Las emergencias médicas son poco frecuentes en los vuelos comerciales. Y son mucho menos comunes cuando implican al piloto del avión, y ese piloto muere.
Eso fue lo que ocurrió el lunes en un vuelo de American Airlines entre Phoenix y Boston.
El capitán Michael Johnston, de 57 años, pilotaba el avión cuando se enfermó en algún lugar en el camino. El copiloto aterrizó el avión de forma segura.
Miembros de la tripulación «se hicieron cargo extraordinario de Mike y de nuestros pasajeros», dijo el CEO de la aerolínea, Doug Parker, en un comunicado enviado a los empleados.
Análisis toxicológicos de la autopsia «mostraron que la muerte fue el resultado de enfermedades naturales”, según dijo la oficina del médico forense del condado de Onondaga, Nueva York, sin ofrecer más detalles.
La esposa de Johnston, BJ, relató a CNN que su marido se había hecho una cirugía de bypass doble en 2006, y que los médicos le dijeron que probablemente murió de un ataque al corazón.
El vuelo llevaba 147 pasajeros y cinco tripulantes, y fue desviado a Syracuse, donde el copiloto fue capaz de aterrizar el avión de forma segura a las 7am del lunes.
«Hemos aterrizado y no teníamos idea de lo que estaba pasando», dijo la pasajera Louise Anderson. «La seguridad del aeropuerto nos esperaba. Nos dejaron saber que ellos iban a designar otra tripulación para que nos llevara a Boston».
Pero no fue sino hasta el segundo vuelo, operado por un nuevo equipo, que se les dijo a los pasajeros que el piloto había fallecido por lo que «no hubo tiempo para entrar en pánico cuando estábamos en el vuelo», dijo Anderson. Añadió que American Airlines «ha manejado la situación muy profesionalmente».
El vuelo 550 de American Airlines, que partió de Arizona justo después de la medianoche, hora del Pacífico, aterrizó en Syracuse, Nueva York, cerca de las 7 am del lunes después de que el capitán murió. Una de los asistentes de vuelo de la tripulación, que también es enfermera, trató de salvar al capitán, en vano.
Los pasajeros expresaron su tristeza por lo sucedido y gratitud se haber llegado sanos y salvos.