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Clinton y Trump se consolidan y amplían su ventaja para la nominación

La demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump se consolidaron el martes como favoritos para ser los candidatos a la Casa Blanca, con sus grandes victorias del «Super Tuesday», la jornada de primarias donde se reparte un mayor número de delegados.

Clinton y Trump se hicieron cada uno con siete de los 11 estados (entre ellos Massachusetts) que estaban en juego para sus respectivos partidos y dieron un golpe de autoridad con triunfos rotundos sobre sus rivales.

En Massachusetts, Trump triunfó con aproximadamente el 49 por ciento de aceptación entre los republicanos, una amplia ventaja frente a su contrincante más cercano, John Kasich, quien obtuvo el 18 por ciento.

En el partido demócrata la contienda estuvo más reñida en Massachusetts, y Clinton conquistó el 50 por ciento de los votos, mientras que Bernie Sanders le pisó los talones con el 49 por ciento.

Aunque hasta ahora sólo se ha definido un tercio de los delegados de la convención republicana y un cuarto de la demócrata, Clinton y Trump actúan ya como si fueran los nominados.

¿Por qué? Ambos han acumulado más delegados que cualquier otro candidato para las convenciones nacionales. Ambos ganaron los tres o cuatro primeros concursos en Iowa, New Hampshire, Nevada y Carolina del Sur.

De acuerdo con el Boston Globe, «ni un solo candidato con esos registros de triunfo ha perdido alguna vez la nominación de su partido en la historia política moderna de Estados Unidos». De hecho, con los resultados del Super Tuesday, Clinton y Trump ya están en una mejor posición para ser candidatos de su partido que George H. W. Bush en 1998, Bill Clinton en 1992, Bob Dole en 1996, John McCain y Barack Obama en 2008, y Mitt Romney en 2012, según refiere el diario local.

Esto significa que, a menos que ocurra algo importante o imprevisto, el principal candidato ha llegado a un punto en el que es muy probable que gane definitivamente la nominación.

Sin embargo, sus contrincantes no se dan por vencidos, y han asegurado que seguirán luchando.

Enfrentado a una rebelión en el seno de su partido por sus ideas de construir un muro entre Estados Unidos y México, deportar a 11 millones de inmigrantes ilegales y prohibir que los musulmanes entren al país, Trump aseguró que amplió al partido al atraer a obreros decepcionados con los demócratas y que les gusta su retórica dura.

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