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Temas sensibles con la victoria Trump: ¿Será todo tan grave como suena?

El pasado quedó atrás y debemos enfrentar los retos del futuro, pero ¿qué conocemos sobre el presidente Trump? 
Durante la turbulenta campaña electoral que vivimos conocimos al candidato Trump. Ahora, ese personaje que causó el rechazo de una gran mayoría de inmigrantes no se vio reflejado en el Donald Trump que se dirigió al pueblo estadounidense la madrugada del miércoles. ¿Será diferente el candidato al presidente? 
¿Podrá materializar todo lo que prometió en su campaña? ¿Cuán grave será para nuestra comunidad?

Analizamos la factibilidad de algunas de sus propuestas más críticas:

INMIGRACIÓN: ¿DEPORTACIONES MASIVAS?

Una de las promesas más escandalosas y criticadas de Donald Trump ha sido la de construir un muro en la frontera con México para impedir la entrada de inmigrantes y que serán los mexicanos los responsables de pagar la factura de esa obra descomunal. 

Trump también se ha comprometido a terminar con las acciones ejecutivas de Obama, acabar con las ciudades santuarios y triplicar el número de agentes de inmigración. No obstante, estamos hablando de unos 11 millones de personas que viven en situación irregular en el país. Son una mano de obra fundamental para la economía estadounidense y, pese a que seguramente se endurecerán los controles, en la práctica será imposible expulsarlos a todos.

Sin embargo la realidad, según expertos, activistas y datos, es que cumplir estas promesas será de una complejidad inimaginable, quizás imposible. Y sobre todo, no será inmediata.

Las autoridades tendrán que encontrar, arrestar, brindar audiencias de deportación con los jueces de inmigración y presentar las defensas los solicitantes. Además, los centros de detención bajo de la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), por ley, tienen una capacidad mínima diaria de 34,000 camas, equivalente a, apenas, el 0.3% de los 11 millones de indocumentados.

“Legalmente eso sería casi imposible”, asegura Víctor Nieblas, presidente de la Asociación Americana de Abogados de Inmigración (AILA).

LA CRUCIAL ELECCIÓN DE UN JUEZ DEL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA

La victoria de Donald Trump puede ser la clave que desencalle uno de los enfrentamientos más duros entre republicanos y demócratas por la vacante dejada por el fallecimiento de Antonin Scalia en el Tribunal Supremo. El nombramiento estaba bloqueado debido a la oposición de un Senado dominado por los republicanos a la propuesta de Barack Obama de substituir al difunto magistrado por Merrick Garland. El nuevo presidente ha prometido que propondrá a un candidato conservador, por lo que es casi seguro que su nombramiento será aprobado por la cámara baja.

El Tribunal Supremo es la institución que en última instancia acaba determinando las normas de convivencia de los estadounidenses, los derechos civiles, la pena de muerte, la posesión de armas, los derechos de los inmigrantes, el aborto, el matrimonio, el derecho a la salud o la protección del medio ambiente. Y mientras el presidente cambia cada cuatro u ocho años y el Congreso se renueva periódicamente, los magistrados del alto tribunal son nombrados de por vida y por lo tanto la correlación ideológica de sus miembros tiene una enorme influencia en el tiempo. Es por eso que la elección de sus miembros es de vital importancia para los partidos.

OBAMACARE

El magnate inmobiliario prometió sustituir el Obamacare por un sistema que seguirá los «principios del libre mercado» para ampliar el acceso a la atención sanitaria y reducir sus costos. La propuesta prevé permitir a los particulares deducir en su declaración de impuestos el costo total de sus primas de salud y exigir transparencia a las compañías prestadoras de servicios sanitarios para que los ciudadanos estén mejor informados al momento de escoger donde atenderse.

Sin embargo, este proyecto tampoco se ve muy factible. En el informe post-electoral del Instituto de Investigación de Salud de PwC el líder del Instituto, Benjamin Isgur, explica por qué Trump probablemente no será capaz de eliminar el Affordable Care Act (ACA), o al menos no en los términos tan radicales que pretende.

Para empezar, no luce viable echar por la borda 1000 páginas de una legislación y decenas de miles de páginas de regulaciones que se han hecho en los últimos seis años. «Algunas de esas medidas han sido muy populares en la industria, algunas de ellas no tan populares», dice Isgur. Pero pensar que la administración de Trump va a destruir cada pedazo de esta ley “no es muy realista”, según dice. En cambio, predice que Trump y el Congreso negociarán algo intermedio entre la revocación total y el statu quo. Además, asegura que existe también la barrera del tiempo: «Muchas compañías de seguros tomaron de dos a tres años para poner en marcha sus cambios -ejecutar las cifras, para pensar en cómo iban a comercializarlas e implementarlas». Y si el congreso decide revocar ACA, las compañías querrán saber la línea del tiempo para echar para atrás lo que han hecho hasta ahora, y poner en marcha lo que se plantea como nuevo. No es algo fácil ni rápido.

POLÍTICA EXTERIOR

Trump anunció su intención de renegociar los términos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), suscrito con México y Canadá, o de lo contrario su gobierno abandonará el acuerdo. 
Algunos dicen que el principal afectado con esta decisión sería el propio Estados Unidos, ya que, por ejemplo, de lo que produce ese país el 40 por ciento son insumos mexicanos, además las empresas estadounidenses que deciden invertir en México para después enviar sus productos de regreso, se benefician de la mano de obra calificada y barata de los mexicanos. Sería difícil que como titular del Ejecutivo determine la decisión de salir del TLCAN, ya que el congreso estadounidense tiene facultades para defenderlo, además las mismas empresas norteamericanas serían las primeras en protestar porque se mantenga.
Por otro lado, Trump no cree que el cambio climático esté producido por el hombre y se ha comprometido a «cancelar» el Acuerdo del clima de París porque, según dice, es malo para los (negocios) estadounidenses. El problema es que el Presidente de los Estados Unidos puede hacer un daño increíble a las políticas medioambientales a nivel internacional. Y todo parece indicar que Trump va a aprovechar ese poder. ¿Qué será de la lucha contra el cambio climático en la era Trump? 
Si Estados Unidos se sale de los acuerdos, es muy probable que veamos un efecto dominó con China, India, Rusia y otros tantos grandes contaminantes saltándose la gran esperanza verde contra el cambio climático.