El alcalde de Boston, Martin Walsh, convocó una rueda de prensa el viernes por la tarde para aclarar su postura respecto al conflicto migratorio que hay en República Dominicana, donde se está llevando a cabo un «Plan de Regularización» tras el cual podrían ser deportados miles de haitianos.
Se había reportado que Walsh estaba pidiendo a los bostonianos cancelar sus planes para viajar a República Dominicana como una manera para protestar la medida migratoria de dicho país. Sin embargo, el alcalde explicó: «No quiero promover un boicot. Eso no es cierto. Lo que pretendo es que los haitianos sean tratados con humanidad y dignidad». También aseguró que no estaba en contra de los dominicanos.
«La situación es compleja (…) El consulado dominicano no ha hecho un buen trabajo comunicando lo que está pasando ni su postura. No apoyo la política que estoy escuchando, en parte porque los hechos no están claros», dijo Walsh.
Además, el alcalde agregó que sería ideal lograr una unión entre las comunidades dominicana y haitiana que residen en Boston: «Boston es una ciudad acogedora. Y como inmigrantes, todos estamos en el mismo barco y debemos trabajar juntos».
Alejandra St. Guillén, directora de la Oficina de Nuevos Bostonianos de la Alcaldía, agregó que están buscando organizar diálogos comunitarios donde puedan participar miembros de ambas comunidades para debatir sobre este tema y trabajar juntos.
República Dominicana amenazó con expulsar a unas 200.000 personas de origen haitiano que nacieron en Dominicana después de 1929, y cuya ciudadanía está siendo cuestionada.
Representantes del gobierno dominicano han defendido la medida alegando que quieren mantener el control de la inmigración, y por ello ha sacado adelante un “Plan de Regularización” de indocumentados. Este plan ha generado polémica por la manera como ha sido llevado a cabo, y muchos creen que el racismo ha motivado su implementación.
Leonardo Vivas, investigador y profesor de estudios latinoamericanos en Northeastern University, explica que en la región no hay antecedentes a una decisión como la del gobierno dominicano: “Es la primera vez que en Latinoamérica se presenta un caso tan fuerte de deportaciones masivas”.
Pero, según él, lo más grave es la “voluntad de los gobernantes dominicanos de eliminar masivamente a los haitianos de su país. La forma como se ha conducido el sistema viola garantías constitucionales mínimas y desvela un problema de racismo. Y la otra cosa grave es que los haitianos quedan en una situación de incertidumbre sin saber qué va a ser de sus vidas ni dónde van a tener que vivir”.
En nuestra página de Facebook publicamos una noticia sobre la primera declaración del alcalde, y generó muchos comentarios, algunos a favor y otros en contra.
La dominicana Mariell De La Cruz escribió: «No es racismo. Así como Estados Unidos deporta a todo indocumentado a su país natal, también tenemos los mismos derechos. Siempre hemos sido solidarios con nuestro país vecino. El primer país en asistirle en el terremoto fue Dominicana, a pesar de que nuestro país no se baña en dinero. Les dimos la oportunidad de hacer sus papeles y sólo 5000 lo hicieron. No es racismo es irresponsabilidad de ellos».
Por su parte, Lily Flor tiene una opinión distinta: «Los dominicanos, como cualquier otra nacionalidad de inmigrantes, llegan a Estados Unidos y quieren ser aceptados, tratados con respeto y tener derechos. Si uno de nuestros hijos nace aquí es ciudadano estadounidense y merece todos los derechos que cualquier otro ciudadano. Entonces ¿por que sería diferente en República Dominicana? Eso que hacen contra los haitianos no sólo es racismo sino es injusto», opinó.
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