Las tiendas se están quedando sin alimentos, los clientes leales están yendo a comprar a supermercados de la competencia, y un grupo de empleados de toda la vida que fueron despedidos este fin de semana por la nueva gerencia, son convertidos en en mártires por miles de manifestantes.
Las cosas no están bien para la cadena de supermercados Market Basket.
Más de 13.000 personas han firmado una petición online pidiendo un boicot a la empresa, miles más han mostrado su apoyo en una página de Facebook creada por los manifestantes, y las imágenes de los estantes vacíos en tiendas Market Basket alrededor de la región están difundiéndose a través de los medios de comunicación.
Pero además de esto, se han organizado protestas en decenas de tiendas alrededor de Massachusetts.
Los empleados también han hecho una convocatoria para otro mitin el viernes 25 de julio en la sede de Tewksbury a las 10 de la mañana, el mismo día que la junta directiva de la compañía planea reunirse en el Prudential Center de Boston. Los trabajadores buscan la reincorporación del ex presidente ejecutivo Arthur T. DeMoulas, quien está peleado desde hace décadas con su primo, Arthur S. DeMoulas, por el control de la cadena de 71 tiendas.
Lo que comenzó como una disputa familiar, se propagó a una insurrección entre los empleados y se ha convertido en una pesadilla en términos de públicas que ha desatado una crisis empresarial grave.
Algunos analistas de crisis han declarado estar sorprendidos por la manera como la gerencia de la compañía ha manejado el problema, puesto que ha decidido menospreciar las inquietudes de empleados que tienen años en sus puestos de trabajo.
Un analista de la industria Supermercado, John Rand, opinó en CBS que si la administración de Market Basket no llega a un acuerdo rápidamente, la compañía va a estar inmersa en un grave problema con consecuencias de larga duración.
«La tienda se ve ahora como se ve la ciudad tras una masiva tormenta de nieve de 25 pulgadas», dijo Rand. «Vamos a ver un impacto significativo de las ventas en cuestión de días, y un daño a la marca a largo plazo. No pasa mucho tiempo para que las personas se vayan a comprar a otro lado. Lo que es realmente difícil es recuperarlos».