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La oficina del alcalde de Boston Marty Walsh pidió a los bostonianos no ir de vacaciones a República Dominicana, después de que dicho país amenazó con expulsar a unas 200.000 personas de origen haitiano que nacieron en Dominicana después de 1929, y cuya ciudadanía está siendo cuestionada.

El gobierno dominicano alega que quiere mantener el control de la inmigración, y por ello ha sacado adelante un “plan de regularización”.

La senadora estatal haitiana-estadounidense Linda Dorcena Forry se unió a la protesta, advirtiendo que se trata de una crisis humanitaria: «Los Haitiano-estadounidenses y nuestros aliados deberían reconsiderar sus planes para vacacionar en la República Dominicana hasta que el gobierno detenga sus planes para repatriar a los dominicanos de ascendencia haitiana», dijo Forry en un mitin en las escalinatas de la Casa de Gobierno el pasado martes 1 de julio. «Haití ha desarrollado maravillosos servicios turísticos y está listo para darles la bienvenida con los brazos abiertos. El mercado de viajes de América es una palanca clave de la economía que se puede utilizar para influir en los dominicanos que toman las decisiones».

Forry estuvo acompañada por la directora de la Oficina de Nuevos bostonianos, Alejandra St. Guillén, quien habló en nombre del alcalde: «También pedimos a todos los bostonianos que reconsideren sus planes de vacaciones que tienen en República Dominicana hasta que el gobierno dominicano revierta su política», dijo St. Guillén.

Walsh parece ser el primer alcalde de una gran ciudad americana en llamar al saboteo del turismo en el país caribeño.

Un caso sin antecedentes

Leonardo Vivas, investigador y profesor de estudios latinoamericanos en Northeastern University, explica que en la región no hay antecedentes a una decisión como la del gobierno dominicano: “Es la primera vez que en Latinoamérica se presenta un caso tan fuerte de deportaciones masivas”.

Pero, según él, lo más grave es la “voluntad de los gobernantes dominicanos de eliminar masivamente a los haitianos de su país. La forma como se ha conducido el sistema viola garantías constitucionales mínimas y desvela un problema de racismo. Y la otra cosa grave es que los haitianos quedan en una situación de incertidumbre sin saber qué va a ser de sus vidas ni dónde van a tener que vivir”.

Sin embargo, Vivas reconoce que pudo haber sido peor: “Inicialmente la idea era deportar a gente que había llegado a República Dominicana en el siglo pasado. Pero después se circunscribió a gente que llegó recientemente, pienso que por el ruido y protestas internacionales que ha habido”.

Junot Díaz, escritor de origen dominicano y ganador del premio Pulitzer, comentó en su Facebook: “Con su sentencia contumaz, retrógrada y xenofóbica, el PLD ha creado un clima de terror en toda nuestra nación. Antes de estas políticas, muchos de nosotros estábamos organizando y protestando contra la corrupción y la impunidad del gobierno. Ahora estamos divididos por la sentencia. ¿Quién se beneficia de esta división? El control de la frontera y la organización de los inmigrantes es una cosa, pero negar la ciudadanía a las personas nacidas en la República Dominicana con carácter retroactivo, a causa de una decisión errónea por el PLD, es un crimen”.

Por otro lado, el professor Vivas considera que el gobierno haitiano no está preparado para recibir una masa de gente como la que les va a llegar. “Haití aún no ha podido estabilizarse después del terremoto. Aspiro a que ocurra un apoyo de las Naciones Unidas en este proceso”.

Sin embargo, las autoridades dominicanas soportan su idea alegando que se trata de una reforma al sistema migratorio que busca regularizar a los indocumentados. José Tomás Pérez, embajador de República Dominicana en Washington, ha defendido la medida: “Tal como sucede en los Estados Unidos, la República Dominicana está obligada a regular el tránsito de ilegales hacia su territorio. ningún otro país del mundo ha hecho más de lo que la República Dominicana ha hecho en beneficio del pueblo haitiano. Son muchas las veces en que hemos apelado a la solidaridad de la comunidad internacional para que acudan en ayuda de Haití sin recibir una respuesta satisfactoria”, dijo el diplomático.

República Dominicana tiene una gran diáspora de inmigrantes en Estados Unidos, Europa e inclusive otros países de Latinoamérica. Es paradójico que en estos lugares, son objeto de actitudes sorprendentemente similares a las que están exhibiendo hoy en día en contra de los haitianos y sus descendientes.

Haití ocupa un tercio de la isla de La Española, y República Dominicana ocupa el resto. Y en Boston, haitianos y dominicanos son dos de las mayores comunidades de inmigrantes de la ciudad.

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