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En la época de apuros y multitudes ojo con los pequeños y las personas de la tercera edad

El ritmo de vida de ahora demanda que uno sea ágil y que haga más de una cosa a la vez. En estas fechas cuando salimos de compras y nos encontramos envueltos por el intenso ritmo de los supermercados y los centros comerciales, sin mencionar el tráfico, debemos recordar que no todos podemos mantener un ritmo dinámico, en especial los niños muy pequeños y las personas de la tercera edad. Además es importante tener en cuenta que ambos necesitan más de nuestra atención y paciencia si es que están acompañándonos de compras o viajando con nosotros.

Hace unos días mientras salía de un supermercado entre el flujo apurado de gente que iba y venía del lugar vi algo que me dejó pensando. Un padre iba con sus dos hijas, él lleno de bolsas caminaba apurado entre un gentío mientras sus hijas lo seguían correteando hasta que un conocido lo saludó. El hombre se detuvo para conversar, mientras que una de las pequeñas siguió inadvertida hacia la calle empujada por la gente que circulaba a toda prisa. Solamente cuando la hermana mayor de esta, de unos seis años estimo yo, se dio cuenta de la desaparición de su hermana menor, ella corrió tras la otra para traerla de regreso. El padre ni siquiera se dio cuenta de todo lo acontecido. Finalmente luego de un rato llamó a sus hijas y continuó su marcha.

Yo misma iba apurada y me detuve un minuto para pensar en el mundo que ahora tenemos y todas las responsabilidades que llevamos encima. Este requiere que diseminemos nuestra atención a más de una cosa y que nos apresuremos constantemente. Si alguien va despacio y con calma, todos chocan contra esa persona. Sin embargo, la realidad es que a veces no es posible hacerlo todo bien y tan a prisa, pero a pesar de que lo sabemos lo seguimos haciendo. En el caso del supermercado si la pequeña no hubiese sido detenida por su hermana, a lo mejor una desgracia hubiese ocurrido.  El padre no estaba solamente ocupado sosteniendo una infinidad de bolsas, sino también socializando con un amigo entre un ajetreo que se prestaba para que alguien pequeño se pierda fácilmente, salga solo a la calle o, en otro terrible escenario, sea secuestrado por alguien.

Estas fechas de finales de año donde hay tanto gentío son propicias para que niños pequeños y adultos mayores se pierdan o se cansen fácilmente, es por eso que tenemos que tener más consideración con estas personas, y sobre todo prestarles atención si nos encontramos con ellos en lugares con multitudes y que pudiesen resultar peligrosos por ser muy grandes y tener acceso directo a las calles. De la misma manera vale tener en cuenta que si no es necesario que ellos vengan con nosotros o si es que no les vamos a poder prestar la atención y paciencia requerida, es mucho mejor que permanezcan en un lugar cómodo y seguro. Si ellos vienen es necesitamos ser pacientes e ir a su ritmo y tomar descansos.  También es bueno asegurarse de tenerlos siempre a la vista, y de tener una estrategia para encontrarse en el caso de separarse o perderse en las multitudes, y por su puesto hay que enseñar a los pequeños a no aproximarse a las calles o estacionamientos sólos, etc. En fin, hay que tomar varias medidas con sentido común para evitarnos un susto o una desgracia.

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