Un nuevo estudio publicado esta semana llegó a la conclusión de que las políticas históricamente injustas que han negado a los afro-americanos y latinos oportunidades de propiedad de vivienda, educación y seguridad financiera han sido una causa significativa de la brecha de riqueza que existe actualmente entre los hogares blancos y la gente de color.
Las estadísticas indican que una familia promedio de raza blanca logró ganar $50.400 al año en 2011, en comparación con $32.028 en el caso de las familias negras y $36.840 para los latinos.
El estudio, conducido por Brandeis University y la organización izquierdista de política pública Demos, explica que, si las familias latinas tuvieran las mismas oportunidades que las familias blancas para aumentar los activos a través de inversiones, planes de retiro y otras medidas, por ejemplo, se reduciría la brecha de riqueza entre los dos grupos en casi $53.000 dólares o el 50 por ciento. Para las familias negras, se reduciría la brecha en un 43 por ciento.
Las proyecciones indican que la gente de color se convertirá en mayoría en Estados Unidos a mediados de este siglo. Sin embargo, la riqueza está muy mal distribuida, incluso peor que en el pasado. La brecha de riqueza entre las familias blancas y afroamericanas casi se triplicó entre 1984 y 2009, según el Instituto de Patrimonio y Política Social de Brandeis, y las diferencias en la propiedad de vivienda, educación y empleo se encuentran entre los mayores contribuyentes.
Un hogar de blancos promedio logró una riqueza acumulada de $111.146 dólares en 2011, en comparación con $ 7.113 para el hogar negro promedio y $ 8.348 para los latinos.
«La brecha de la riqueza racial es grande porque la instituimos históricamente en las políticas públicas, y continuamos manteniendo políticas públicas que exacerban los problemas», dijo la coautora del estudio Catalina Ruetschlin, analista de políticas de Demos. El objetivo, dijo, «es encontrar nuevas oportunidades para abordar la forma en que estamos constantemente perpetuando esa disparidad entre las familias negras, blancas, y los latinos”.
Las personas de color también reciben menos por el retorno de su inversión en cuanto a viviendas adquiridas. Por cada $1 que los propietarios negros acumulan como resultado de ser propietarios de una casa, los hogares blancos reciben $ 1,34; por cada $1 que los latinos ganan, los blancos reciben 1,54 dólares.
Igualando las ganancias financieras de propiedad de la vivienda se reduciría la brecha entre blancos y negros en un 16 por ciento y entre los blancos y los latinos en un 41 por ciento.
Acabar con las prácticas discriminatorias que impiden que las personas de color compren viviendas en los vecindarios de mayor valor y permitiendo que los prestamistas hipotecarios respaldados por el gobierno modifiquen los préstamos para los propietarios de viviendas son políticas que podrían ayudar a reducir la disparidad, según sugiere el informe.
Otra barrera a la propiedad de vivienda para las personas de color es el empuje por parte de los prestamistas para que desembolsillen una gran parte del costo de la casa como cuota inicial.
La eliminación de las disparidades en los ingresos a través de medidas como el aumento del salario mínimo, facilitar a los trabajadores afiliarse a los sindicatos, y la implementación de un programa de creación de empleos federales también tendría un impacto significativo sobre la brecha de riqueza racial.