitaciones de bolsos de diseñador, fue liberado de su detención de inmigración la semana pasada, después de que los Estados Unidos no tuviera éxito obteniendo el permiso de China para deportarlo. Emil Al Seryani, un ciudadano de Jordania condenado por robo y tráfico de drogas, fue liberado el 7 de marzo luego de que los esfuerzos de deportación también fallaran.
La silenciosa vuelta a sus vidas en los Estados Unidos contradice una de las promesas insignes de la campaña de Donald Trump: deportar a criminales, aún cuando sus países no los quieran de regreso.
Mientras era candidato, Trump atacó a la administración de Obama y a la ex Secretaria de Estado, Hillary Clinton, por liberar a miles de criminales que hubiesen podido ser deportados si los Estados Unidos hubiesen impuesto sanciones a los países que no cooperaran.
«En el día uno, en mi primera hora como presidente, esas personas se van», dijo Trump el año pasado en Arizona.
Pero como presidente, Trump está enfrentando los mismos retos legales y diplomáticos que sus predecesores, incluyendo el dilema si poner en juego la seguridad nacional y los intereses económicos para que las naciones como China acepten a todos los deportados.
Un ex oficial de inmigración dijo que es irónico que Trump y quienes lo apoyan estén estancados por las mismas problemáticas que ellos insistían que iban a solventar rápidamente.
«Es muy difícil cuando existen países reacios a que estos individuos vuelvan», dijo John Sandweg, un abogado que durante la administración de Obama fue el Director del Servicio de Inmigración y Aduana, el cual maneja las deportaciones. «No estoy para nada sorprendido de ver que la administración de Trump tiene que soltar a las personas».
La Casa Blanca dijo que Trump está haciendo lo que puede, incluyendo haber firmado en enero una orden ejecutiva que ordena al Departamento de Estado y a la Seguridad Nacional a negar visas a países que no colaboren con las deportaciones.
«La pelota está de su lado», dijo Michael Short, portavoz de la Casa Blanca.
Pero el Departamento de Estado dijo que no ha actuado sobre esa parte de la orden ejecutiva.
Negar visas a otro país es «una herramienta poderosa que tenemos, no es algo que empezaríamos a hacer de manera tan apresurada», dijo Will Cocks, portavoz de la Oficina de Asuntos Consulares del Departamento de Estado. «Hay otras herramientas que podemos usar para hacer que los países emitan los documentos de viaje y acepten a sus ciudadanos de vuelta».
Washington sólo ha impuesto sanciones de visa en dos ocasiones, ya que prefieren negociar con los paíaes para persuadirlos de que acepten a los deportados. En 2001, la administración de Bush restringió visas a Guyana, quien luego aceptó recibir a los ciudadanos. El año pasado, negó visas a oficiales y familiares de oficales del gobierno de Gambia, una sanción que aún se mantiene.
La administración de Obama removió exitosamente decenas de miles de inmigrantes con récord criminal durante los ocho años en la Casa Blanca, pero también liberó a más de 86 mil criminales en los Estados Unidos desde el año fiscal 2013 al 2015. Luego de ser liberados, algunos cometieron crímenes violentos, cuyos reportes enfurecieron a los críticos de Obama en el Congreso.
Alguno de los detenidos fueron liberados debido a una sentencia de la Corte Suprema en 2001 que prohibe al ICE a encarcelar inmigrantes de manera definitiva. Si sus países de origen no quieren recibirlos, los oficiales deben dejarlos ir, según dijo la corte. Otros criminales fueron liberados bajo fianza o por razones discrecionales.
ICE no ha querido decir cuántos criminales han sido liberados en la administración de Trump, y debido a que los reportes de inmigración son secretos es difícil saber cómo se han manejado esos casos.
Pero es posible seguirle la pista a algunos casos a través de demandas federales que los inmigrantes han hecho pidiendo a los jueces que ordenen al ICE su liberación, ya que sus países de origen no los van a recibir de vuelta.
Tanto Cao como Al Seryani metieron esas demandas, y el ICE los liberó antes de que el juez sentenciara. Otros que han demandado para que los liberen, de acuerdo con los reportes judiciales, incluyen a Osarhieme Obayagbona, un nigeriano acusado de fraude y manipulación de documentos del gobierno; y Krunal Patel, de la India, quien tiene sentencias por robo, marihuana y manejar bajo la influencia del alcohol.
