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Seis razones para votar en estas elecciones

En estos días previos a las elecciones presidenciales me he puesto a preguntar a la gente cuando me subo a un Uber o en la fila para pagar en el supermercado si van a ir a votar el próximo 4 de noviembre. Y aunque sí me he topado con unos pocos entusiastas, la respuesta más frecuente ha sido “no me gusta ningún candidato” y “no creo que voy a votar”.

Entre las razones que me dan están: “no me gusta ninguno de los candidatos”, “los políticos son todos iguales”, “no me inscribí para votar”, “estoy cansado de lo mismo”.

El cansancio se observa especialmente entre los latinos, quienes han votado por las propuestas de Barack Obama, confiando en una reforma migratoria que se ve cada vez más lejana y ahora Hillary Clinton, su posible sucesora, no parece tener herramientas para generar confianza sobre este tema. Estas personas se sienten frustradas y decepcionadas. También me encuentro con latinos quienes nunca, desde que se han hecho ciudadanos, se han si quiera inscrito en el padrón electoral.

Sé que la tarea de convencer a alguien de votar es complicada y puede resultar frustrante, pero he asumido el reto de escribir este artículo, para resumir brevemente las razones por las que considero vital ejercer el derecho al sufragio en un país democrático como este.

1-En estas elecciones votaremos por mucho más que candidatos

No sólo hay que elegir quién será el próximo presidente de Estados Unidos, sino que también, en la misma boleta electoral, podremos decidir otros asuntos importantes de nuestra vida diaria como por ejemplo si queremos legalizar la marihuana recreativa en Massachusetts, expandir el número de escuelas charter permitidas en nuestro estado o las licencias para juegos de azar. Estos asuntos nos afectan directamente como ciudadanos y residentes de este estado.

2-La política afecta todos los aspectos de tu vida

Si eres de los que piensa que la política no te influye y que no merece la pena apoyar a ningún político, lamento decirte que estás equivocado. La política afecta desde el tráfico alrededor de tu casa hasta si te molesta que alguien fume marihuana en la calle, o si quieres escuelas de mejor calidad para tus hijos. Cuestiones de tanta importancia como la reforma migratoria, las licencias para indocumentados, impuestos, costo de seguro médico, aborto, costo del transporte público, costo de los alimentos…Todo lo imaginable que rige una sociedad pasa por la política. Y en las sociedades democráticas, el voto tiene un valor incalculable como instrumento para obtener un cambio político y social en el país. Si estás decepcionado o frustrado, mayor razón: hay que entender que no hay forma de transformar el país que no pase por el voto. Y abstenerse de opinar puede ser peligroso. Como decía una famosa frase del actor y cantante italiano Yves Montand: “Si no te ocupas de la política, ella se ocupará de ti”.

3. Votar es un lujo. ¿Te imaginas si vivieras en Cuba o Corea del Norte?

Los cubanos exiliados saben la calamidad que supone vivir en un país sin libertad, sumido en la más profunda pobreza, en el cual no existe la propiedad privada, el estado controla desde cuánta comida comes hasta cuáles son tus opiniones, y hasta hace poco ni siquiera era posible si quiera salir de allí por la vía legal. El caso de Corea del Norte es aún más trágico. Se trata de un país completamente aislado del mundo, en el cual rige una dictadura que niega cualquier derecho de libertad de pensamiento, conciencia y religión, además de los de expresión, información y asociación. En su lugar, existe un potente aparato propagandístico y de adoctrinamiento que garantiza la obediencia ciega al líder, Kim Jong-Un. Hay entre 80.000 y 120.000 prisioneros políticos presos en campos de concentración donde se registran masivas y sistemáticas violaciones de derechos humanos, que alcanzan el nivel de crímenes contra la humanidad.

En estos países se celebran elecciones, pero son ficticias, pues los ciudadanos no tienen libertad de pensamiento. Si se oponen, van presos. El voto, claramente, no es secreto. No hay democracia. ¿Sabes cuánto no daría un cubano o un norcoreano por tener la posibilidad de votar en un país libre? Rechazando tu derecho al voto estás rechazando esa misma democracia que te permite expresarte. Recordemos que la libertad también implica responsabilidad.

4-Si no votas, no tienes derecho a quejarte

Muchas de las personas que piensan renunciar a votar, este año o cualquier año electoral, están cargadas de quejas y entienden que hay problemas que solventar en el país, sin embargo, caen en el desinterés total ante un proceso tan importante como este, y esto es un error. De hecho es posiblemente el mayor error que puedan cometer desde el punto de vista político y social. Si reniegas de votar, entonces, aparte de renunciar a un derecho fundamental, estás también convirtiéndote en un obstáculo para los demás, puesto que aun siendo ciudadano/a, desde esa postura no aportas absolutamente nada a la posibilidad de cambio.

5-En Estados Unidos votar es muy fácil y rápido

En este país votar toma relativamente poco tiempo. Incluso si hay fila de electores, en minutos es probable que estés listo. Y eso sin contar las personas que ya votaron anticipadamente, una opción que recién fue implementada en Massachusetts. Yo soy de Venezuela, donde me ha tocado hacer más de 5 horas de fila para ejercer mi derecho al voto, y me ha sorprendido lo rápido que es el proceso en Estados Unidos, donde en algunos casos es cosa de 5 minutos. Inclusive este año se abrió la posibilidad de votar por anticipado en Massachusetts, entre el 24 de octubre y el 4 de noviembre.

Las colas son siempre más largas en la mañana y después de las 4:00 pm y hasta el cierre de las urnas. Entre las 11 am y las 3:00 pm hay menos concurrencia de votantes.

Más del 30% del personal que estará trabajando el día de las elecciones de Boston habla al menos un idioma que no sea inglés, y muchos hablan varios idiomas. Además, todas las boletas electorales de Boston están escritas en inglés y en español.

6-El voto latino sí puede ejercer una influencia

“Por primera vez en la historia hay una nueva norma: nadie, nadie en absoluto, puede llegar a la Casa Blanco sin el voto hispano”. Lo dice en inglés, mirando a cámara, Jorge Ramos, uno de los presentadores y periodistas televisivos latinos más emblemáticos de Estados Unidos.

Ya lo saben hace tiempo las organizaciones que defienden los derechos de los hispanos, porque una votación elevada de los miembros de su comunidad puede despejar también el camino hacia una reforma migratoria, con más representantes afines en el Congreso. El campo es fértil: hay 27,3 millones registrados para votar, casi la mitad de los 55 millones de latinos que viven en Estados Unidos. El reto es remontar la tradicional baja participación del electorado de esta comunidad. En los últimos comicios votaron 12,2 millones de latinos.

Estamos a días de las elecciones, y quienes hayan pensado en privarse de este derecho que nos compete a todos deberían replanteárselo.

Una cosa es segura: los principales protagonistas de esta elección no son Hillary Clinton ni Donald Trump: somos nosotros, los votantes.

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