El pasado jueves se concretó el despido de Mourinho, quien tuvo que abandonar el Chelsea en medio de una crisis de resultados en el certamen doméstico que dejó al equipo londinense cerca de los puestos del descenso.
Los medios ingleses informan que Van Gaal abandonaría el Manchester United, ya que están sumergidos en una racha de seis partidos oficiales sin ganar en la peor racha desde 1998. El holandés se juega su permanencia en el banquillo en los dos próximos partidos, frente al Stoke City en el Britannia y al Chelsea, en Old Trafford.
El United podría contratar a Mourinho de inmediato o en el corto plazo o, como muy tarde, la próxima temporada. En ese mismo curso, Pep Guardiola desembarcaría en la misma ciudad, pero en la vereda opuesta.
El domingo se conoció oficialmente que Guardiola le cederá su puesto en el Bayern Múnich a Carlo Ancelotti a final de temporada. El Manchester City, que siempre quiso a Pep en su banquillo, hará que el director ejecutivo Ferrán Soriano y el director de fútbol Txiki Begiristain, se ocupen de seducir al entrenador que con el que ya trabajaron en Barcelona.
Y aunque el conjunto ciudadano tiene contrato con Pellegrini hasta junio de 2017, el propio chileno reconoció que Pep cuenta con muchas chances de sentarse en su asiento. «Guardiola vendrá a este club, trabajará aquí, no sé si este verano o más adelante, pero un día vendrá y puede ser importante para este equipo», declaró.
La rivalidad de Guardiola y Mourinho se transformó en una de las más icónicas del fútbol moderno. Alcanzó el punto máximo de tensión cuando Pep se reveló contra Mou en la rueda de prensa previa al partido de semifinales de Champions League en el Bernabéu, en el año 2011. «Nos enfrentaremos en el campo, porque fuera del campo él (Mourinho) ya ha ganado. Él es el puto jefe, el puto amo, el que más sabe del mundo. Le regalo su Champions particular fuera del campo», disparó.
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