«Hay muchas cosas que Trump piensa que puede hacer porque es Trump», dijo Jay Stansell, un asistente de la Defensoría Pública de Seattle que ha introducido demandas a favor de inmigrantes. «Pero resulta que no, tenemos un sistema judicial y no puedes legislar el tema de inmigración desde la Casa Blanca».
Deportar a alguien puede tomar años, especialmente para extranjeros que no tienen sus documentos de ciudadanía al día. Los países están supuestos a aceptar a sus ciudadanos bajo leyes internacionales, pero deben emitir documentos de viaje, tal como el pasaporte, antes de que los Estados Unidos pueda colocar a un deportado en un avión.
Algunos países no consiguen los récords. Otros países, como la Unión Soviética, ya no existen. Y algunos alargan los tiempos en casos que involucran a individuos con récord criminal o pasados problemáticos.
La portavoz del ICE, Sarah Rodriguez, no quizo publicar los últimos listados de países que se niegan a recibir deportados. En 2016 habían 23.
Los simpatizantes de Trump dicen que no esperaban que los cambios en las deportaciones fueran tan rápidos como prometió el presidente en la campaña.
«Desde nuestra perspectiva es aún muy pronto en el proceso», dijo Chris Crane, presidente del sindicato del ICE que apoya a Trump. «Es poco realista pensar que la administración puede solucionar las cosas en el primer mes o los primeros 100 días. Tienen millones de prioridades, y ésta es solo una».
Al Seryani, de 39 años de edad, fue liberado luego de que Jordania se rehusara dos veces a aceptarlo. «Dado que la agencia no va a poder remover a Al Seryani en el futuro cercano, éste fue liberado», dijo Rodriguez, añadiendo que el ICE va a seguir intentando deportarlo.
El abogado defensor de Al Seryani, Glen T. Jonas, describió a su cliente como a un aficionado de la computación que ha vivido en los Estados Unidos tanto tiempo que habla el inglés sin acento.
Jonas dijo que en su juicio federal, Al Seryani dijo que fue acusado erróneamente de posesión de drogas con intento de venta y que está buscando que se le haga un nuevo juicio. Jonas también dijo que el ICE no logró transportar a Al Seryani a las audiencias de acuerdo a su solicitud de un nuevo juicio mientras se encontraba bajo custodia.
Algunos países han respondido a la presión de Trump para recibir a ciudadanos. En marzo, Trump dijo que Iraq accedió a recibir a personas con ordenes finales de deportación. Màs adelante el mismo mes, oficiales de la India dijeron que la administración de Trump estaba presionando a su gobierno para resolver más de 270 casos destacados de deportación, una señal de que la administración estaba usando por ahora diplomacia detrás de bastidores para tratar de cumplir sus metas.
Mariam Masumi, una abogada de inmigración en Arlington, dijo que las amenazas de la administración a negar visas han tenido algo de efecto.
Uno de sus clientes, un ciudadano jamaiquino que había introducido una demanda federal para salir de la cárcel de inmigración, fue deportado en febrero luego de que Jamaica emitiera su número de pasaporte, el cual el gobierno de Estados Unidos había estado pidiendo por años.
«De alguna manera mágica, luego de un tiempo, terminaron emitiendo el documento de viaje», dijo Masumi. «Para ese momento ya no había mucho que se pudiera hacer».
Pero otros observadores dicen que a menos que la administración de Trump intensifique las presiones a los países para que reciban de vuelta a sus ciudadanos, los agentes del ICE no tendrán otra opción si no liberar a más criminales en los Estados Unidos.
«Las amenazas pueden funcionar, pero no van a funcionar para todo el mundo, porque algunos países se van a rehusar», dijo Ames Holbrook, un ex agente de inmigración que escribió un libro a acerca de la liberación de criminales extranjeros en los Estados Unidos.
«Y luego si no se actúa contra esos paíaes que se rehusan, los países que sí respondieron se van a dar cuenta de que no es una amenaza real».