Lionel Messi está en la ciudad… Y otros 23 seleccionados de Argentina también.
Messi fue recibido en Dallas como si se tratara de un ser supremo, mucho más allá de lo que cualquiera esperaría sería la bienvenida incluso de una estrella de rock.
Pero se trata del considerado mejor futbolista del planeta en los últimos años y uno de los mejores de la historia.
Cientos, tal vez un millar de personas, lo reconocieron como tal; esperaron durante horas en el hotel de concentración de la selección Albiceleste. Y después de algunos sobresaltos, muchos pudieron ver de cerca a Messi.
“Esto es algo que recordaré toda mi vida”, dijo Alessia una aficionada de origen argentino residente de Dallas, quien vestía la playera con el número “10”. “Nunca pensé que vería a Messi tan cerca aquí en Dallas”.
Messi y el resto de sus compañeros llegaron poco después de las 9 p.m. a su hotel, luego de viajar en avión desde Houston, donde este domingo entrenaron y el viernes pasado derrotaron 7-0 a Bolivia.
De manera poco común, buena cantidad de aficionados pudieron ingresar al interior y exterior en la propiedad del hotel, sin ningún tipo de acordonamiento de seguridad o vallas.
Quizá en un hotel acostumbrado a recibir equipos de la NFL, a unas cuantas millas del legendario campamento Valley Ranch, de los Dallas Cowboys, nunca imaginaron lo que podría provocar la selección argentina encabezada por Messi.
La llegada de la comitiva, liderada por una camioneta tipo van frente al camión, fue notada por los gritos, llantos y cualquier expresión de júbilo, emoción, conjunta de los aficionados a la par del acercamiento a sus ídolos.
Sin embargo, ahí comenzó el caos. Los argentinos tuvieron que esperar más de 20 minutos para bajar del camión, mientras llegaban los refuerzos policiacos para tratar de acordonar el área.
Pero ya era demasiado tarde; la multitud, que cantaba y coreaba ¡Messi, Messi, Messi!, ya era incontrolable, aunque bien portada; sin ofensas, groserías o pleitos.
Simplemente, no querían dar paso atrás. Querían ver bajar lo más cerca posible uno a uno a los jugadores y por fin lo lograron, ante el temor de que una avalancha humana pudiera irse contra Messi.
Cada uno de los jugadores fue escoltado de la escalinata del camión hacia una de las puertas traseras del hotel sin mayores incidentes.
Y de repente, cuando nadie o pocos esperaban, un guardia bajó a Messi del camión, cubierto con una chamarra azul y con el rostro también casi cubierto.
Los que vieron bajar al “10” del Barcelona enloquecieron, aunque la mayoría ni cuenta se dio.
Messi entró al hotel; la gente siguió coreando su nombre varios minutos.
Por momentos, la “competencia” de porras fue muy escandalosa entre los aficionados de la selección mexicana, a la que enfrentará Argentina en partido amistoso este martes, en el estadio de los Cowboys.
Pero todos, absolutamente todos, aficionados de México o de la Albiceleste, estaban ahí para ver a las luminarias de Argentina, encabezadas por Messi.
Incluso hasta huéspedes estadounidenses casuales del hotel, preguntaban a quién se esperaba. Y cuando la respuesta era que a Argentina, ellos mismos cuestionaban si Messi estaba incluido en el equipo.
Al enterarse, también salieron con cámaras y teléfonos celulares para el momento histórico. Igual hicieron algunos empleados del hotel.
Messi está ya concentrado en Dallas por vez primera desde que se convirtió en el máximo ídolo del futbol mundial, ya que la ocasión más reciente en que pudo visitar esta región, faltó.
Fue el gran ausente en el partido amistoso que disputaron en el 2011 el Barcelona y el América de México en el mismo estadio que se medirán el Tricolor y la Albiceleste este martes.
Los jugadores argentinos ya nunca más aparecieron en público, mientras que la afición siguió su invasión al hotel hasta avanzada la noche.
Argentina tiene planeado entrenar este lunes por la tarde en una universidad situada cerca del centro de Dallas, sin reconocimiento de la cancha del estadio donde jugarán el martes, cuyo pasto fue recién “plantado” este domingo.
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